Estos atributos de seguridad que caracterizan a la aviación moderna, obedecen no solo a la sofisticación científica y tecnológica aplicada en la construcción de aviones cada vez más precisos y confiables. Varios y diversos son los aspectos involucrados para hacer posible éste nivel de seguridad.
A la moderna tecnología, se suma la pericia técnica de los mecánicos, la capacidad de pilotos altamente entrenados, la eficacia de los despachantes operativos, la precisión de los controladores de vuelo, los modernos sistemas de análisis y pronóstico meteorológico, etc., todo lo cual hace posible que volar sea una rutina agradable y segura.
No obstante, sabemos que todos estos datos parecen no ser suficientes para un número muy elevado de personas que sienten temor o inquietud al momento de tener que viajar por avión. Y muchas son las que finalizan desarrollando una fobia al vuelo.
Caracterizada por un temor exagerado -consciente e incontrolable-, una fobia es paralizante ante ciertas situaciones, objetos o animales, por lo que puede cambiar la vida de quien la sufre, ya que implica una limitación de orden tanto personal como profesional.
Las personas fóbicas son concientes de que la intensidad del miedo es enfermizo, irracional y absurdo, no obstante lo cual no son capaces de controlarlo. Ese es el significado de la limitación: cuando el miedo es más poderoso que el deseo, muchos objetivos de nuestra vida dejan de ser posibles.
Existen diversos tipos de fobias, y algunas son específicas, como la fobia a ciertos animales, lugares, insectos, o bien a volar. El miedo a volar es un problema importante, dado que afecta a muchos pasajeros: el 10% de ellos lo padece con intensidad severa, mientras que un 20% lo experimenta más moderadamente.
La fobia a volar posee varios componentes, entre los que se destacan el temor a las alturas, a los espacios cerrados, a las multitudes, tener que esperar con paciencia, no comprender las extrañas maniobras, ruidos y sensaciones que ocurren durante el vuelo, tener excesiva preocupación por la turbulencia, depender de un medio mecánico desconocido del cual pende nuestra vida, depender de la experiencia y capacidad de los pilotos, sentir que no se tiene el control de lo que ocurre, etc. Las personas que tienen miedo intenso a volar experimentan síntomas sumamente desagradables, entre los que se destacan:
Fisiológicos:
Palpitaciones, dolor en el pecho
Dificultad para respirar, respiración agitada
Tensión muscular, temblores
Molestia en el estomago e intestinos
Sudor, mareo, debilidad, hormigueos, sequedad de la boca, y rostro pálido
Psicológicos:
Fallas en la memoria
Reducción del campo perceptivo
Disminución de la capacidad cognitiva
Expectativas negativas
Pensamientos orientados a la auto-preservación
Temor a la pérdida del propio control
Este tipo de síntomas son característicos de un ataque de ansiedad, y los puede experimentar cualquier persona en situaciones distintas del vuelo; pero existe una diferencia: que no se siente tan incapacitada como se sienten quienes los experimentan cuando están a bordo de una aeronave, dado que allí se sienten absolutamente impotentes.
En realidad, esta es la llave del problema, por que en otras situaciones una persona siente que tiene más libertad para cambiar las cosas: si se siente mal en el coche, puede abrir la ventanilla, puede hablarle al conductor o, incluso, puede ser quien se encuentre conduciendo.
Viajando por tren o autobús, la gente tiene menos problemas que cuando viaja por avión, dado que siente que tiene más posibilidad de superar la situación. En cambio, cuando vuelan, creen que pueden quedar atrapadas en el avión hasta que éste aterrice, de forma tal que no disponen de ninguna variable para resolver el problema. Entonces el miedo se apodera de ellas y puede crecer hasta llegar a un ataque de pánico.
Estas personas tienen propensión al desarrollo de ansiedad, y dedican demasiado tiempo a estar preocupadas con temores acerca del vuelo, mucho tiempo antes de que el mismo suceda. Para ellas, el martirio de volar puede comenzar meses antes de la partida. A ello suelen seguirle auto-reproches, por sentir que son débiles, o por que fallan en el intento de sobreponerse al miedo.
El miedo a volar es un miedo infundado cuyo origen remite a fuentes múltiples y diversas. A una posible tendencia genética a padecer trastornos de ansiedad, se puede sumar la eventualidad de que la persona afectada tenga que volar por compromisos laborales, familiares, etc., lo cual es vivido como algo atormentador, por lo que se intensifica el problema. Por otro lado, también es posible que el avión sea inconcientemente utilizado como pantalla sobre la cual se proyectan conflictos no resueltos.
En algunos casos, estas personas deciden no insistir más con el tema del vuelo. Una vez que les sobrepasa y que no pueden sobreponerse al mismo, el miedo se convierte en una fobia.
El miedo patológico implica que hay una percepción amenazante de la realidad cuando, en verdad, no existe tal amenaza. Éste es el meollo del problema de las personas que tienen miedo a volar: la percepción de un excesivo peligro allí donde, precisamente, existe un alto nivel de seguridad, por lo que se trata de un desajuste perceptivo, producido por múltiples causas.
Diariamente, en todo el mundo, más de cuatro millones de personas vuelan con seguridad en un avión comercial. En el 2006, en España, unas cien millones de personas optaron por el avión como medio de transporte, y ninguna de ellas ha sufrido daño alguno. Por contraste, más de cuatro mil personas murieron en los más de cien mil accidentes automovilísticos que se produjeron en las carreteras. Estas cifras son más que suficientes para comprender lo seguro que es viajar por avión, en relación a hacerlo en automóvil. No obstante, las personas que tienen miedo a volar dicen que se sienten más seguras cuando conducen su coche, debido a que creen que ellas "tienen el control del mismo".
Es que - en relación al objeto temido -, el sistema perceptivo de una persona que tiene miedo patológico funciona del mismo modo como funciona el de los teóricos ortodoxos, para quienes los hechos son menos importantes que las teorías que defienden. El miedo a volar produce preocupación excesiva e injustificada; los pasajeros que temen a los aviones tienen excesiva inquietud y una elevada sensación de inseguridad. Sienten que están en un serio peligro, y que pueden perder el control. La sensación de extrañeza, temor a perder el control, incertidumbre, y sospechas, son manifestaciones normales a un cuadro de ansiedad.
Mañana segunda parte de Miedo a Volar
Carlos Zerdán
Comandante Retirado
Psicólogo especializado en Psicología Aeronáutica
Director de Alas y Raíces