Singapur
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Gío en El Merlion
El vuelo desde Kuala Lumpur a Singapur nos llevó 50 minutos Al llegar se notaba que la cosa venia bien. Nos habían dicho que era una ciudad chiquita como Montevideo. EL aeropuerto era un lujo, tenía 3 terminales y más de 50 mangas Gigante.
El hostel que nos quedábamos, también estaba en el barrio chino pero esta vez era precioso, nos sorprendió! Ni bien llegamos, dejamos todo y nos fuimos a pasear ya que el tiempo era poco, solo teníamos un día y medio para recorrer.
El primer lugar que fuimos fue a ver fue El Merlion que está en la bahía, es una escultura, una fuente, que es el símbolo de Singapur, una especia de animal con cuerpo de pez y cabeza de león.
La limpieza de la ciudad era increíble, dicen que es la ciudad de las multas, hasta te multan si te ven comiendo chicle en la calle. Por eso se mantiene en ese estado de pulcritud, encontrar una papelera en la calle es rarísimo, a la gente no se le ocurre comer mientras camina ni fumar!! Tampoco se puede en ningún lado.
Fuimos a conocer la Singapur Flyer, una rueda gigante que demora 40 minutos en dar la vuelta y podes ver toda la ciudad desde ahí. Después fuimos a recorrer Orchard Road, una calle "topísima" donde están todas las marcas de ropa cara, un lugar muy lindo.
A la noche nos tomamos un bus y nos fuimos al Safari Night!!! Un safari que hacia un recorrido de noche. Había de todo, desde leones hasta flamencos, estuvo buenísimo e hicieron dos shows espectaculares, valió la pena el viaje. Estábamos muy cansados, todos teníamos tres horas de sueño, volvimos al hostel como a las 12 de la noche, directo a la cama!!!
El segundo día, que enn realidad, era medio día, porque esa noche ya nos íbamos, dormimos hasta más tarde y nos fuimos a un mercado que nos habían recomendado, no era nada del otro mundo, mucha ropa y no era barato.
Dimos unas vueltas por la ciudad y nos fuimos de tardecita al aeropuerto porque nos volvíamos a Bali, teníamos que pasar una noche en Kuala.
El día que volvimos a Bali nos quedamos todo el día en el aeropuerto haciendo tiempo, salimos de tarde. Sabíamos que si llegábamos mas tarde de las 23 hs la cocina del hotel cerraba y nos quedábamos sin cena. Cuando salimos del aeropuerto en Bali . Estaba Ricky Martin!!!, se acuerdan?...el personaje que conocimos en el hotel. Que increíble!!! Parecía que habíamos vuelto a casa El muy fenómeno llamó enseguida al hotel y nos ordenó comida para los 15, cuando llegamos nos estaban esperando con todo prontito. Fue gracioso como cambio nuestra actitud con Bali después de haber estado en Kuala, si bien seguíamos sin estar chochos con la ciudad, estábamos felices de haber vuelto!!
En fin, fueron 15 días de distintas sensaciones, Bali empezó decepcionándonos y termino encantándonos. Kuala, personalmente no me gustó, y Singapur que pensábamos que iba a ser algo más sencillo, nos pareció divino y nos sorprendió para bien.
Lo que sigue es Japón, algo que suponemos totalmente diferente a lo que hemos visto hasta ahora Ya veremos y les contaremos.
Ahora Japón
Llegamos a Japón después de un viaje bastante largo, fueron 8 horas, así que estábamos bastante cansados, más que nada mal dormidos. En el aeropuerto de Bali nos juntamos con 6 chicos más así que ahora somos 23. A su vez nos encontramos con 3 parejas más que de casualidad iban al mismo hostal que nosotros, así que se sumaron también.
El aeropuerto de Narita, en Tokio, se podrán imaginar que es enorme, estuvimos bastante rato para salir de ahí. Nos tomamos un tren que demoró una hora y nos dejó en la estación central de Tokio y ahí combinamos con otro que demoraba tres horas hasta Kioto, que era nuestro primer destino en Japón. De ahí íbamos a hacer también otras ciudades que quedaban lejos de Tokio.
Ya en el aeropuerto nos sorprendió que casi nadie hablara inglés y que las comunicaciones empezaran a ser por señas si en el aeropuerto era así, lo que debería ser andar por la calle.
