por Sergio Antonio Herrera
Parece que Dios la tiene con Haití; no se puede encontrar una
explicación al hecho que una sola comunidad haya sido elegida entre
todas, para la tragedia permanente. El reciente terremoto ha ahondado
de modo inconmensurable la situación y las noticias son desgarradoras.
Un país con más de 9 millones de habitantes en un territorio que es casi el 10% del Uruguay, tenía más de 70% de desempleo y más del 80% de población bajo la línea de pobreza. Reitero: tenía.
Más de la mitad de los niños que nacen en haití se mueren; reitero: más de la mitad (en Uruguay, el índice oscila entre un 10 y un 15 POR MIL.
No había saneamiento, no hay ejército, las pandillas era reinas y señoras del territorio.
Y encima, el terremoto.
Ayer, vi un comunicado, que decía que en Dominicana, el país que comparte la isla de La Española con Haití, no se habían registrado daños, que estaba todo bien.
¿?
No queremos calificar intenciones.
Ante una instancia como la actual, en la que la naturaleza, asesta este golpe tan terrible a un sitio repleto de seres humanos, creo que al menos por unas horas, deberíamos guardar un respetuoso silencio y postergar las acciones de márquetin.
Y si el anuncio fue realizado por cuestiones humanitarias (quizás para tranquilizar a parientes de eventuales viajeros actualmente en Dominicana), debería haberse señalado eso específicamente.
No estamos "matando al mensajero", nos preocupa la acción de quien genera la noticia.
Del mismo modo que no enjuiciamos a la agencia de noticias y a los colegas que dan forma al artículo que reproducimos en esta misma sección, donde al parecer, buena parte del sector financiero mundial, aparentemente conmovido, por los sucesos en Haití, están dispuestos a aportar mucho dinero...¿ahora? y ¿antes?...
Nos vemos.