en la práctica, sea lo mismo que no existiesen.
Entonces estamos ante un grave problema: nunca sabemos para donde va el turismo de nuestro país.
En poco más de dos décadas, luego de cada elección nacional, no solamente cambia el ministro, también cambian los principales asesores y las jerarquías inmediatas, lo que indica que cada administración vuelve a empezar.
Anda por allí, dando vueltas, un borrador; lamentablemente no nos ha llegado; quizás conozcamos sus bases el próximo 27 de setiembre cuando se presente para la firma el compromiso nacional por el turismo.
¿Tendrá ese borrador la previsión de proponer la presentación de los planes de turismo de las diferentes fuerzas políticas?
¿Propondrá ese borrador unir voluntades para delinear políticas de Estado?
La actual administración trabajó mucho en el programa de turismo, nos consta.
Pero salvo quienes estuvieron en la "cocina", los demás mortales no tenemos la más mínima idea de cuales eran sus objetivos.
¿Eso está bien?
Creemos que no; es más, no son pocos los que afirman que no se está siguiendo y que se está haciendo mayormente lo que entiende el asesor ministerial y ello, es más que probable.
El señor LIberoff es el encargado de todos los contactos con las autoridades mundiales y es quien va a todas las ferias y eventos en representación de nuestro gobierno; cada actor del turismo que se refiere a este tema lo señala en privado, pero nunca en donde debería.
Es recurrente el comentario de que en cada evento al que se asiste, el mencionado funcionario se reúne a solas con los grandes operadores y con las principales figuras de los mercados emisores.
¿Eso está bien?
Creemos que no. No solamente hay que ser, también, hay que parecer.
Tenemos conocimiento que se están pidiendo informes a nivel parlamentario para que se conozcan cuáles son las verdaderas atribuciones de un asesor contratado y también se quiere saber el total de millas aéreas recorridas y el gasto en pasajes de alguien que lejos de asesorar, protagoniza la gestión.
Hacemos votos para que más temprano que tarde se empiece a respetar a la actividad y no se la siga tratando como secundaria.
La militancia, la disciplina, la generosa entrega de tiempo y la inusual presencia en todos lados, en todo los momentos, no es garantía de eficiencia ; la soberbia, la suficiencia y el menosprecio a todo aquel que no sea uno mismo,va generando reacciones que no son las más adecuadas.
Las administraciones de gobierno democráticas funcionan colectivamente y en nuestro país, es sabido, no existen los superhombres, aunque en algunos casos, se quieran recrear. Nos vemos.