El hombre se encuentra de pie, acechando el cielo. El brazo derecho en ángulo recto con el tronco, y la mano cubierta por un guante de cuero. Consagrado a la misma tarea, las garras como puñales y la ansiedad manifiesta a través de movimientos nerviosos y atentos, un magnífico ejemplar de gavilán mixto espera la orden para alzar el vuelo. Cuando llega el momento, la rapaz abandona el puño y se lanza tras una paloma en una persecución aérea tan veloz como implacable.
Confiado en el entrenamiento realizado con el animal a lo largo de tres meses, el hombre emite un silbido agudo y sostenido. Y el gavilán no demora en regresar al puño, graznando con la presa capturada. Las demás palomas que merodeaban la zona huyeron despavoridas.
La escena no tuvo como escenario un campo de la Europa medieval. Están en corazón mismo de Montevideo, en la terminal Tres Cruces, un martes de finales de marzo. El protagonista no es un alto miembro de la nobleza practicando su deporte favorito, sino Richard Alfonso, un joven trabajador uruguayo cumpliendo con sus obligaciones laborales: ahuyentar las palomas para que no causen perjuicios a la empresa que lo contrató.
Una escena que se repite varias veces a la semana en los galpones de la planta embotelladora de Montevideo Refrescos, en la Banca de Quinielas del Uruguay, en el Carrasco Lawn Tennis y, a partir de mediados de este mes, en el Aeropuerto Internacional de Carrasco. Empresas que optaron por evitar el uso de venenos y plaguicidas y en cambio apostaron a un método de control biológico 100% natural.
Evitando pérdidas millonarias
La cetrería es el arte de criar y adiestrar aves de presa para utilizarlas con diversos fines; una técnica milenaria, desarrollada por los pastores nómadas como una forma de obtener alimento -convertida más tarde en deporte exclusivo de la nobleza medieval-, que hoy encuentra una aplicación de suma importancia para la vida productiva de la sociedad del siglo XXI.
Las palomas de ciudad, las mismas que se arremolinan en las plazas, edificios y monumentos, suelen provocar daños millonarios en depósitos, fábricas, aeropuertos y hasta en casas de familia, constituyendo un problema real que la mayoría de la población ignora. La materia fecal de estas aves posee agentes muy corrosivos que afectan cualquier material, incluido el metal, generando, entre otras cosas, serios inconvenientes en las instalaciones eléctricas. Además, es potencialmente peligrosa para la salud del ser humano. En el excremento existe un hongo que, al secarse, se transforma en un polvillo. El viento lo esparce. La inhalación del mismo provoca una enfermedad llamada histoplasmosis. A bebés, personas ancianas o con deficiencias inmunológicas, puede causarles la muerte.
Richard Alfonso y Mauricio Rattin, compañeros de estudios en la Facultad de Veterinaria, comenzaron criando rapaces a modo de hobby. Poco después se convirtieron en los primeros cetreros profesionales de Uruguay. "Comenzamos, contratados por UTE, ahuyentando las palomas que anidaban en los galpones de una de sus plantas; y la experiencia nos ayudó a que otros potenciales clientes se enteraran", dijo Alfonso.
"Al poco tiempo nos llamaron de Montevideo Refrescos que, por ser una firma que se preocupa mucho por el medio ambiente, se interesó en la propuesta. Hoy es uno de nuestros clientes más importantes y una excelente referencia en el currículum", agregó Rattin.
Los dos jóvenes cetreros montevideanos cuentan ahora con una cartera de clientes, entre los cuales también figuran Banca de Quinielas y terminal Tres Cruces.
Según explicó Rattin, la cetrería plantea un concepto muy sencillo y eficiente: "Recorremos con las aves de rapiña la zona indicada. Hacemos que sobrevuelen el lugar y entonces ellas delimitan su territorio de caza. Las palomas no quieren estar dentro de ese territorio y se van. Las rapaces son sus enemigos por excelencia y saben que si vuelven pueden ser las próximas presas".
