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Lunes, 12 Enero 2009 06:34

Estancia Vik: lo que trajo José Ignacio

 por Sergio Antonio Herrera

Como la propia Punta del Este, José Ignacio, uno de sus más notorios puntos-satélites, al influjo de ese gran olfato que tienen los argentinos para detectar destinos turísticos propicios antes que nadie, se ha ido desarrollando y se ha convertido en uno de los atractivos más sofisticados de la oferta uruguaya.


Atchugarry, en el centro de la escena

Este crecimiento, esa inclusión en los proyectos de verano de los visitantes de mayor nivel, trajo consigo la confirmación de emprendimientos de gran nivel como el Fasano en el Eguzquiza y la propuesta siete estrellas que nos ocupa: Estancia Vik.

Hace ya un tiempo, cuando no, Damián Argul nos había dicho: "andá a ver esta maravilla, es descacharrante..." y el sábado pasado, recorriendo Punta y alrededores con él, en el trabajo previo al PUNTA TRAVEL SHOW, desde la rotonda de ingreso a José Ignacio, hicimos 8 kilómetros hasta el Camino Saiz Martínez y luego de cruzar un arroyo, por un puente de madera de 120 metros, construído como parte de la obra ("de madera, para no agredir la ecología"), llegamos a la construcción de 5.000 metros, del Arquitecto Marcelo Daglio.

Maximiliano Broquen nos habla entusiasmado y Argul escucha y observa

Debemos confesar que antes del arribo, nos intrigaba la categorización siete estrellas de Estancia Vik, inclusive, cuando ingresamos, fue lo primero que quisimos comenzar a poner en tela de juicio y lentamente, luego de todo el tiempo que allí transcurrimos, fuimos entendiendo que las 7 estrellas bien puede ser un argumento de márquetin (totalmente justificado) pero que al final, al menos para nosotros, deja de ser relevante luego de conocer un lugar único como éste que como tal, no precisa categorización convencional.

Estancia Vik es la gran apuesta de Alexander Vik, multimillonario noruego, hijo de madre uruguaya, quien quiso que uno de los hoteles de su cadena estuviese en este país, al que conoció recién a sus 32 años pero del cual se enamoró.

La primera impresión, aún dentro del edificio, es la de una construcción de época, prolija y excelentemente reciclada pero, Estancia Vik, sus 5 mil metros cuadrados, fueron construídos recientemente para ser lo que es, respetando detalles que tienen que ver con el gusto por la simetría, de su propietario, la cual se descubre de inmediato al comprobar la correspondencia de los 4 patios, los cuales de dos en dos, es decir norte con sur  y este con oeste la muestran claramente.

Cada una de sus 12 habitaciones y todos los espacios de la gran casa, tienen el sello de artistas uruguayos de la talla de Agueda di Cancro, Lacy Duarte, Pablo Atchugarry, Clever Lara, Marcelo Legrand, Carlos Seveso, Carlos Musso, Carlos Barea, Alvaro Amengual, Enrique Badaró, José Trujillo, Eduardo Cardozo, Alejandro Turell, Ricardo Pascale, José Pelayo y Roberto Piriz.



Lo que podría parecer la entrada principal del lugar, donde se divisa su nombre, lo es solo para las fotos, ya que el ingreso se hace por una lateral y a través de una galería se accede al que podría ser el patio principal donde se destaca una escultura de Pascale y la entrada al salón comedor, encima de la cava, increíble cava.

Solamente se oye el viento, no hay monitores de TV ni música, en los techos, prolijos paneles solares alineados, proporcionan la energía y las cañerías subterráneas, bombean mil litros de agua por hora, desde un manantial.

No hay recepción ni recepcionista, ni valet parking ni maleteros; al rato de estar, aparece Nubia, una minuana que se inserta plenamente con la idea y el lugar y que lentamente pero con agrado y sumo interés está aprendiendo el nombre de cada uno de los artistas que trabajaron en el lugar y cada detalle que sabe, le van a  preguntar.

Nos confía que Maximiliano Broquen, el Gerente General "en un rato estará con ustedes" y que mientras tanto, ella misma nos guiará.

El Living, espacio central, un delirio de arte. es un diseño maestro de Daglio en cuyo techo, telas pintadas al óleo por Clever Lara, a partir de una imagen generada por Google Earth, del territorio uruguayo, transportan al visitante, al ineludible recuerdo tácito de obras maestras de talentos como el del mismísimo Miguel Angel.  

Al centro de la habitación una monumental pieza en mármol blanco del internacionalmente reconocido escultor Pablo Atchugarry es el eje  en torno al cual se expande esta experiencia visual espacial, en que naturaleza y arte forman un mundo de inigualable seducción.

Además, en este espacio se encuentran colgadas en las paredes como arte de la naturaleza, enormes geodas del norte uruguayo, cuarzos, amatistas y ágatas.

Maximiliano Broquen nos atiende en este lugar y empieza por decirnos que tuvo un día agitado y que en ese momento, cuando es la hora del té, recién pudo ingerir un remedo de almuerzo pero de inmediato nos confía que está feliz con esta experiencia que decidió iniciar hace seis meses, tras la propuesta de Alex Vik, a quien asesoró con su consultora, para este proyecto.

Con sus 36 años, Maximiliano encaja de maravillas en la propuesta; comenzó en la hotelería en Hyatt en Buenos Aires, cargando maletas y vistiendo esos uniformes llamativos de los grandes hoteles para ir transitando la carrera a pasos agigantados, estudiando y trabajando y aprovechando destinos tan dispares como Villa La Angostura y Manhattan o su increíble aterrizaje en uno de los mejores productos de Phillipe Starck, el Faena+Universe, de la capital argentina.




Con notorio convencimiento del producto y con esperanza reflejada francamente en su mirada, nos habla de los proyectos y de su idea de márquetin, de los veinte caballos que andan sueltos a esa hora y las caballerizas, de la cancha de polo y la de golf, de las diversas actividades posibles en un establecimiento  rural como éste y de la posibilidad de traer convenciones y reuniones corporativas y lanzamientos de productos y visitantes individuales que vengan con la idea de avistar aves o simplemente estar en esta especie de paraíso terrenal, como hizo un alemán, uno de los actuales huéspedes que ingresó por pocos días y permanecerá más de dos meses.

El costo de alojamiento, hasta el pasado 10 de enero fue de 750 dólares por habitación, por día y en este momento es de 500, incluyendo el desayuno.

Se puede combinar algún sistema de comidas pero, inteligentemente, por estar en el entorno de un lugar tan amplio en lo gastronómico como Punta del Este, Estancia Vik, difiriendo de lo que ocurre con el resto de los establecimientos rurales, deja liberado este tema, no lo incluye en el precio diario.

Estancia Vik es quizás, o puede llegar a ser, uno de los íconos del Destino Uruguay que propiciamos y por el cual nos pronunciamos una y otra vez, ese destino que encasillamos como "El otro país", ese que buscan los extrarregionales sin importar el calendario porque entre otras cosas, quieren estar "en el país donde se ve el horizonte". Nos vemos.

El arte presente en todos los espacios


"A la obra de Pascale, antes del ocaso, la cruza un rayo naranja" (Maxi Broquen)

El cielo raso por Clever Lara, el Uruguay desde arriba

La increíble cava

Además, Daglio decoró una habitación. Eligió la fotografía

Seveso y sus colores

Más Seveso, más espacio, más luz

Puente en madera para estar a tono con el entorno

¿Hace falta explicar esta imagen?