A pesar de que durante su última gira a Latinoamérica el presidente George W. Bush fue blanco de críticas por la poca atención que Estados Unidos le ha prestado a la región, para muchos analistas la culpa no es de su gobierno. Al contrario, es América Latina la que parece dormida frente a los ojos del mundo. Sobre estos temas habló la corresponsal en Washington de AméricaEconomía, Antonieta Cádiz, con Riordan Roett, director del programa de estudios de América Latina de la Universidad Johns Hopkins.
¿Cómo ve el futuro latinoamericano, considerando que Estados Unidos está más distante?
En general la dependencia de exportaciones de commodities y minerales es preocupante. Los países latinoamericanos no fijan precios internacionales. La demanda en Asia y otros países es volátil. Hasta que la región enfrente el desafío del "valor agregado" e introduzca reformas microeconómicas que la hagan más competitiva, las economías permanecerán frágiles.
Analistas coinciden en que, a pesar del tamaño de los Estados, en la región su eficiencia es baja. ¿Está de acuerdo?
La región no es competitiva comparada con los tigres asiáticos. Latinoamérica no ha invertido en educación, ciencia y tecnología, como los asiáticos. Existe también un desfase entre un largo e ineficiente sector público, y un pequeño y más eficiente sector privado. Los impuestos son muy altos en muchos países. El sector público ha fallado en invertir en áreas críticas. Un buen ejemplo es la situación del sector energético argentino. La calidad de la infraestructura es inferior a la de los tigres asiáticos.
¿Ve a Latinoamérica como una zona globalizada?
En ciertos países la globalización tiene una concepción negativa, como en Bolivia, Ecuador, Venezuela, Nicaragua y quizás Paraguay, el próximo año. El fracaso del Consenso de Washington y la inhabilidad de los gobiernos para introducir reformas estructurales en los 90 están limitando a la región.
¿Cuál es la importancia del posible hecho de que un país como Colombia no obtenga un tratado de libre comercio con EE.UU?
El ánimo en Washington es de anti-libre comercio. Colombia está en problemas por temas de derechos humanos y libertades civiles. Es probable que los acuerdos de Panamá y Perú pasen, pero por unos pocos votos.
¿Cómo ve la evolución del desarrollo energético de la región?
Años atrás Estados Unidos falló en desarrollar una política de energía hemisférica y ahora está pagando el precio, dada la inestabilidad del suministro venezolano. Los países latinoamericanos hablan mucho del sector de energía, pero no han puesto reglas claras para las inversiones. Existen rivalidades que afectan el proceso de decisión entre los diferentes países. Un plan a largo plazo en el sector de energía es clave en casi todos los países y no veo que el panorama vaya a cambiar rápido. Se ha hablado mucho del etanol, pero a menos que Estados Unidos esté dispuesto a eliminar la protección a la producción de trigo, las conversiones son sólo eso.
¿América Latina perdió su oportunidad en cuanto a la transición demográfica?
No creo que la región haya tenido nunca un dividendo demográfico, nadie pareció particularmente interesado en invertir en educación, salud pública, vivienda, oportunidades para movilidad. La región está congelada. La inequidad es muy alta, la distribución del ingreso está congelada, la movilidad está limitada. Las elites nunca han visto favorablemente el desarrollo nacional, si eso implica dejar el poder político o distribuir la riqueza y generar oportunidades para los pobres.