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Martes, 23 Septiembre 2008 06:05

Ser Rioplatense, especie privilegiada

 por Sergio Antonio Herrera
Ser latinoamericano , es tan vasto que se torna difuso apenas pretendemos buscar coincidencias, para situarnos,comparando  entre un centroamericano y un brasileño .


Definir a un sudamericano, también conlleva la dificultad de sortear las diferencias entre un venezolano y un paraguayo por ejemplo.

Y ser rioplatense, especialmente para argentinos y uruguayos es algo fácil de entender, rápido de admitir, aunque complejo de explicar.

Históricamente, siempre los uruguayos supimos más de los argentinos que ellos de nosotros.

El primer viaje de un uruguayo al exterior, hasta hace poco tiempo, invariablemente era a Buenos Aires y entre los uruguayos que han salido del país, nos animamos a afirmar que el porcentaje entre ellos, que no pisó suelo argentino, no debe llegar al 1 o 2 por ciento.

En cambio, a pesar que los argentinos son nuestros mejores clientes en materia de turismo, si tomamos en cuenta la totalidad de su población, veremos que es bajísimo el porcentaje de ciudadanos de ese país que conocen Uruguay.

Quizás por algún complejo casi provinciano o como respuesta a la arrogancia y formas de comportarse al visitarnos, de algunos porteños (ciudadanos de Buenos Aires), es común que los uruguayos en general, demuestren muchísimo menor simpatía por sus vecinos que lo que ocurre a la recíproca.

Hay plena coincidencia al afirmar que los argentinos "nos quieren más a nosotros que nosotros a ellos".

Nosotros sostenemos que ocurre lo anteriormente expuesto por dos datos de la realidad muy contundentes y contrapuestos:
a) la excesiva información sobre Argentina y los argentinos que tenemos los uruguayos y b) la escasísima información que sobre Uruguay y los uruguayos, tienen los argentinos.

Ahora, que los medios masivos argentinos avasallan los cinco sentidos de los uruguayos, es más fácil de explicar, más entendible, pero antes, digamos con la tele en blanco y negro y Radiolandia, igualmente "se sabía todo de allá".

El fútbol, el turf, el arte, el servicio doméstico y en general, las más variadas ramas de la actividad, han sido los puentes hábiles para la histórica inserción de uruguayos en Argentina.

Las puertas abiertas de siempre y esa desinteresada hospitalidad de los argentinos, ha sido una constante a lo largo de la historia y ha permitido que se convirtiesen en rioplatenses notables, por ejemplo Severino Varela, Irineo Leguisamo, Walter Gómez, Juan Verdaguer, Julio Sosa, Horacio Ferrer, Juan Carlos Mareco, Cacho Silveira, Tomás Rolan, China Zorrilla, Carlos Perciavalle, Roberto Matosas, Víctor Hugo Morales, Enzo Francéscoli, Natalia Oreiro y tantos más.

Quizás Atilio García, Juan Eduardo Hohberg, Luis Artime, Cacho de la Cruz y René Jolivet, sean la contraparte rioplatense de argentinos aquerenciados por estos lares.

El Ser Rioplatense entonces, comparte, además de una historia casi común, costumbres, formas de ser y de actuar muy similares.

El acento, la tonada, la forma de expresarse, no desarticula en absoluto el paralelismo, responde acaso a regionalismos.

El tango es quizás, la expresión más pura del Ser Rioplatense, no existen diferencias si se ejecuta allá o acá o si lo toca o lo canta un argentino o un uruguayo.

El tango es también quizás, el lugar donde radican las dos mayores controversias: la verdadera nacionalidad de Gardel, de quien lo único seguro que se sabe es que no es argentino como se lo conoce por el mundo y el origen de La Cumparsita, indiscutiblemente uruguayo y conocido en el mundo entero como argentino, al punto que acompañó el desfile de la delegación olímpica de ese país en los Juegos de Asutralia.

La fiaca argentina significa cansancio, pesadez, impedimento de hacer, "me da fiaca caminar esa distancia" y la uruguaya es sinónimo de apetito, "¡tengo una fiaca!).

Los marcadores de punta izquierda en el fútbol argentino lucen el número 3 y en Uruguay el 6.

Las murgas se llaman igual y tienen muy poca cosa en común; el candombe, por la simple razón que de este lado se mantiene vigente, por presencia, la cultura afrodescendiente, tiene  más vida; el rock de aquí y allá, caminan en consonancia y el folclore comparte más de lo que lo diferencia.

El mate, según la región se parece o difiere: en Uruguay la mayoría aplastante cultiva el amargo, hombres y mujeres por igual y se toma, en mate de cuero y se sirve desde un termo; en Argentina se ceba desde "la pava" (caldera para los uruguayos) y generalmente en mates de lata, salvo en la mesopotamia donde tanto en Corrientes, Misiones y Entre Ríos, es más parecido a Uruguay, predomina el amargo y el mate de cuero.

Del mismo modo que siempre han estado en la vanguardia los argentinos, en las encuestas que miden los visitantes por turismo en nuestro país, hasta no hace muchos años, antes que Buenos Aires y la Patagonia, se convirtiesen en el furor mundial actual, los uruguayos éramos los mejores clientes como turistas, al menos los que íbamos en mayor número.

En Melbourne, Australia, como en tantos otros puntos del mundo, en los que se afincó la diáspora, el Club argentino es el que integra a los uruguayos sin distingos y al igual que en el país, los orientales se expresan libremente y se desarrollan como si estuvieran en su propio lugar.

El viejo Vapor de la Carrera y el Cerro de fondo

En España, en Estados Unidos, en Australia, Venezuela, Canadá, en cualquier zona del mundo donde hayan inmigrantes rioplatenses, serán confundidos por siempre por los demás y escucharán invariablemente la misma pregunta: ¿argentino o uruguayo?.

Quizás algún día no muy lejano, los de un lado y otro del río aprendamos a responder: rioplatenses...