En nuestro país, vaya uno a saber exactamente por cual motivo, es más "fácil y barato" copiar que pensar y crear, dede hace mucho tiempo se instaló la moda del ejecutivo joven y se decretó la agonía de los veteranos.
Paralelamente se fue creando el culto al éxito y así nos fue.
Si, adivinaron, venimos por la reivindicación de la experiencia del error.
Difícilmente, alguien que alguna vez supo construir uno o varios éxitos (algún valor debió tener), y luego tuvo la fatalidad que por un error o varios, conoció la quiebra,si tiene la posibilidad de recomponer las condicionantes, vuelva a equivocarse.
Ese individuo, a un precio muy caro, aprendió algunas reglas fundamentales: lo que no se debe hacer; lo que no hay que dejar de hacer y en un gran porcentaje, lo que hay que hacer.
Ese ejecutivo canoso, aún vital, ese veterano que "soporta" el celular y el notebook, pero que no necesita de muchos asesores para orientar su olfato,por honorarios irrisorios ante la facturación de alguna megaempresa, generalmente multinacional, habita entre nosotros.
El prototipo que acabamos de describir, multiplicado por varios, lee el Diario del Portal cada mañana; en cualquier lugar del Uruguay; en Estados Unidos, en España o en Australia.
Ese personaje que todos conocemos, se llama Pedro, se llama Juan o José; tal vez nunca lo hizo, tal vez ahora lo haga, que observe en la barra de navegación de portada y presione "Márquetin no marketing" y se entere, que él mismo, es un consultor de márquetin empírico. De nada, usted merece.
Sergio Antonio Herrera