"Es como todo, -dijo Germán Curbelo, experto en aves rapaces, con quien Alfonso y Rattin mantienen un fluido intercambio de ideas, técnicas y animales- si en el lugar donde siempre vas a almorzar, te encontrás con un león suelto, al otro día capaz que regresás; pero si el león sigue allí, es seguro que no volvés nunca más. Con las aves pasa lo mismo. No van adonde hay un cazador que se las pueda comer."
Curbelo dirige Cetrería Uruguay, la empresa que se hará cargo del control de las aves en el aeropuerto. Una responsabilidad que implica trabajar a la intemperie, de la mañana a la noche, los 365 días del año.
Las gaviotas son un grave problema que sufren todas las terminales aéreas del mundo, principalmente aquellas cercanas al mar o grandes ríos. No se sienten amenazadas y se acostumbra usarlas como lugar de descanso. En Uruguay, los teros también son tema de preocupación en los aeropuertos, ya que su instinto les indica que se trata de terrenos ideales para vivir y anidar.
El peligro que acarrea la presencia de estas aves, además de posibles colisiones, es que una de ellas sea absorbida por una turbina y ésta se averíe. No siempre sucede, pero el sólo hecho de tener que desarmar una turbina para revisarla o limpiarla implica un costo cercano a los 100.000 dólares. Si la rotura efectivamente se consumó, el gasto pasa a contarse en millones.
Al mismo tiempo, una compañía aérea que sufre un daño en una de sus naves por causa de los pájaros, puede llegar a demandar al aeropuerto donde ocurrió.
Para hacerle frente al desafío y lograr mantener lejos a los teros, las gaviotas y otras especies menos abundantes pero no por ello menospreciables, Cetrería Uruguay cuenta con seis rapaces: cuatro gavilanes mixtos, un halcón aplomado y un gavilán alilargo. Además, empleará armas de fuego cargadas con balas de salva, pirotecnia y espantapájaros tradicionales.
Evitando accidentes aéreos
"La idea es crear un reflejo condicionado en las aves. Grabarles en su instinto que en esta zona corren peligro", afirmó Curbelo. Y agregó: "Se trata de un proyecto encarado muy seriamente. Carrasco aspira a ser el aeropuerto de punta en América Latina".
Las palomas, cotorras, tordos y benteveos, constituyen un verdadero flagelo para la agricultura, generando pérdidas de entre 30 y 40% en las cosechas. Para combatir este problema, se utilizaban fuertes pesticidas que no sólo atentaban contra la calidad de los productos de la tierra, sino también contra el entorno natural.
Las aves rapaces basan su alimentación en las mencionadas plagas y sufrían indirectamente las consecuencias del uso de los plaguicidas y, en muchas zonas donde eran aplicados, llegaron a desaparecer. Actualmente ese veneno se encuentra prohibido por leyes internacionales, y los productores que aspiren entablar relaciones comerciales con otros países deberán buscar nuevos sistemas de protección.
La cetrería está comenzando a salir de la capital para ofrecer una solución natural al problema agrícola. Sabiendo que las plagas, por instinto, huyen de las zonas de influencia de las aves de rapiña, estos finísimos predadores pueden transformarse en los grandes guardianes de cultivos.
La dupla Alfonso-Rattin recibió varias propuestas para comenzar a brindar sus servicios a cultivadores de arándanos. "El arándano es una fruta muy cotizada en el mercado internacional, donde no se aceptan los pesticidas. Al haber una demanda tan importante como la actual, los productores están buscando formas de combatir las plagas, fundamentalmente el benteveo y la paloma", explicó Alfonso.
Hoy son responsables de viñedos, plantaciones de girasol, sorgo y maíz. La tarea de campo consiste en recorrer las plantación con las rapaces y soltarlos a volar, confiando al instinto predador del animal, y al entrenamiento efectuado, el éxito de la faena.