Kioto
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Golden Temple, Kioto
Llegamos a Kioto como a las 5 de la tarde, después de dar vueltas y que un señor amoroso nos acompañara hasta la puerta!!! El hostal al que fuimos era divino, súper limpio. Lo único que no era muy cómodo era que no podíamos entrar con zapatos y nos daban una llave de un casillero en donde teníamos que dejar nuestros zapatos y ponernos unas zapatillas que te daban ni bien pasabas la puerta de entrada. Ese primer día solamente salimos a dar una vuelta alrededor del hostal. Podíamos cocinar así que hicimos una cena colectiva entre unos cuantos, fideos con tuco...
Kioto es una ciudad muy distinta a lo que nos imaginábamos de Japón, parece un pueblito y está rodeado de montañas. No hay grandes edificios ni luces. En la calle se ven la misma cantidad de autos que de bicicletas y todo, absolutamente todo está en japonés La gente es un amor, súper servicial aunque no te entienden nada de lo que les hablas y te hablan en japonés como si entendiéramos algo. Se ponían muy nerviosos cuando no sabían ayudarnos y pedían disculpas todo el tiempo. Se desviaban de su camino con tal de poder ayudarte y más de una vez nos acompañaron hasta donde queríamos llegar
El segundo día lo dedicamos a caminar y recorrer las cosas más importantes, visitamos unos cuantos templos. Es increíble lo que es la religión en Japón. La mayoría son budistas, pero la segunda religión es la sintoísta y también fuimos a un templo de ese estilo. La manera de rezar es muy particular, hacen una reverencia, tiran plata en una especie de alcancía, golpean las manos dos veces, se quedan unos minutos en silencio y luego tocan una campana. No pudimos averiguar mucho más, ni que significa, pero nos llamo mucho la atención. Van pasando de altar en altar y lo repiten delante de todos. Increíble la plata que dejan ahí!!!
El tercer día nos fuimos a Hiroshima y acá se nos dio uno de los puntos más fuertes del viaje hasta ahora. Sinceramente, aunque todos sabemos la historia, creo que ninguno se imaginó lo que iba a ser estar ahí. Fuimos en tren, fue una locura llegar, como siempre andábamos justos con el tiempo. Corrimos por todas las estaciones, ese día éramos 35 porque se sumaron otros chicos que también estaban en el hostal.
Ni bien llegamos salimos a una plaza donde estaba lo único que había quedado el día que estallo la bomba. Era una especie de cúpula, estaba en ruinas y nadie sabe como no se perdió.
El sobreviviente, Hiroshima...
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Gío , en el Museo de Hiroshima
Mientras estábamos caminando, un señor se nos acercó. Nos pregunto si éramos arquitectos, tenía una banderita de Uruguay y nos dijo que se la habían regalado unos chicos que estudiaban arquitectura y que habían estado allí. Colgando del cuello, tenía un carnet que decía: free guide. Empezó a hablar y a contarnos de él. Nos contó que era un sobreviviente de la bomba, que su madre estaba embarazada de él, de 4 meses el día que estalló y que vivían a 1 km y medio del hipocentro, así se refieren cuando hablan de el lugar en donde cayó, ya que fue tan perfecto que cayó en el medio de la ciudad. La historia del señor no era para nada agradable, su abuelo había muerto allí y su padre al poco tiempo después de haber estado enfermo física y psíquicamente. Tenía una especie de libreta que certificaba que el era un sobreviviente. Nos contó que durante su infancia tuvo muchos problemas de salud, que según estudios médicos eran debido a la radiación. Su madre todavía vive y se puede encontrar su testimonio en internet.
Nos hizo un montón de historias que según el no estaban en el museo, se pasaba más de 6 horas al día en los alrededores dando su testimonio. No sabemos de que vive, pero no era ningún indigente ni parecía loco!!!
Le preguntamos que sentía contra U.S.A., su respuesta fue sincera: Lástima.
Según él, las personas son víctimas del gobierno, aunque lo elijan, no saben lo que eligen. Nos dijo que el 50% de los americanos que van a Japón se animan a ir a Hiroshima y entrar al museo, la otra mitad No.
