En círculos financieros franceses ha trascendido que Air France-KLM, participada en un 18,6% por el Gobierno francés, tendría un interés estratégico en Iberia, debido a que esta adquisición la consolidaría en su posición como primera aerolínea europea y entre las más grandes del mundo, preparándose para un futuro inmediato, cuando se prevé una ralentización de la demanda del transporte aéreo por una sobreoferta en el mercado. Su expansión a los mercados transoceánicos donde compite Iberia le permitiría lograrlo.
El banco holandés ABN Amro ha calificado en un análisis la idoneidad de la asociación entre el grupo aéreo franco-holandés y la compañía española. Igualmente altos cargos de ésta última se han expresado en términos similares, no considerando una situación insalvable el hecho de pertenecer a alianzas distintas.
La aparición de otro posible comprador industrial es muy bien vista por el resto de accionistas estables de la compañía, Caja Madrid (9,6%), BBVA (7,3%), Logista (6,45%) y El Corte Inglés (2,89%), que tienen la expectativa de que surjan ofertas rivales que eleven el valor de la aerolínea y puedan vender sus títulos por más de los 3,6 euros que hay sobre la mesa, en contrapartida a la estrategia de British, accionista de referencia con opción sobre su 26,9%, de unir en un mismo grupo a los dos fondos de inversión rivales que han manifestado su interés en la compañía española buscando eliminar la competencia para mantener el precio de Iberia no más allá de los 4.500 millones de euros.
El presidente de British Airways, Willy Walsh, ha confirmado que están en negociaciones con TPG, Apax y firmas españolas, pero que no descarta ninguna de las opciones que anunció hace un mes sobre su 10% de participación: lanzar una opa por Iberia como parte de un consorcio, nunca independiente, o vender sus propias acciones.
Cazador cazado
Según informes del Reino Unido, el consorcio Airline Partners Australia (APA), liderado por el banco australiano Macquarie, estaría apuntando ahora a una presa mayor, British Airways, tras el fallido intento de hacerse con la también compañía aérea australiana Qantas Airways.
Cualquier tentativa en este sentido respecto a la aerolínea británica, tercera de Europa, tendrían que superar en cierta medida los 11.100 millones de dólares (más 8.120 millones euros) ofrecidos por Qantas, dado el valor de British en bolsa. APA, por su parte, no quiso hacer comentarios sobre el tema.
Cae el resultado operativo de BA
Por otra parte, los resultados British Airways reflejan una reducción de sus beneficios netos en un 35% en su último año fiscal, concluido el 31 de marzo. La compañía británica registró un resultado de explotación de 882,14 millones de euros, lo que supone un descenso del 13,25% respecto al ejercicio anterior. El beneficio antes de deducir impuestos alcanzó los 894,9 millones de euros, que indica un retroceso del 0,81% respecto a los 902,4 millones de euros del año anterior.
La compañía alegó el incremento en un 22% de su factura por combustible, que alcanzó los 2.824 millones de euros. También contempla una provisión de unos 512 millones de euros de gastos adicionales por multas y reclamaciones relacionadas con posibles violaciones de las leyes sobre competencia en la fijación de los recargos a los pasajeros por combustible. "Parece que ha habido infracciones en estos recargos, admitió la compañía en un comunicado, aunque aún el asunto está siendo investigado.