por Guillermo Carril
Especial para CÓDIGO AÉREO
En ediciones anteriores de CÓDIGO AÉREO analizamos cómo dos países
vecinos, Brasil y Uruguay, enfrentaron sendas crisis de compañías
aéreas emblemáticas para ambos, Varig y Pluna, las que alguna,
vez fueron propiedad de Estado.
Hoy es el turno de México donde dos líneas privadas evalúan cual será su futuro.
La posible fusión de Mexicana de Aviación y Aeroméxico, prevista para dentro de un mes, muestra como las dos compañías en manos privadas tratan de sobrevivir a los incontrolables aumentos de combustibles, la competencia y la caída del consumo.
El análisis de la historia es aplicable a la Argentina dado que las dos empresas fueron privadas en el pasado, pasaron a manos del Estado que se negó a fusionarlas y, hoy, cada una con su propio dueño tratan de analizar cómo sobrevivir a un mercado en crisis.
En el oficialismo argentino nadie se dio por enterado de las crisis que existen en otros mercados y en las soluciones que adoptan. Lejos de evitar el aumento del gasto publico que pagaremos todos, ricos y pobres, no son capaces de ponerle un límite a los gremios aerocomerciales para que dejen de echar más leña al fuego.
En México, el director general de Aeronáutica Civil, Gilberto López Meyer, aseguró que un cambio de escenario del mercado aerocomercial como el señalado "servirá, porque la necesidad de consolidar la industria es urgente". A diferencia de sus pares de la Argentina, fue concreto y realista.
El funcionario avanzó: "la última vez que se intentó la fusión entre Aeroméxico y Mexicana, las condiciones de la industria eran totalmente diferentes; la entrada de las aerolíneas de bajo costo, que actualmente detentan 35 por ciento del mercado, fue muy importante para incentivar la competencia. Por ello, la consolidación de estas compañías es muy probable".
Es más, el mismo López Meyer, mencionó la presencia en su país de "líneas de bajo costo" una realidad del mundo que los gremios argentinos prefieren reemplazar por el paternalismo estatal dado que en un mercado aerocomercial como el doméstico, donde todas las empresas son low cost, quieren una Aerolíneas Argentinas y una Austral Líneas Aéreas como en lo ´70: caras e inaccesibles para el público.
Por su parte, volviendo a México, Javier Christlieb, Presidente de la Cámara Nacional de Autotrasportes (Canaero), considera que "septiembre, por ser un mes de poca ocupación, será decisivo para la supervivencia de las aerolíneas. Las fusiones y consolidaciones, como se están viendo en el escenario mundial, serán el siguiente paso" aseguró.
Por lo que se observa en el caso mexicano y los ejemplos de Pluna y Varig publicados la semanas anteriores, está claro que el camino hacia una línea aérea con proyección internacional, como funcionarios, oposición y gremios reclaman, no se hace con la permanencia eterna del Estado en el control de los servicios, sino dejando que el sector privado actúe por si mismo.
En el mejor de los casos habría que reclamarle a los funcionarios argentinos del sector que encaminen las gestiones hacia una salida, lo menos traumática posible, con la asistencia de otras compañías aéreas que operan en el mercado aerocomercial.
Así las rutas que hoy sirven Aerolíneas y Austral Líneas Aéreas, para que nadie quede asilado, podrían ser readjudicadas a LAN Argentina, Andes Líneas Aéreas, Sol Líneas Aéreas o Líneas Aéreas de Entre Ríos (LAER) y las más complejas a LADE que, a cambio, recibiría una suma en pesos o dólares, conforme al aumento adicional de gastos no incluidos en el Presupuesto actual.
De esta forma, las opciones no son la renacionalización con los pasivos como reclama el kirchnerismo o la quiebra desnuda de la oposición, existen alternativas para enfrentar la emergencia si nuestros dirigentes políticos se animan a torcerle el rumbo a cuatro gremios nostálgicos que no hacen otra cosa que añorar décadas pasadas y regodearse en ser empleados públicos.
Todo seguirá igual, o peor, mientras la oposición y oficialismo crean que la cuestión se arregla inyectando cada mes más fondos del erario público o, como quiere el socialismo, expropiando la empresa generando un caso judicial que puede costar cientos de millones de dólares al Estado.
Dicho sea de paso, lo único que se escuchó en cualquier medio que abordara el tema fueron críticas al Grupo Marsans y peleas internas dentro del Frente para la Victoria por el proyecto oficial, con Agustín Rossi como negociador, para sacar del medio la cláusula de reprivatización y lograr que el Estado rescate las dos empresas.
Nadie, hasta ahora, se animó a decir que tipo de Aerolíneas Argentina quiere para los tiempos que corren, caracterizados por fusiones como las que negocian British, Iberia y Américan Airlines. Menos nos hablan del futuro.
Queda claro que, a partir de las facultades del Congreso para fijar el precio de la compañía, el valor de las acciones y la suspensión del acta acuerdo firmada por el secretario Ricardo Jaime y el Grupo Marsans, se aleja cualquier iniciativa de integrar una línea aérea eficiente y competitiva, como en el resto del mundo. Otra vez.