Después de la charla en la calle, entramos al museo. Nos daban unos audífonos en español y cada imagen tenía una historia. El museo estaba en orden cronológico de los hechos y después terminaba con unas historias reales de algunas personas. La bomba estalló el 6 de agosto de 1945 a las 8:15. Había unos relojes que tenían marcada la hora exacta y ahí se habían parado.
Las historias que se escuchaban eran muy fuertes, algunas había que pasarlas... La sensación era muy rara. Habían muchos japoneses en el museo, algunos muy angustiados y llorando. Era bastante fuerte verlos. Se podrán imaginar que hay mil historias en ese museo.
Cuando salimos, solo nos mirábamos. Nadie emitía ninguna opinión. Todos con un nudo en la garganta. Un bajón. Un compañero solo decía: que increíble el poder de perdón que tienen estos tipos!! Estaba impresionado.
La ciudad en si, es muy linda, por supuesto, es una ciudad nueva que tiene solo 64 años. Eso fue otra cosa que nos llamó muchísimo la atención, la capacidad de los japoneses de poder levantar una ciudad de cero. En 7 años la ciudad estaba completamente terminada. Se imaginan si cae una bomba de esas en Uruguay?? Desapareceremos??
Después del bajón del museo ya no quedaba mucho más para ver en la ciudad. Salimos a buscar un lugar para almorzar. Todos fueron a Mc o a subway, nosotros, salimos a buscar algo para comer mejor que una hamburguesa y encontramos un lugar espectacular!! Fue el mejor lugar de comida de todo el viaje hasta ahora, se llamaba Saizeriya, era un restaurant de comida italiana. Fue dificilísimo poder hacer el pedido, fue todo por señas, una viejita que hablaba algunas palabras de ingles vino a ayudarnos y nos termino regalando 4 cervezas!! Un amor!!
Osaka
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Osaka
Después de almorzar tomamos el tren y fuimos a conocer Osaka que queda en el medio de Hiroshima y Kioto. Nos costó un poco llegar pero una chica que iba para ahí nos ayudo y nos acompaño a los 35!! La chica resulto ser una conejita que bailaba en un boliche..je,je,..
La ciudad era más luminosa, estaba llena de boliches y bares, la gente era rarísima, vestida a lo loco, con los pelos de colores y ropa extravagante. Mucha gente alcoholizada.Estuvo lindo el paseo y sirvió para levantar los ánimos y divertirnos. Volvimos tarde ese día. Cuando llegamos al hotel, había llegado un grupo de 22 chicos más del grupo. Ya éramos 57 en el hostel. Prácticamente era nuestro!!!
Nara
El tercer día de nuestra estadía en Kioto, tomamos un tren para Nara, una ciudad que nos habían dicho que valía la pena ir a pasar el día.
Llegamos y lo primero que hicimos fue alquilarnos unas bicicletas. Ese día éramos 13 y la verdad que nos divertimos muchísimo. La ciudad era preciosa. Ese día era feriado en Japón y estaba llena de gente. Recorrimos un templo donde está el buda más grande de Japón, estaba repleto de creyentes y turistas.
Alrededor había un parque que estaba lleno de ciervos sueltos y la gente les daba de comer. Anduvimos a pie un buen rato por el parque y después recorrimos la ciudad en bici. De tardecita nos volvimos a Kioto.
Otra vez Tokio
Nuestro viaje por Japón siguió por Tokio, volvimos en tren temprano. El hostel de Tokio ya no era tan lindo como el otro, los cuartos eran una caja de fósforos y tenían 8 camas, 4 cuchetas. Las valijas prácticamente no entraban un ningún lado. Ese día, después de instalarnos en el hostel, salimos a buscar un lugar para comer, y terminamos en uno de comida típica japonesa. Estaba rico, pero creo que era por el hambre que teníamos!!!
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Hay que fumar cuando no se camina...
Tokio si nos impresionó y nos dio la idea que estábamos en Japón. La ciudad es muy grande pero muy ordenada. Los japoneses son unas personas espectaculares, son todos buenos, serviciales e incapaces de querer pasarte en algo. El tránsito es súper ordenado, subir al metro es un placer, la gente hace fila y se respeta muchísimo. En la calle no se puede fumar, en realidad está muy mal visto, y si una persona te pide en la calle que apagues el cigarro lo tenes que apagar.
