mausoleo-slider-intro-1920x400
pocitosslider-intro-1920-400
solis-slider-intro-1920x400
mvdmausoleoslider-intro-1920-400
Miércoles, 22 Noviembre 2006 06:00

Off Portal.

La de hoy, una petit - selección imperdible: la opinión de Joaquín Morales Solá en La Nación sobre la actuación del gobierno argentino en el conflicto con Uruguay; el informe de Hugo Alconada, el corresponsal del matutino argentino en Washington y por último, el informe de BBC Mundo, sobre el robo a la hija de Bush en Buenos Aires.


Joaquín Morales Solá

El análisis de la noticia
Kirchner no acertó con ninguna estrategia
 
 
¿Quién le aconsejó al Presidente que debía firmar una dura carta al Banco Mundial contra el crédito a la empresa Botnia? Sea quien fuere -y ciertamente no se sabe quién fue-, debería estar hoy fuera del Gobierno. No se puede someter a un presidente a semejante desaire, como tampoco se puede seguir colocando al país en el centro de estrategias perdidosas.

Hay que decir las cosas tal como son: es imposible imaginar una solución posible para la controversia con Uruguay mientras la política exterior se resuelva con los ojos puestos en las intransigencias de Gualeguaychú. Kirchner detesta la sola idea de que lo llamen "traidor" en la ribera entrerriana y nadie ha hecho un trabajo serio para separar el fanatismo ideológico de la mayoría social, seguramente sensata, de Gualeguaychú.

La Argentina ya ha perdido de manera aplastante en el tribunal de La Haya y en el Banco Mundial; también recibió una advertencia del tribunal arbitral del Mercosur. En La Haya y en Washington, donde está la sede del Banco Mundial, sólo el voto de la Argentina encontró razonable la posición de la Argentina. El resto del mundo, incluidos los países europeos y los Estados Unidos, votó contra la posición del gobierno nacional. ¿Acaso todo el mundo está equivocado y sólo a la Argentina la ha sorprendido la razón?

Para peor, la silla que la Argentina ocupa en el directorio del Banco Mundial no es exclusivamente suya; tiene, además, la representación de varios países, entre ellos la del propio Uruguay. La abstención era una cuestión de buenos modos, sobre todo cuando ya estaba todo perdido. El representante argentino en el directorio, que también representa a Uruguay, recibió órdenes de votar contra Uruguay. Así están las cosas.

Las primeras voces argentinas que se escucharon ayer fueron de duras críticas al Banco Mundial. El Banco no era tan malo cuando viajó a Washington, hace quince días, la secretaria de Medio Ambiente, Romina Piccolotti, ni cuando el Presidente le envió la carta firmada de su puño y letra. En aquellas declaraciones fue fácil advertir un viejo e inútil divertimento nacional: la Argentina nunca comete errores y, por el contrario, siempre es víctima de una conspiración mundial.

Ese recurrente consuelo nacional no permitió nunca explorar con Uruguay la posibilidad de clima propicio para el diálogo, salvo la gestión que hizo el Presidente ante el rey Juan Carlos, que a estas alturas se parece más a un traslado de responsabilidades al monarca que a una búsqueda desesperada de soluciones. No sería raro: el Gobierno necesita que alguien le diga a Gualeguaychú que tendrá que ceder y que nadie puede darse todos los gustos en vida.

El propio gobierno uruguayo descubrió la contradicción de la administración argentina en el acto. El mismo día en que el Presidente se reunió con el rey de España, para pedirle una gestión facilitadora del diálogo, se conocía la noticia de que Piccolotti había viajado a Washington con la dura carta de Kirchner al Banco Mundial. Desde ese momento, Tabaré Vázquez ordenó a su gobierno bajar todas las expectativas sobre la gestión del monarca.

La decisión del mandatario uruguayo llegó a tal extremo que él no recibió al enviado del monarca, el embajador español en las Naciones Unidas. El acto fue grave, porque Tabaré Vázquez es un hombre cordial que suele dedicarle un lugar en su cargada agenda a cualquier extranjero de cierta importancia que pasa por Montevideo. El presidente uruguayo no volverá a negociar bajo presión de los asambleístas o del propio gobierno argentino haciendo gestiones en el exterior.

* * *


En Madrid también hay temor. La figura del rey es la única institución intocable de la democracia española, que ciertamente logró sortear enormes riesgos, algunos viejos y otros más recientes. A ningún político español, sea opositor u oficialista, le gustaría madrugar con titulares en la prensa que informaran de un fracaso del rey en el Río de la Plata.