"Se realiza todos los días durante el horario pico de depredación de los pájaros; entre las ocho y las 10.30 de la mañana y durante las dos horas previas a la caída del sol", dijo Rattin.
Una de las grandes ventajas que presentan las rapaces en este menester, es la manera en que logran adaptar su alimentación de acuerdo a la especie más abundante en su territorio de caza, optimizando su desempeño de una manera tan eficiente como natural. Sirve así para combatir plagas de variadas especies.
"Desde lombrices a liebres, el gavilán mixto caza todo. Pero se especializa en lo que más abunde. Si hay abundancia de palomas, un porcentaje superior al 50% de su alimentación consistirá en palomas. Si en cambio lo que abunda es el roedor, ellos se especializarán en los roedores", dijo Alfonso.
Parece difícil que la ciencia logre crear un plaguicida de semejante eficacia; un producto con tal versatilidad que logre adaptarse en forma instantánea a cada situación específica, no contamine un ápice del medio ambiente y sea totalmente natural.
Animales muy veloces y con valor en euros
La cetrería es una actividad antigua. El primer testimonio histórico fue encontrado en las ruinas persas de Korsabad. Se trata de una figura que representa a un hombre con un ave rapaz sobre el antebrazo y se estima que fue labrada hacia el año 1.500 A.C.
Uruguay llegó tarde pero a tiempo. Carlos Cancelo comenzó a incursionar en el mundo de la cetrería hace cuatro décadas y, gracias a su dedicación y conocimientos, es considerado el "número uno" en el país.
Durante dos años, Cancelo y Luis Rodríguez Sotto recorrieron Rivera, Paysandú, Salto, y todos los caminos vecinales y campos de Tacuarembó. A pedido del Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA) estudiaron las costumbres de cada especie, dónde anidan y cómo se comportan en el medio salvaje.
Ambos expertos son fanáticos. Rodríguez, profesor de Informática y de Ciencias en el liceo de Tacuarembó, convive con Diana, una hembra de gavilán mixto tan dócil como un gato doméstico; con un gavilán común (Rupornis magnirrostris), popularmente conocido como gavilán pollero; y con un cernícalo (Falco sparverius), también llamado halconcito común.
Por su parte, Cancelo posee, en su casa de las afueras de la ciudad de Tacuarembó, un águila mora cuyo porte y envergadura impresionan al observador poco acostumbrado. Es un ejemplar hembra de tres kilos de peso, dotado de una potencia y una agresividad que le permiten capturar animales de hasta dos y tres veces su tamaño.
En un momento determinado, Cancelo tuvo que abandonar su trabajo con aves rapaces por no encontrarle un costado rentable. Pero sus discípulos Alfonso y Rattin acaban de abrir un mercado interesante para él y para todos los amantes de la cetrería. Un ámbito en el cual las empresas empiezan a reclamar el servicio por su practicidad y evidentes factores favorables. La naturaleza sigue depurando a la naturaleza.
Los animales empleados en cetrería profesional son sorprendentes. El halcón peregrino (Falco peregrinus) es el animal más veloz que se conoce. Lanzado en picada sobre una presa puede alcanzar una velocidad de 400 kilómetros por hora. El diseño de los aviones caza, se encuentra inspirado en las líneas del peregrino. Según un estudio realizado por Discovery Channel, en el caso que ambos, animal y máquina, tuvieran el mismo tamaño, el peregrino superaría al avión en fuerza, velocidad y desempeño.
El gavilán mixto (Parabuteo unicinctus), también llamado aguililla de Harris, suele cazar en equipo. Cuando localiza una presa de tamaño considerable, como puede ser una liebre, se alía a un semejante para desplegar una estrategia grupal. Uno de los gavilanes distrae a la presa mientras el otro se lanza al ataque. El águila mora (Geranoaetus melanoleucus) puede divisar una liebre a cuatro kilómetros de distancia. El halcón aplomado (Falco femoralis) cuesta en Europa entre 2.000 y 2.500 euros.