No tiene porque ser policía ni nada de eso, cualquiera puede pedírtelo. En todos lados hay sectores de fumadores, hasta en los trenes y se respeta muchísimo.
En la calle hay puestos de fumadores con unos ceniceros gigantes y todos fuman ahí. No se puede fumar y caminar. Es gracioso pero es así!!
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Parte de los 3 millones de personas que circulan por día en Shibuya
En Tokio lo primero que hicimos fue visitar el edificio de Sony, en realidad era solamente una especie de showroom. Después de ahí nos fuimos a Shibuya que es donde está el cruce de calles donde pasan más personas en el mundo por día, 3.000.000. Increíble. Fuimos en la hora pico, que es cuando la gente sale de trabajar y nos sentamos en un Starbucks Cofee en el segundo piso a mirar todo desde ahí. Era impresionante ver a la gente acumularse en las esquinas, y cuando cambiaba el semáforo, era increíble! Una locura de personas para todos lados. El semáforo funciona distinto. Cambia solo para personas, en todas las direcciones, horizontal y diagonal y después solo para autos. O sea, nunca cruzan personas y autos a la misma vez.
De noche fuimos a Akihabara, un barrio que le llaman Electronic town, está lleno de edificios de miles de pisos donde solo se vender artículos electrónicos. Había de todo, cosas muy modernas, pero todo era carísimo. Dio para ver y nada más.
Japón en si es caro, comer, salir, los paseos, el transporte.
El segundo día de Tokio fue el más disfrutable pero el más cansador. Hicimos todo Tokio, de punta a punta, caminamos 16 horas y terminamos muertos!!!
Empezamos yendo al Palacio Imperial, sabíamos que solo se podía entrar a los jardines y que era gratis. Cuando llegamos, estaba cerrado, solo cerraba viernes y lunes, era viernes. Nos fuimos a conocer el Estadio Nacional. En el medio del camino estaba un estadio de beisbol. Nos dejaron entrar, había un equipo practicando. El estadio estaba espectacular, muy moderno. En el Estadio Nacional no pudimos entrar.
Después de ahí, nos fuimos a la otra punta de Tokio en busca de un Saizeriya, el restaurant que habíamos comido en Hiroshima, que lo habíamos buscado en internet y sabíamos que estaba cerca de la estación Ikebukuro. Tomamos el metro y allá nos fuimos. Cuando llegamos, con un papel en la mano con el nombre del restaurant, empezamos a preguntar a la gente si sabia donde quedaba, nos mandaban todos hasta que encontramos a un hombre que si sabia donde era y se desvió de su camino y caminó con nosotros 5 cuadras y nos dejo en la puerta!! Era como un oasis en el desierto!! El japonés, un fenómeno!!
De tardecita decidimos ir a conocer la bahía y fue una de las decisiones más acertadas que tuvimos. Llegamos cuando estaba anocheciendo, después de tener que hacer miles de combinaciones de subtes y trenes de todo tipo. Había una playita chiquita y se podía ver toda la ciudad a lo lejos. El puente Rainbow Bridge era la joya de la vista, iluminado estaba espectacular, muy al estilo del Golden Gate en San Francisco, un poco más chico. Caminamos un rato largo por la rambla, sacamos miles de fotos divinas!! Del otro lado del puente había una rueda muy parecida a la que habíamos visto en Singapur y se podía subir a ver la vista panorámica de toda la ciudad, no subimos. A la vuelta dimos la vuelta completa en el trencito que nos había llevado hasta ahí y después volvimos.
El ultimo día de la estadía en Tokio salimos tarde y fuimos a visitar el Zoo donde se suponía que estaba el famoso panda gigante. Cuando llegamos, estábamos por sacar las entradas cuando veo que había un cartel que decía: There is not giant panda in this zoo. Preguntamos en la boletería y el japonesito nos hacia una cruz con los brazos El panda había muerto!! Y la gente salía tan indignada del zoo que tuvieron que poner carteles por todos lados!! Pobre pandaaaaa... Nos habíamos quedado sin paseo así que nos fuimos a conocer los jardines del palacio imperial que ese día si estaba abierto. Estaba lleno de gente, haciendo pic nic, nadie jugando a la pelota, apenas si se podía pisar el pasto
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Esto es lo más cercano que estuvimos del pobre Panda...
