Una vez más, la diplomacia brasileña, sutil diseñadora de todos los pasos que da el gigante del norte, demuestra que el poder de los "grandes" debe exhibirse en el trato a los pequeños.
Segun Itamaratí, Uruguay, el "enano llorón", con el presidente Tabaré Vázquez al frente, aguardaba con expectativas la posibilidad de un encuentro aquí para convocar nuevamente al tribunal de controversias del Mercosur, bloque del cual, Brasil ejerce la presidencia pro témpore hasta diciembre.
El cansancio de la batalla de la segunda vuelta electoral, fue el argumento esgrimido para no acudir a la cita por Lula y para "agradar", anunció una visita exclusiva a Montevideo en 20 días.
El insostenible estado de cosas en la relación entre Uruguay y Argentina, necesitaba imperiosamente la intervención de Brasil pero una vez más, al mejor estilo de Ronaldinho, los intereses orientales fueron dribleados por Brasil.
El compromiso asumido en la cumbre de Córdoba por Lula, al parecer no sería tal.
Su preocupación por las asimetrías dentro del bloque, estarían quedando para mejor ocasión y dejarían campo fértil para que el fundamentalismo entrerriano, avalado por el gobierno de Kirchner, con Taiana hostigando epistolarmente, nos siga tomando de punto a todos los uruguayos.
Así estamos, prontos para ser anfitriones de una cumbre que no servirá para mucho y expuestos a que aparezca, en cualquier momento, algún piquete infiltrado y agresor.