En Uruguay tenemos un gran inconveniente, al cual podemos presentarlo como el típico círculo vicioso: no tenemos la suficiente conciencia turística a nivel de la población en general, pero tampoco a nivel de gobierno.El turismo es la industria o actividad, desconocida; para nosostros, esa es la razón principal por la cual,hasta el momento, no solamente no hicimos el diagnóstico correcto y lo que es peor, por apetencias políticas menores, encima, difundimos a los cuatro vientos nuestra inseguridad. Nosotros como país, debemos reolver nuestras cuestiones de la mejor manera, evaluando los diferentes aspectos de la problemática que nos aqueja, en su justa medida y con inteligencia, priorizando el fin y comenzando a descartar los medios equivocados.
Los actores principales en este tema, además de los delincuentes son: el Poder Ejecutivo; el Poder Legislativo; los Partidos Políticos ( especialmente los de oposición coyuntural) y los medios de comunicación.
EL PODER EJECUTIVO -
Más que la asignación de presupuesto, lo que debe demostrar el cuerpo, desde la Primera Magistratura hacia abajo, es voluntad política. Nuestro cuento de Esperanza Ficción, "La Isla" http://www.portaldeluruguay.com/index.php?option=com_content&task=view&id=1392&Itemid=90, propone "Territorio 100% libre de delincuencia". Aceptamos que nuestro pensamiento tiene un gran componente utópico. Estaría bien evaluar entonces,una alternativa que tome enseñanaza de ambos extremos: nuestra utopía y la deficitaria situación actual en materia de seguridad pública. Si nuestra estructura como Estado, si nuestros gobernantes y toda nuestra gente, tuviese la necesaria conciencia turística, podríamos haber advertido con claridad que, al igual que el bloqueo de los puentes sobre el Río Uruguay, la inseguridad, es al turismo, exactamente lo mismo que la aftosa para la ganadería. Puede llegar a ser tan nociva y determinante como aquella y convertirse en un flagelo de idéntica magnitud.
Entonces, el Poder Ejecutivo como tal,que tiene sobre sí, el mandato constitucional de preservar la paz y el orden dentro de nuestro territorio, tiene de hecho, la obligación adicional de hacerlo para fomentar una de sus principales actividades como sin dudas es el turismo.
EL PODER LEGISLATIVO -
Alguno de sus integrantes debería tomar la iniciativa y presentar el tema como "Cuestión de Estado". Se debe legislar en materia de seguridad con respecto al turismo pero, dentro de un marco general de política de Estado sobre esta actividad. Deberíamos llegar a la decisión de una buena vez, de aplicar los métodos necesarios para la erradicación de la inseguridad pública.
Como país pequeño, sufrimos el sindrome de "pueblo chico, infierno grande" pero, también "off the record", todos sabemos que si hubiese verdadera voluntad política, se llevaría en breve lapso, a la mínima expresión a este flagelo. En las charlas de café, en tertulias familiares, todos los uruguayos admitimos que por unos pocos, pagamos todos. Esos "pocos", se supone, están debidamente individualizados por lo tanto, no es utópica la chance de revertir la situación.
LOS PARTIDOS POLÍTICOS -
Son muy pocos quienes lo dicen pero, es asqueante la "gimnasia" que se practica por la oposición de turno en la que, especulando con réditos políticos, se ataca exagerada y amnésicamente a las autoridades actuales. "Aquellas lluvias trajeron estos lodos" es de perfecta aplicación al fenómeno. Si no fuesen trágicas podrían resultarnos humorísticas las comparecencias públicas de integrantes de recientes gobiernos, escandalizados y acusando a diestra y siniestra por incompetencia a las distintas autoridades por la falta de seguridad. Habría que solicitarles a esos dirigentes políticos que hagan el ejercicio de recordar sus mandatos, sus políticas económicas y el resultado de sus gestiones. El aumento de la indigencia, la falta de empleo y el desestímulo de las clases menos pudientes, no se han dado por generación espontánea,han tenido su proceso y en el mismo, los actuales "denunciatodo", fueron protagonistas de primera línea.
Por ende, los partidos políticos, si realmente quieren colaborar con el país y con nuestro turismo, deberían: en primera instancia tener buena memoria y posteriormente, mejor intención, elevar la mira.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN -
Deberían sumarse al trabajo de mejoramiento de imagen de nuestro país como destino turístico. Seríamos incapaces de editorializar, sugiriendo que se esconda o se minimice, la realidad en relación a la seguridad pública.
Lo que si podemos y lo hacemos, es sugerir una revisión del estilo informativo. Replantearse el sentido de tan crudos informes, más allá de las supuestas apuestas comerciales que suponen.
Pero, el replanteo principal debería ser la revisión del espacio otorgado a los "denunciatodo", ejemplo típico que representa, conocido galeno que fracasó estruendosamente en las íultimas elecciones municipales en la capital, que como por arte de magia, aparece de inmediato ante cámaras y micrófonos, toda vez que hay algún hecho delictivo que amerite un ataque a las autoridades actuales.
LAS COMPARACIONES SERÁN ODIOSAS PERO SON NECESARIAS -
A pesar que todos quienes vivimos en Uruguay, sobremanera quienes como nosotros, peinan canas, coincidimos en aceptar que en esta materia "todo tiempo pasado fue mejor" y el sentimiento mayoritario, sin dudas, es el de lamentar que, administración tras admistración, la inseguridad aumente, también hay consenso en la convicción que nuestra inseguridad, poco tiene que ver con la de otros países de la región. Aceptamos que "mal de muchos, consuelo de tontos", pero, no podemos dejar de señalar, al tratar este tema que , Uruguay, a pesar de todo, sigue siendo una isla con respecto a la inseguridad de otros países, especialmente, la de nuestros dos grandes vecinos, Argentina y Brasil.
A pesar que -estamos convencidos de tal posibilidad- no nos decidimos a erradicar de cuajo la inseguridad. Reiteramos que simplemente con voluntad política, lograríamos una sensible mejora que nos colocaría en situación envidiable en la región.
Deberíamos procurar el asesoramiento de quienes diseñaron y sostienen, la seguridad en otros destinos y desestimar, por siempre, la ominosa contratación de oportunistas iluminados.
Deberían estructurarse verdaderos "comités de crisis y de presión interna"; esto es, unirse los representantes de los diferentes conglomerados de todo el país, analizar, diagnosticar y exigir al Poder Ejecutivo las diferentens soluciones. Todo esto, debería hacerse, sin prisa, sin pausa y en el más absoluto silencio, con la mayor reserva. No estamos diciendo que se escamotee la información, lo que estamos afirmando es que se debe aplicar la inteligencia. Si hay gente interesada en saber que se está haciendo, que se le permita asistir a los debates y a las evaluaciones. Mantener la más absoluta libertad de prensa , como se debe en democracia, pero, una vez que esté estructurada la estrategia e informados los medios de la misma, solicitar la mayor colaboración y discreción en el tratamiento público, hasta que se efectivicen las medidas. Si bien nuestra prédica apunta a tener turismo todo el año y en todo el territorio, mientras esto no se logre y sigamos, por defecto de herencia, hablando de "LA" temporada, estamos tratando este tema con la suficiente antelación para que no caigamos nuevamente, antes del verano, en la contra - propaganda de denunciar inseguridad en los principales destinos turísticos y de esa manera, colaborar con el fracaso de lo que más nos interesa que funcione ¿ o no?.
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