De noche salimos a tomar unas cervecitas y a festejar el cumple de uno de los chicos del grupo, fuimos a unos barcitos chiquitos que habían cerca del hostel, fue todo un tema para que nos entendieran que queríamos. Un compañero pidió un te helado pensando que era whisky!!! Por pedir por señas lo que estaba tomando un señor que estaba sumamente alcoholizado...Jeje Se lo habrían dado para la resaca .
Ese fue nuestro último día en Japón, dormimos 12 personas en un cuarto de 8, porque nos habían cancelado las reservas. Otros se fueron a dormir al aeropuerto .
En fin, Japón realmente nos encantó. Desde las ciudades que vimos, el orden, la gente. Los japoneses son un amor, sumamente serviciales y amables.
Historia de Hiroshima - Mito Kosei y su familia
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En Febrero 2009 nuestro guía en el Parque de la Paz en Hiroshima, Sr Mito Kosei, recibió un premio de la Fundación Cultural Internacional Hiroshima, como muestra la foto arriba. La Fundación entregó premios a dos grupos y a dos individuos para honrar sus esfuerzos para promocionar relaciones internacionales.
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Ya que cree firmemente que todo el mundo debiera saber qué sucedió en Hiroshima, el Sr. Mito se convirtió en guía voluntario en el Parque de la Paz de Hiroshima en 2006, cuando se jubiló de profesor de inglés en secundaria. Ha guiado a 32.000 visitantes (incluyendo 7,600 visitantes extranjeros de 95 paises). Ahora está enseñando a futuros guías cómo guiar en japonés y en inglés.
El Sr. Mito nos mandó la historia que su madre, Sra. Mito Tomie (en la foto siguiente), había escrito sobre ese día fatídico en que la bomba cayó sobre Hiroshima El Sr. Mito dice Por favor lean su historia y recuerden Hiroshima
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Durante la guerra, la Sra Mito Tomie y su marido Sr. Mito Yoshio vivían en el centro de Hiroshima. Cerca del final de la guerra, lo habitantes que vivían allí recibieron orden de mudarse al campo, ya que era muy peligroso vivir allí.
De modo que tres meses antes del bombardeo, la Sra Mito y su marido fueron a vivir con sus padres en un pueblo a 7 kilómetros, del otro lado de una pequeña montaña de Hiroshima. Todos los días, su marido y su padre, el Dr. Ananda Hoichi, y muchos del pueblo, iban a Hiroshima a trabajar. La Sra. Mito estaba embarazada de cuatro meses cuando cayó la bomba.
EL SEIS DE AGOSTO 1945 DE MI PADRE EN HIROSHIMA, JAPÓN, POR MITO TOMIE
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Ese día, hace cincuenta y ocho años, es algo que aún no he podido olvidar.
Es algo que ciertamente no deseo recordar o de lo que no quisiera hablar. Incluso si no hablo de ello, nadie podrá sentir lo que realmente significa. No quiero pensar en ello, me parte el alma. Sin embargo, si no quiero que vuelva a suceder, parece sabio escribir sobre ello.
El rugido de la B-29 ese día era diferente al normal,- era profundo y fuerte, como si me sacudiera. Justo cuando salía de mi casa vi un enorme avión negro que desaparecía hacia el oeste, apenas encima del Monte Gosaso. Hubo una tremenda explosión y el techo de mi casa y el hollín cayeron al piso, desparramando ceniza por doquier. Las puertas corredizas de papel y las ventanas de malla no han sido derechas desde entonces. Esto lo descubrí recién mucho después.
Después de cierto tiempo recibimos información que hubo un fuego en medio de la ciudad e Hiroshima, pero aún no podía creer lo que oí. No puede haber sucedido, me decía pero al mismo tiempo, mi corazón palpitaba ya que sabía que estábamos en medio de una guerra y que realmente podía suceder. De la misma manera sentirían mis vecinos, cuando caminamos a la montaña próxima Nadie hablaba ni una palabra, sólo rápidamente subíamos. Esta era la montaña a la que subíamos cada 3 de abril con paquetes de comida para Hanami, para ver las flores de cereza. De la cima, podíamos tener una vista total de la ciudad de Hiroshima. Lo que vimos ese día, sin embargo, era literalmente un mar de fuego sobre toda la ciudad.