Es probable que nadie pueda escribir nunca esos titulares. El rey dará por finalizada su gestión no bien entrevea que la vocación de diálogo está ausente entre los contendientes del sur americano. La carta que el rey le envió a Kirchner, y que hace pocos días le entregó su enviado, fue elocuente: la oportunidad de aproximarse debe ser aprovechada con sinceridad en las posiciones, dice la misiva real, aunque con otras palabras.

La estrategia de hacer colapsar los créditos a las papeleras en el Banco Mundial llevaba una dosis no menor de agresividad contra Uruguay. El gobierno argentino no contó ni siquiera con buena información. Hace unos quince días, justo cuando viajó Piccolotti a Washington, altos funcionarios del gobierno aseguraban que el Banco Mundial se aprestaba a rechazar los créditos o a postergar su resolución hasta una fecha imprecisa. Ayer, dos docenas de votos favorables a los créditos, en el directorio del Banco, abrumaron a la Argentina y a sus funcionarios.

Salvo que el Gobierno se encierre en el círculo de la verdad absoluta, ya es hora de que acepte que no acertó con ninguna estrategia frente al conflicto por las papeleras. Su obstinación fue tan grande que dejó pasar la oportunidad de aprovechar, con miras a un acuerdo, la decisión de la española ENCE de relocalizar su planta fuera de Fray Bentos.

La sociedad de Gualeguaychú necesita que un acuerdo entre los dos gobiernos la tranquilice entre tanto tremendismo y que le garantice que no verá perjudicados la calidad de su vida ni su ecología ni los buenos estándares del medio ambiente. Habría vocación de Uruguay y de la española ENCE, incluso, de incorporar a Gualeguaychú en los beneficios de un acuerdo. El rey Juan Carlos podría aportar una gestión al gobierno de Finlandia, que tiene ahora la presidencia semestral de la Unión Europea, para flexibilizar a Botnia. Todavía es posible una solución acordada.

La única pregunta que nadie responde es si el gobierno argentino se hará cargo del pequeño porcentaje de fanatismo que seguramente quedará siempre en Gualeguaychú. Hasta ahora no ha hecho nada con nadie. No lo ha hecho el Gobierno ni tampoco la Justicia, que vio, sin inmutarse, cómo se violaban todas las leyes frente a sus propias narices.

Todo problema que no se resuelve tiende a agravarse. Ya se oyen voces en el litoral entrerriano que exhortan a acciones directas en el otro lado del río. Ya hubo, también, automovilistas ofuscados del lado argentino por los cortes de los puentes. Las palabras y los actos están esbozando los trazos de una violencia que no podría descartarse.

Por Joaquín Morales Solá
Para LA NACION


El conflicto por las papeleras: una decisión que debilita el reclamo argentino
Fuerte apoyo a Botnia en Washington
 
El Banco Mundial, con el voto de todas las grandes potencias, aprobó el crédito para la fábrica finlandesa y elogió el proyecto
   
WASHINGTON.- Por una contundente mayoría de 23 a 1, el directorio del Banco Mundial aprobó ayer la entrega de los dos créditos y el seguro de riesgo político que financiarán la construcción de la cuestionada planta papelera Orion, que enfrenta desde hace más de un año a la Argentina y Uruguay.

Sólo el representante de la Argentina y otros países del Cono Sur, Alberto Camarasa, votó en contra del proyecto de la empresa finlandesa Botnia, frente al apoyo unánime de los directores restantes: Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, México, Japón y Canadá, Rusia, China y los delegados árabes y africanos, entre otros.

Botnia recibirá dos créditos por 170 millones de dólares de la Corporación Financiera Internacional (CFI), junto a un seguro de riesgo político por hasta 350 millones de dólares de la Agencia Multilateral de Garantía de Inversiones (MIGA), el otro brazo del Banco Mundial para el sector privado involucrado en el plan.

Camarasa planteó las objeciones del Gobierno, centradas en los riesgos de contaminación ambiental, la polémica actuación de la CFI y la controversia jurídica que sigue abierta en la Corte Internacional de La Haya, el punto que más dudas despertó entre los directores durante las últimas semanas, según relataron varias fuentes dentro y fuera del Banco a LA NACION.

Uruguay presentó un escrito alabando la iniciativa, al que se sumaron, según trascendió en Montevideo, otros escritos similares por parte de Estados Unidos, Francia, Suiza y los países nórdicos. Otros directores -de Brasil, México, Canadá, Japón y Alemania- pidieron la palabra. Defendieron el proyecto y el proceso burocrático de la CFI y los estudios de impacto ambiental realizados.

