Cuando ayer la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, explicó que a lo largo de la presente legislatura se han duplicado las inspecciones realizadas a las aerolíneas, no sólo se refería a las efectuadas en mantenimiento. Así, Sanidad y Fomento podrían haber comenzado ya a realizar, por iniciativa del departamento de Elena Salgado, un control de las comidas que se ofrecen a bordo de los aviones.
La medida tiene como finalidad proteger no sólo la seguridad de los pasajeros durante el vuelo, sino también su salud y evitar que, al menos durante el tiempo que permanezcan a bordo del avión no haya ningún tipo de riesgo sanitario.
En efecto, la "batalla" emprendida por Sanidad contra el doble whopper vino motivada por la filtración de que algunas de las principales aerolíneas que operan tanto en Barajas como en El Prat barajaban la posibilidad de ofrecer la XXL en sus principales vuelos de largo alcance, lo que motivó la rápida intervención del ministerio.
Según una fuente consultada por este diario "era inaceptable que las aerolíneas ofrecieran la XXL en sus vuelos ya que estamos hablando en algunos casos de dos comidas con lo que los pasajeros corrían un serio riesgo".
"No estamos dispuestos a que la salud de los pasajeros que adquieren un billete de avión pueda verse afectada por una decisión de este tipo, sobre todo cuando hablamos de un sector tan sensible como éste en el que el exceso de calorías unido a la presión por la altura puede causar daños irreparables a la salud", añadieron.
Con esta medida, se quiere asimismo poner freno a uno de los problemas que afectan a muchos pasajeros como es el del "síndrome de la clase turista". Al parecer, un informe encargado a una prestigiosa universidad francesa explica que este síndrome podría tener una relación estrecha con el tipo de comida que se realiza durante el vuelo.
No obstante, diversos juristas consultados han puesto en duda la legalidad de la medida propuesta contra la XXL en los aviones al afirmar que "si el avión tiene bandera española la medida es cuestionable, pero es irrealizable si la aeronave es extranjera".
Asimismo, añadieron que "habría que estudiar con detenimiento la normativa internacional para comprobar si la medida tendría validez independientemente del espacio aéreo sobrevolado y la bandera de la aeronave".
Con competencias en la materia o no, lo cierto es que la batalla al doble whopper es ya una realidad que amenaza con pasar de los despachos a nuestros cielos.