Todos nos sentimos con los pies enraizados al lugar, sacudiéndonos sin siquiera una palabra o sonido. Esto no podía estar sucediendo. No era posible. Un tiempo después, la gente volvió a sus cabales y empezó a sentirse ansiosa por sus esposos que habían ido a trabajar esa mañana.
Pronto las noticias de las víctimas nos llegaron a todos en nuestra tranquila villa. Gradualmente descubrimos quién había sido herido o quemado . Ninguno de nosotros sabía qué hacer o cómo podíamos ayudar. Mientras estábamos demasiado asombrados para ayudar, la gente que había sido herida empezó a ser trasladada a las escuelas y templos.
Yo no comí. No, no me acordé de comer. Todo lo que podía pensar era cómo estaban mi padre y mi esposo. Me di cuenta que estaba poniéndose oscuro. Nadie en mi familia dijo Pueden haber sido quemados hasta morir, aunque eso es lo que nos daba vueltas y vueltas en nuestros corazones. Sólo caminábamos de acá para allá, adentro y afuera.
Teníamos luces afuera, pero eran pálidas. Alrededor de las nueve de la noche, en la pálida luz, una voz dijo Estoy en casa! Corrí a la puerta y vi que era mi padre. Un fantasma, es como lo describiría. Estaba cubierto de negro en su cara o su cabeza, no distinguía cuál. Lo que aparentaban ser sus ropas estaban rasgadas y cayeron al piso. Parecía estar cubierto de algas secas. Hasta sus pantalones eran así y a través de los agujeros podía ver la piel que también estaba cubierta de algo negro.
Aún así, estaba vivo y ahora estaba a salvo en casa, así que me sentí aliviada.
Sin embargo mi esposo no regresó esa noche. Sin saber cómo buscarlo, el tiempo pasaba y me angustié toda la noche. Tampoco volvió al día siguiente. Dos días después, finalmente volvió a casa. El era un maestro y estaba a salvo ya que estaba al pie de una escalinata cuando sucedió. Nos contó que no había podido volver ya que había tenido que auxiliar a sus alumnos.
Cuando la ciudad fue bombardeada, mi padre el Sr. Anada Hoichi, que se ve en la fotografía, estaba camino a su casa, a sólo 600 metros del hypocentro. Cuando la bomba explotó, fue sepultado vivo bajo los escombros. Su memoria de este tiempo no es clara, pero cuando finalmente logró sacar su cabeza de abajo de los escombros, algunos alumnos que estaban en la ciudad por *Gakutodouin lo sacaron. Después caminó, evitando el fuego, y una mujer a quien no conocía le ofreció su paraguas diciendo Por favor tome esto. Hace demasiado calor aquí. Tomando el paraguas, caminó durante la mitad del día para llegar a casa.
El estaba tan contento de haber sobrevivido y le contó a nuestra familia y vecinos que se salvó milagrosamente. Contamos las heridas en su cuerpo y encontramos diecinueve. También tenía dolor en el cuerpo, así que fue a consultar al médico. Unos diez días después, pequeñas manchas rojas aparecieron sobre todo su cuerpo. El médico jefe de la Clínica Nacional Hataka dijo que era el efecto del gas venenoso de la bomba atómica, y desgraciadamente no tenía medicación. Igual, sugirió que cambio de sangre podría ayudar, y tratamos varias veces con la sangre de su hijo. Algo parecido a las tripas de un pescado salían cuando vomitaba y en su diarrea. Cuando esto sucedía, parecía que todas las tripas de su cuerpo se esforzaran por salir. Lo que salía tenía un olor repugnante, que llenaba el aire por mucho tiempo.
