Ese considerable incremento en el volumen de vuelos y rutas tendrá también su lado negativo: una mayor contribución del sector al cambio climático, duplicando su actual peso, situado entre un 2% y un 3%, según comenta Frangialli. La Comisión Europea tiene previsto incluir el transporte aéreo en el sistema de comercio de emisiones de gases de efecto invernadero en 2011 o 2012, decisión que en un principio se encontró con el rechazó de las aerolíneas, ya que tendrán que certificar las cantidades de emisiones de CO2 que lanzan a la atmósfera, lo que podría aumentar el coste de los billetes.
Pese a ello, la mayoría de las compañías aéreas, entre ellas, British Airways, Air France o Swiss, están ya de acuerdo con la propuesta de la UE, incluso algunas aerolíneas de bajo coste como easyJet han asumido su responsabilidad en el proceso, pero exigen que se reduzca el tiempo de espera en el aire antes de aterrizar y los recorridos en tierra desde y hacia las terminales, durante los cuales la contaminación es aún mayor. Por otro lado, la desregulación traerá también otro fenómeno, el de concentración del sector mediante fusiones y absorciones entre compañías, proceso al que el directivo de la OMT se muestra favorable, a condición de que no se abuse de situaciones de monopolio, frenando la entrada de nuevos operadores en el mercado.
Igualmente, el directivo de la organización insiste en la importancia que tiene para el futuro del turismo la colaboración entre las Administraciones y el sector privado en materia de la gestión del transporte aéreo y en general de la industria turística.
fuente: Hosteltur