Que estemos entre los clientes "Top Five", del gran país del norte, es un dato que cada vez que lo manifestamos, provoca rostros y exclamaciones de asombro a nuestros interlocutores, como suponemos,les provocará al leerlo, a ustedes, amigos lectores.
Esta clasificación viene desde muchos años atrás; en este caso, los números brindados por Suplicy, indican que casi el 10% de nuestra población visitó Brasil el último año.
Una razón más para rebelarnos , para reaccionar ante el increíble resultado que arroja la obligada comparación de flujos en la "balanza económica turística" entre ambos países.
El tan promocionado "incremento" que se registró este verano de visitantes brasileños ( 17.000...en letras: diecisiete mil), no llega a conformar el redondo número de 90.000 turistas brasileños al año que visitan Uruguay, o sea, no marca siquiera el 0,05% de su población.
Entonces, lo que venimos sosteniendo durante todo este tiempo: pongámonos a trabajar de verdad, encaremos el mercado brasileño como se d ebe y mantengamos silencio mientras no lleguemos a por lo menos, conformar cifras decorosas; no digamos a equiparar porcentajes porque un 10% de la población brasileña que nos visitara, dejaría el territorio arrasado ( veinte millones de turistas) pero, al menos, equiparar número de personas, cuadruplicando los guarismos actuales, lo que de todos modos, seguiría siendo exigüo.
El mercado que hay que seducir es el paulista. No estamos en condiciones de menospreciar a ningún segmento; sean todos bienvenidos pero, no es el brasileño del sur el que va a cambiar nuestra economía, es el de San Pablo, a ese segmento debemos apuntar sin dudas.