En abril del año pasado, en el tercer capítulo de nuestra propuesta Plan "A", donde decíamos que debíamos promocionar al tango, escribimos:
"La difusión del ritmo tradicional rioplatense a nivel universal, no es obra exclusiva de las actuales autoridades del turismo argentino ( sin negarles sus aciertos); se remonta a más de medio siglo atrás, cuando las películas del cine de ese país, fundamentalmente las de Gardel, comenzaron a convertirse, sin que nadie lo sospechase, en los primeros elementos audiovisuales de promoción para atraer turistas al Río de la Plata.
El cine internacional, especialmente Hollywood, ha incluído el Tango en las grandes producciones "El último tango en París", "Perfume de mujer", entre tantas otras."
Parecería entonces que el cine, es indiscutiblemnte, una de las mejores maneras de promocionar un destino.
Pero, al parecer, en Uruguay ni por asomo se piensa en eso; en el verano del año pasado fue presentada en una de las salas de Portones, "14 días en el Paraíso", una co-producción uruguayo-canadiense producida

Eduardo Bensusán siempre había querido "hacer algo" para dar a conocer su "paisito" y se embarcó en una aventura en la que invirtió muy buena parte del resultado de su trabajo profesional durante más de 30 años en Canadá y además, consiguió otros inversores asociados.
Se contrataron actores y técnicos del primer nivel canadiense y a nivel nacional y se eligieron los mejores paisajes y locaciones de Maldonado y Montevideo, concretando una inversión superior al millón de dólares.
Se dio vida de esa forma a una comedia que, como bien dijo Bensusán al presentarla "no la hicimos pensando en el Oscar pero si, con un gran amor y una gran ilusión de poder hacer conocer a nuestro país en el exterior".
"14 días en el Paraíso" fue un trabajo digno con un contenido fotográfico, para nosotros, espectacular, mostrando lo mejor de nuestras bellezas y atractivos.
A nivel oficial, se consiguió apenas algún expediente burocrático favorable,pero, lo que más daño produjo al realizador y a la co-producción, fue la increíble bajada de pulgar y el ninguneo de los críticos locales, en el tratamiento del filme.
Creemos que si a la película la hubiese hecho algún enemigo de la patria, la hubiesen ponderado mejor; al parecer en nuestro país no se pueden hacer películas que muestren alegría y no sean "bajón". Está visto que el cine "serio" debe ser triste, con poca luz y con escenarios sucios y pobres.
Este tipo de cosas, si en nuestro país existiese una guia de trabajo (obviamente en forma de política de Estado), no deberían ocurrir; debería haber algún organismo que coordinara las promociones y tal vez, por ejemplo, haría desistir a quienes insisten en "mostrar" que se hacen cosas; aunque esas cosas, sean realmente las causantes que sintamos desconcierto como el miércoles en el Shopping Punta Carretas, cuando dejando de hacer otras tareas más positivas, perdimos un buen rato asistiendo a un lanzamiento promocional de las Intendencias Metropolitanas con la presentación de pretendidos stands, desde el punto de vista estéticos pobrísimos y además, sinceramente, cuesta entender el fin de esta acción.
Alguien en algún momento va a tener que decir como en el cuento: "hay que organizarse". Nos vemos.