Hoy viaja a París para representar a Uruguay en el "Masters de la
Boulangerie", uno de los atractivos de la reconocida feria Europain. Israel
Zelayes es un uruguayo que fue seleccionado por la organización del
evento, encontrándose entre los ocho panaderos en el mundo que
competirán en la modalidad Pieza Artística.
En el Centro de Industriales Panaderos, presentó las piezas que desarrollará en la competencia, vinculadas a las tradiciones de Uruguay, trabajo que deberá realizar en ocho horas, máximo. Actualmente, Zelayes trabaja como repostero en la Confitería Plaza.
Israel Zelayes, 34 años, forma una masa, la palmea y la pone a leudar. Toma otra medida de harina, la mezcla con aceite, le agrega agua, la amasa con fuerza, la estira, la toma entre sus dedos y la acaricia hasta lograr la textura ideal. Con ella, luego forma la crin del caballo, una de las figuras que presentará en el Master de Panadería que comienza esta semana en París.
Zelayes es un trabajador uruguayo dedicado a la panadería artesanal, que fue invitado a participar en el concurso que es uno de los atractivos de la reconocida feria Europain. Su hobby es realizar piezas artísticas y para representar a Uruguay, construyó figuras vinculadas a la tradición nacional.
El joven explica que, entre los requisitos para concursar, la pieza tiene que medir 1 metro 60 de alto, sostenerse por sí sola y representar un día de fiesta en el país de origen del concursante. "Yo elegí el domingo santo de Semana Santa (para nosotros los cristianos) y que tiene que ver con la semana criolla.
El grupo de piezas se compone de una china con sus panes, un gaucho, un jinete en la doma, termo, mate y
sobresalen unos caballos y una cruz. También tengo que hacer 12 cuadros donde figuren diferentes referencias de nuestra cultura en cada mes del año". Los 12 cuadros elaborados con una base de harina de centeno y pintados con pintura comestible están dipuestos sobre la mesa y el artista señala que incluso los marcos son de pan. Para representar el mes de marzo, dibujó a un niño con túnica y moña, para mayo, una madre en su día, para febrero, el candombe.
Zelayes habla con mucho entusiasmo de su trabajo. Es atento, inquieto. "Esto me gusta porque es una expresión artística. Es como aprender a cantar ópera. A los 14 años se me dio por hacer un curso de pintura y en algún momento pensé que no me servía, pero estoy convencido que en las vueltas que da la vida todo lo que se aprende se termina utilizando. Yo se lo digo a mi hijo y estoy contento por eso".
Cuenta que para participar en el Master de Panadería de París, lo citaron a través del Centro de Industriales Panaderos -donde dice que le han dado un gran apoyo-. "Tuve la suerte de competir en un campeonato uruguayo, en 2004, y de ganarlo. Luego volví a competir en 2007 y volví a ganar a nivel uruguayo, y luego fuimos a otro latinoamericano donde el equipo uruguayo alcanzó el tercer puesto. Pero gracias al desempeño que tuve en ese campeonato, ahora me citaron para el Master de Panadería".
A París van los ocho mejores del mundo en cada especialidad -pan, bollería y pieza artística-, la competencia es individual, y entre ellos está este uruguayo. Mientras prepara su equipaje, Zelayes señala que él es el único que va a representar a Uruguay, que además, es el único país de América Latina que compite.
"De toda América, sólo competimos un estadounidense y yo. El resto son europeos y asiáticos. Francia es la cuna de la panificación y voy a poder conocer a gente muy preparada. Tengo que agradecerle a Dios porque esta oportunidad sería impensable para un obrero".
PerfilIsrael Zelayes nació en Montevideo, su profesión es repostero, está casado y tiene un hijo de 10 años llamado Caracé.
De todo lo aprendidoSeñala, "cuando tenía 24 años, Zelayes trabajaba en un supermercado donde había ofertas de pan de campo. "Se me ocurrió hacer un hornerito y otro pajarito. Ahí arranqué y luego seguí haciendo panes con formas, calas, brujas con motorcitos que giran, porque también trabajé como mecánico de motores de dos y cuatro tiempos. Por eso digo que mezclé todo lo que había aprendido. También hice un árbol de Navidad que ganó un primer premio, y luego quedé en stand by hasta que en 2004 llegó al Centro de Panaderos la invitación para la competencia, me presenté y fue retomar, hacer memoria y aprender, porque compitiendo se aprende muchísimo, sobre todo de los errores".
fuente: El País Digital