A partir de hoy, queda quizás, una semana más donde la deserción de brasileños podrá disimularse por la llegada de más uruguayos al este, el arribo de los turistas internacionales que faltan llegar y luego, habrá que esperar algún buen indicio que puedan traer los cuarenta o cincuenta mil chilenos previstos para febrero y "generados" en buena parte, por "San" Carlos Desevo, un operador compatriota de esos que quedan pocos. Pero, en lo que resta del verano, los que no van a venir y serán quienes marquen la diferencia, son los argentinos "de clase media" como se les ha categorizado.
A lo largo de los meses nos expresamos en forma por demás clara; no pensamos seguir insistiendo en el señalamiento de los errores y de quienes los cometieron. Aquellos errores no son los causantes del resultado y tampoco quienes los cometieron, los únicos culpables.
Cuando se pase raya para evaluar, lo que se estará viendo, será el final de una película que comenzó a rodarse hace muchos años y cuyos protagonistas eran los turistas argentinos "enamorados" de Punta del Este.
Los errores comienzan a cometerse a partir del conformismo con ese único mercado y en la falta de previsión para ampiarlo.
El corte de los puentes iniciado en el verano 2005/2006, fue el mazazo que se convertirá en un hito, en un antes y un después de la dependencia absoluta del turismo argentino.
Al menos, es lo que creemos, es lo que pensamos, pero, también, es de lo qe desconfiamos.
No vemos a mucha gente convencida de los caminos a recorrer para revertir esa situación.
Sergio Antonio Herrera
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