Mientras el norte de África vive momentos de cambio, centenarias costumbres subsaharianas reinan esta semana en Montevideo. Llegadas en épocas de la colonia, con el infame tráfico de esclavos africanos, muchas costumbres perduran hoy día y sus principales manifestaciones públicas tienen lugar esta semana: Iemanjá que se repite todos los 2 de Febrero y Las Llamadas que este año se celebran el jueves 4 (ayer) y viernes 5 (hoy), también de febrero,una feliz coincidencia que debería tratarse que ocurriera todos los años.
Iemanjá, que forma parte del rito umbandista ( o si lo prefieren, de las
religiones animistas africanas), comenzó a celebrarse en forma
clandestina y su manifestación abierta y pública es relativamente
reciente.
Diversos motivos y preconceptos de una sociedad que miró devotamente hacia Europa ignorando cualquier otra influencia cultural.
En
los últimos años se ha reconocido la importancia de estas
manifestaciones religiosas y su contribución a la identidad nacional.
Iemanjá, Diosa del Mar y de la femineidad congrega en las playas de Montevideo verdaderas multitudes.
La
mayoría de los devotos acuden vestidos de blanco para bajar a la arena
e internarse en las aguas del Río de la Plata, llevando todo tipo de
ofrendas (flores, frutas, velas que presentan incluso en pequeñas
embarcaciones) a la espera que les sean concedidos sus deseos.
Sobre
la arena, distintos oficiantes (maes y paes) del rito, arman mesas con
objetos de culto mientras rezan, cantan y suenan los tambores.
El
conjunto congrega también numerosos curiosos entre los que no faltan
los turistas que están disfrutando del verano montevideano y se
encuentran con un llamativo e inesperado espectáculo.
Este año la
Intendencia de Montevideo ha organizado una muestra de arte sobre
Iemanjá con fotos del argentino Ricardo Preve y del uruguayo Martín
Sánchez Vera.
Preve registra celebraciones en Brasil, Cuba,
Haití y Uruguay, en tanto Sánchez Vera refleja el culto a orillas del
río Cuareim en el departamento de Artigas.
Estas actividades paralelas enriquecen la celebración y contribuyen a su difusión dentro y fuera de fronteras.
Las Llamadas son una manifestación del Candombe, alma y vida del tradicional Carnaval uruguayo, de típico corte festivo.
Se
festejan como tales desde hace más de medio siglo y consiste en el
desfile de las comparsas, conjuntos de tambores acompañados por
bailarines, portaestandartes, escoberos, mamas viejas, gramilleros y
otras figuras que recrean personajes típicos de la Colonia.
El
gran protagonista es el tronar de los tambores que sube de la calle a
las aceras, graderías, balcones y azoteas, muchas de ellas alquiladas a
grupos de turistas que viven su propia fiesta.
Las calles del
desfile, en los barrios Sur y Palermo de Montevideo, que fueran
habitados por los afrodescendientes, son angostas por lo que el ritmo se
contagia fácilmente, las comparsas y el público interactúan, las
sensaciones van y vienen, conformando un clima difícil de describir.
En
Las Llamadas, es cada vez más común, que personalidades del quehacer
nacional, participen, integrando las comparsas. Uno de los casos más
notorios es el del artista Carlos Páez Vilaró, quien desfiló durante
años, primero en Morenada y luego en su prima hermana, C1080. El año
pasado lo acompañó tocando el tambor, la mismísima Princesa Laetitia
D´Aremberg.
En suma, las tradiciones africanas gozan en Montevideo de buena salud.
En
la medida que la población se identifica con ellas, el espectáculo gana
cada vez más en calidad y colorido, se llega a conformar un producto
que puede satisfacer al espectador más exigente.
Hemos dicho
muchas veces en estas columnas que las tradiciones se forman. También
hemos insistido en que no todo es turismo, pero no tenemos duda que
éstas celebraciones populares bien articuladas y enriquecidas, sin que
pierdan autenticidad, pueden figurar en cualquier calendario turístico
del mundo.
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