Día tras día se volvía más débil, demasiado débil para moverse o comer. Habíamos oído que asando los gusanos de árboles de castaña serían buenos para su garganta. Asi que cortamos los árboles y asamos los gusanos blancos, pero ni eso podía comer. Eso era todo lo que podíamos hacer, ya que en esos tiempos no había muchos medicamentos disponibles para gente común como nosotros. Al final perdió su voz. Después de eso tratamos de comunicarnos usando una lapicera, pero estaba demasiado débil para usarla. Tres días antes de morir nos dijo que buscáramos un paquetito envuelto en una tela violeta del segundo cajón de su estante, lo cual hicimos y le mostramos. Adentro había dinero que había retirado de su propia cuenta bancaria. Después nos pidió que lo separáramos y lo diéramos a nuestros parientes y sus amigos íntimos, que habían sido tan importantes para él.
En la mañana del 3 de setiembre quería que le ayudáramos a cambiarse de pijama y escuchar las noticias de las 7. Le cambiamos la ropa interior y pusimos el futon más alto para que pudiera incorporarse. Estaba escuchando la radio con ambas manos en su regazo, con los ojos cerrados, y se veía hermoso. La noticia era sobre el Instrumento de Rendición, que había sido firmado en el USS Missouri el día anterior. El informativo terminó a las 7.25. En ese momento, el corazón de mi padre paró. Fue un último momento de su vida tan hermoso, tan apropiado para el carácter meticuloso de mi padre.
*Gakutodouin (para compensar la falta de trabajadores, los estudiantes a partir de los 12 años de edad, ya sea en forma voluntaria u obligatoria, trabajaron para el esfuerzo de guerra, principalmente en fábricas)
Postdata, Marzo 8, 2009-
Sin saber que había radioactividad en la ciudad, Mito Tomie entró Hiroshim tres días después que la bomba explotó para ver que había sucedido con su casa. Estaba embarazada de 4 meses de su hijo Kosei. Mito Kosei nació en enero, 1946. Fue enfermizo en su niñez y faltó al colegio durante un mes sufriendo varias enfermedades infecciosas, que pueden haber sido causadas por sus bajas defensas [Click here para saber de los certificados de sobrevivientes.
Mito Kosei escribe:Mi madre tuvo cáncer de vejiga hace 2 años, pero afortunadamente se mejoró. Hace tres años repentinamente tuvo fiebre alta y fuertes dolores en la espalda por un virus. Estuvo en el hospital casi medio año y en cama más de 4 meses, y en cierto momento no se podía levantar por sus músculos débiles. El médico dijo que le llevaría por lo menos medio año antes que pudiera salir de compras, pero naturalmente ella tenía mucha fuerza de voluntad y trabajó mucho en rehabilitación por dos meses en el hospital y pudo ir de compras a Hiroshima. Ahora, a la edad de 90 años, esta muy bien y parece mucho más joven.
Físicamente, mi padre se mantuvo sano, salvo el último año de su vida cuando fue senil y tuvo diabetes. Murió hace 7 años, a la edad de 92.
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Mi padre nunca nos contó nada de lo que había experimentado. Toda su vida, guardó silencio por su trauma emocional. Los sobrevivientes nunca recibieron tratamiento para tratar el stress mental y aún hoy, más de 60 años después, muy pocos sobrevivientes pueden contar sus historias a los demás.
Cuando decidí ser guía en el Parque de la Paz de Hiroshima, le pedí a mi madre que escribiera un testimonio de su experiencia, al menos sobre su padre. Pero debido al trauma emocional, le llevó medio año empezar a escribir, y necesitó oro medio año para terminar. Aún no quiere escribir sobre lo que vió al entrar en Hiroshima tres días después de la bomba. Yo estoy dispuesto a escribir todo lo que sé acerca de lo que le sucedió a mi familia.
Si usted visita el Parque de la Paz de Hiroshima ahora, el Sr. Mito lo guiará sin costo. Ahora mismo (Marzo 2009) hay 10 Guías Informativos Gratis. La nueva tarjeta del Sr. Mito tiene su frase favorita, que es de un mensaje escrito en el Museo Memorial de la Paz por el Premio Nobel y sobreviviente del holocausto Elie Wiesel en 1995
Sólo en la memoria hay esperanza para todos nosotros
El Papa Juan Pablo II expresó un sentimiento similar:
La guerra es muerte
Recordar el pasado es comprometerse con el futuro
Recordar Hiroshima es aborrecer la guerra nuclear.
Recordar Hiroshima es comprometerse a la paz
... Hiroshima, Febrero 25, 1981
Traducción de la historia: Silvia Zucker