Y Washington dio un paso más, al emitir un comunicado desde su embajada en Uruguay. "Estados Unidos comparte el interés de promover el desarrollo económico de Uruguay y otras economías de la región, confiando en que este préstamo tendrá un efecto positivo e importante en la economía de la región", remarcó su encargado de negocios en Montevideo, James Nealon.

La CFI también emitió un comunicado para anunciar la aprobación. Y en nueve párrafos reiteró ocho veces que el proyecto cumple con todas las normas verdes y no dañará al ecosistema, ni a la población a ambas orillas del río Uruguay. El comunicado dedicó, sin embargo, su último párrafo al punto que más preocupó a directores y ejecutivos del grupo Banco Mundial: la posibilidad de colisionar con una sentencia de La Haya.

"La CFI y MIGA no asumen ninguna postura acerca del posible resultado final del caso pendiente en la Corte Internacional de Justicia con relación a este proyecto", indicó, lo que contradice la visión argentina.

Tanto Camarasa como la secretaria de Medio Ambiente, Romina Picolotti, señalaron al recorrer el Banco durante las últimas semanas que si La Haya apoya la petición del Gobierno, la entidad podría ser responsable de los eventuales perjuicios que podría causar la votación de ayer, relataron fuentes argentinas a LA NACION.

"La controversia continúa, aun cuando el Banco Mundial quiera darlo por terminado. Si La Haya nos da la razón, el Banco y los directores que apoyaron ayer los créditos podrían tener que dar explicaciones ante la Justicia. Y si la planta efectivamente contamina, serán demandables", explicó uno de los funcionarios.

"Buena conducta"

La CFI financiará algo menos del 10 por ciento del costo global de la planta Orion de Botnia, estimado en 1200 millones de dólares, pero la empresa finlandesa buscaba "un certificado de buena conducta", como la definió una segunda fuente argentina.

Botnia, según dijeron en Uruguay, esperaba su aprobación para que se destraben otras líneas de crédito en el sector privado. "Significa un respaldo internacional. Y sobre todo después de haber trabajado un año, es muy importante a través de quien sale", dijo intendente del departamento uruguayo de Río Negro, Omar Lafluf.

Apenas una hora después de difundida la decisión del Banco, Botnia lo celebró. "Nos alegramos de que este proceso haya llegado a su fin y que los exhaustivos estudios hayan confirmado los beneficios del proyecto. Tenemos la esperanza de que los diferentes grupos de interés finalmente vean que la planta cumplirá con las normas ambientales", declaró el CEO de la empresa, Erkki Varis.

Sin embargo, el debate en esta capital por la instalación de las papeleras podría continuar. Aún resta definirse la eventual financiación de la segunda planta que se instalará en Uruguay, la CMB, de la empresa española ENCE. Ambos proyectos iban de la mano, hasta que los españoles decidieron reubicar su planta. La CFI "ha decidido poner al proyecto CMB en espera hasta que la Corporación haya tenido la oportunidad de evaluar ese proyecto en su nueva ubicación".

Por Hugo Alconada Mon
Corresponsal en EE.UU.

 
Roban a hija de Bush en Argentina 

   Daniel Schweimler
BBC, Buenos Aires 


 
Las mellizas Jenna y Barbara Bush están de vacaciones en el país desde hace tres semanas.
A pesar de la protección de los agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos, un ladrón logró sacarle la cartera a una de las mellizas del presidente George W. Bush en un restaurante de Buenos Aires.
Barbara Bush, de 24 años, no resultó lastimada en el incidente en el cual perdió su teléfono celular y sus tarjetas de crédito.

La joven se hallaba cenando en un restaurante del barrio de San Telmo junto con su hermana Jenna y amigos.

Según un informe de la cadena de televisión estadounidense ABC News Network, el robo pasó desapercibido incluso para la nutrida comitiva de guardaespaldas que protege a la familia presidencial.

Funcionarios estadounidenses en Buenos Aires y Washington se negaron a comentar el hecho, que resulta altamente vergonzoso para los agentes de seguridad.

Destino tentador

La policía argentina reveló que uno de estos custodios estuvo involucrado en una pelea nocturna hace algunos días.

Las mellizas Bush están de vacaciones en Buenos Aires desde hace tres semanas.

La capital argentina es un destino cada vez más popular para los turistas extranjeros en busca de buena comida y una excitante vida nocturna, especialmente en barrios como San Telmo, donde tuvo lugar el robo.

Aunque Buenos Aires es aún una de las ciudades más seguras de Latinoamérica, los arrebatos parecen ir en aumento sin importar que uno esté protegido por el Servicio Secreto.