Es un hecho histórico en el Río de la Plata que los uruguayos hayamos consumido los mayores "éxitos" de la televisión argentina, más precisamente, de la televisión porteña, dejando en un segundo plano todo aquello referido a la producción nacional. Pueden ser varias las explicaciones para este fenómeno: desde lo convenientemente económico (es mejor traer "enlatados" que producir en casa), pasando por la mayor capacidad de elaboración de productos de comunicación masiva en relación a los que pueden generarse en un país chico como el nuestro, y llegando al simple gusto de la gente por ver cosas calificadas como divertidas o entretenidas (en las cuales también, la capacidad de producción es muy favorable a la televisión argentina respecto de la uruguaya). Siempre se dijo que nuestra televisión era obsoleta, aburrida, triste. Por el contrario, la televisión argentina tuvo siempre la capacidad de captar la atención de la gente. Los productos generados en materia audiovisual en la vecina orilla siempre fueron más atractivos que los nuestros, además de producirse en una cantidad y en una calidad técnica incomparables por momentos a los nuestros. Y como la televisión debe tener por objetivo final entretener a la gente (hasta en los informativos, aunque las noticias no sean lindas), el público opta por mirar lo que más le entretiene. Y entre una televisión "gris" y otra llena de luces y colores, el público uruguayo hace muchos años que ha hecho su elección.
Por si fuera poco, la oferta televisiva argentina, o sea, lo que se emite en los canales abiertos de la televisión uruguaya (montevideana, al menos) acaba de agregar el programa de Marcelo Tinelli. Se trata de un verdadero espectáculo televisivo montado con el mayor despliegue técnico disponible y que no se fija en costos de producción, pues el retorno de todo lo invertido se supera con facilidad. Uno de los mayores equipos de producción de la televisión argentina, bailarines, actores, vedettes, humoristas, cantantes, deportistas, un estudio que parece un estadio y todo lo que haga falta para lograr que la gente "se prenda" a la pantalla forman parte de una de las combinaciones más exitosas a la hora de entretener al público televisivo. Ahora entonces, canal 4 con la emisión del programa en el cual sus protagonistas "viven" todo el día con una cámara de televisión encima y canal 12 con la emisión del programa en el cual las estrellas de la farándula argentina bailan o cantan junto a ciudadanos comunes compiten por el famoso rating en horario central. De esta manera, los uruguayos, que en algún momento hicimos algún esfuerzo por despegarnos de tamaña influencia porteña, hoy, una vez más, nos rendimos ante la innegable imposición de una televisión que invade nuestros hogares sin pedir permiso, ya que se trata de un componente más de cada familia.
Y como sobre gustos no hay nada escrito, cada uno con el suyo. El asunto, que creemos grave, es que deberíamos discutir qué tipo de entretenimiento queremos para nuestra gente, o de manera más acotada, qué tipo de televisión deberíamos ofrecer como un factor más que contribuya al enriquecimiento de nuestra cultura. Y está claro que no se trata de asumir la clásica postura de lo que se entiende por "alta cultura" o cultura elitista. Respetamos todos los tipos de manifestación artística en particular y cultural en general, pero cuando lo que se impone no es otra cosa que la "idiotización" de nuestras conciencias, debemos por lo menos, hacer un llamado de atención. Y también queremos dejar en claro que no se trata aquí de hacer un paquete con toda la televisión argentina, ya que imaginamos debe de haber otro tipo de ofertas que enaltezcan las diversas propuestas de un país tan rico en productos de entretenimiento como en talentos de otro porte. ¿Será posible que los habitantes de este paisito no podamos tomar cierta distancia de propuestas tan frívolas como las aquí descriptas? Porque de última, la decisión de sentarse frente a la pantalla de televisión es nuestra; y es nuestra la decisión de encender "la caja mágica" y buscar en su oferta lo que mejor nos satisfaga. Tal vez ahí esté el asunto: saber con qué logramos satisfacer nuestra necesidad de entretenimiento. Lo que sí sabemos es que podemos entretenernos con algunos productos que nos hagan cada día más idiotas o con otros que al mismo tiempo nos den la posibilidad de mantenernos como seres pensantes. ¿Será posible que hoy de noche ocupemos nuestro tiempo dedicado al entretenimiento haciendo algo diferente a mirar cómo dos vedettes discuten públicamente acerca de las medidas de sus pechos? ¿Será posible que si hoy de noche no encontramos en la oferta televisiva algo diferente a todo esto, logremos hacer el esfuerzo de apagar el televisor?