por Sergio Antonio Herrera
Porque la suya, será la nuestra, la de todos los uruguayos. Porque a
partir de hoy, usted ocupará un lugar que para nosotros, los habitantes
de este pequeño país, ostenta un halo muy especial, el que reviste el
prestigio de la institución presidencial, honrado recientemente con
excelencia, por quien precisamente, usted habrá de suceder: el Doctor
Tabaré Vázquez.
Y me limito a desearle suerte porque para su investidura, la misma es esencial y a la vez, porque descuento que usted llega con la mejor de las intenciones a conducir el destino de todos nosotros, sus compatriotas.
Generalmente los uruguayos, como sucede con la mayoría de los humanos, suelen glorificar y hasta llevar al bronce, a los héroes épicos, a los personajes que los historiadores van conformando, cincelando y trasmitiendo a través del márquetin cultural que hacen de sus hechos, dichos y leyendas.
Usted, por contemporáneo, goza del amor de sus seguidores y padece el odio de sus detractores, pero recoge la rara distinción unánime que se le asigna a las personalidades trascendentes, a todos aquellos que como usted, protagonizan la historia de la humanidad y por ende, no es indiferente para nadie.
Quienes siguen habitualmente mi trabajo desde esta tribuna, saben que si de mi hubiese dependido, usted no estaría en esta instancia, pero, está y eso, es lo único que importa de ahora en más.
Mientras en la época negra del atropello institucional que sufrimos en esta parte del mundo, por excesos de los militares que han sido patrocinados legalmente por meros delincuentes como el "prestigioso" abogado lavador de activos de los narcos, recientemente encarcelado y que al igual que a su principal defendido, no vale la pena nombrar, nosotros creíamos que sufríamos cuando nos molestaban en la calle o nos "demoraban" en un calabozo por el simple hecho de llevar el pelo largo o porque se le antojaba a algún uniformado, usted, al igual que gente de nuestra sangre, estaba detenido.
Pero mientras nosotros veíamos desde afuera, al concurrir cada 15 días al penal, el horror de las cárceles de la dictadura, usted no sólo las sufría desde adentro, sino que padecía, junto a los otros 8 famosos rehenes, las más crueles salvajadas que la mente humana puede pergeñar.
Por eso Señor Presidente, como ciudadano simple de este país e integrante de esta sociedad, yo tengo claro que su deuda con nosotros, por haberse levantado en armas y haber conspirado contra la nación, la ha pagado con creces al igual que sus compañeros tupamaros que también fueron detenidos.
Y no sólo no tiene deudas con nosotros sino que además, al decidir con "la barra", como usted denomina a su compañeros, hace unos cuantos años, cambiar armas por discursos, cambiar subversión por militancia política, usted para mi, pasa a tener saldo a favor como uruguayo.
Entonces Señor Presidente, ya que usted está donde está y a partir del 1º de marzo, junto con la Banda Presidencial que le coloque Tabaré, usted recibirá la responsabilidad de guiar el destino de más de 3 millones de compatriotas, le digo que confío en su gestión porque parto del supuesto que usted quiere lo mejor para el país y confío también porque usted ha dejado bien en claro que integra un colectivo y que ese colectivo tiene un programa y un ordenamiento interno al cual usted, se somete voluntariamente.
Del mismo modo que le digo que para mi, usted pagó sus deudas con nosotros y que ahora tiene saldo a favor, también le digo que si bien su estilo, su apariencia, su forma de ser, sirvió para que la oposición "le pegara", todo eso, se dio en el llano y que a partir que se coloque la Banda, el estilo, la apariencia y la forma de ser, serán las del Presidente de TODOS los uruguayos.
Teniendo en cuenta entonces esto último, atrevidamente, de puro metido nomás, me permito sugerirle que emule en algo muy importante a Tabaré: bajo perfil desde la máxima investidura, mande a hablar a los voceros, aparezca poco, hágale gambetas a mis colegas y solamente haga, cumpla con la mayoría de lo que prometió, porque al final, TODOS, evaluaremos su gestión por los resultados, nada más que por los resultados y no, por la particularidad del personaje Pepe Mujica.
Y "ya que estamos", en esta parte de mi artículo que se parece mucho a una carta a Papá Noel, acuérdese, cuando conforme el gabinete ministerial, de poner un ministro de turismo (a secas) "del palo" y que esta actividad, es la segunda generadora de divisas de nuestra economía. ¿Nos vemos?