Hoy compartimos la primera entrega. En el correr de la semana publicaremos las restantes.
Los mitos de Chile
Islas vírgenes, selvas, desiertos, nieve, mar y montañas, además de fascinantes pueblitos históricos, conforman un continente que todavía está por descubrirse como lo demuestra este especial de turismo realizado por el Grupo de Diarios de América, próximo a las vacaciones de julio.
EL MERCURIO | SEBASTIÁN MONTALVA
Desierto, montañas, bosques, glaciares y excelentes vinos: cinco elementos que definen los principales atractivos turísticos de Chile. De norte a sur, el Parque Nacional Torres de Paine, el pueblo San Pedro de Atacama y la ruta del vino Colchagua son enclaves privilegiados en el mundo.
Recientemente, la revista Traveler de National Geographic situó al Parque Torres de Paine en el segundo lugar de su ranking de los mejores destinos naturales del mundo, tras los fiordos noruegos.
Torres del Paine es un completo resumen de los encantos de la mítica Patagonia. Un cóctel de bosques, lagos color turquesa, prístinos ríos, cascadas torrentosas, glaciares milenarios, cumbres multicolores y cientos de especies animales y vegetales. Ideal para los amantes de la naturaleza y para quienes les reconforta saber que todavía quedan lugares que no han sido tocados por el hombre.
Dirigido a los más aventureros, el parque está pensado para las excursiones y la vida de camping. El circuito más clásico es el llamado W, ruta que en 5 días (caminando con calma), transita por los principales puntos del parque, como el sector del glaciar Grey, la base de las Torres y el Valle del Francés. Y que permite cumplir con un rito imperdible: ver el amanecer desde la base. Para eso, hay que alojarse en el refugio Torres o Campamento Chileno, caminar todo el día siguiente y esa noche quedarse en el campamento base de Las Torres; levantarse a las cuatro de la madrugada y ver cómo el sol tiñe de rojo sus curiosas formas rocosas.
De todos modos, hay actividades para todos los gustos. Para quienes no quieren hacer esfuerzos, una linda opción es embarcarse en el barco Grey II, que navega frente a los icebergs del glaciar; o bien, tomar un tour convencional desde Puerto Natales (la ciudad más cercana, a 113 kilómetros), que recorre el parque con detenciones en miradores como el del lago Nordenskjöld o Sarmiento. Para los espíritus más osados, es posible hacer desde cabalgatas y navegación kayak por los glaciares Serrano y Balmaceda hasta caminatas por el hielo en el brazo oeste del glaciar Grey.
SAN PEDRO DE ATACAMA. Uno de los mitos más famosos de este pueblo del norte de Chile es que, algún día, el desaparecido grupo Pink Floyd haría un megaconcierto en pleno Valle de la Luna. El show nunca se concretó, pero todavía hay quienes alucinan sólo imaginando cómo sería ver un espectáculo de este tipo en medio de uno de los paisajes más extraños de la Tierra.
Porque San Pedro de Atacama podría servir perfectamente para filmar la mejor película de ciencia ficción intergaláctica. Eso gracias a la belleza escénica del Desierto de Atacama, el más árido del mundo, con paisajes montañosos, solitarios salares, lagunas multicolores y animales salvajes en medio de kilómetros de arena.
Primero que nada, el turista debe acostumbrarse al altiplano y a los más de 3.000 metros de altitud de la mayoría de los atractivos de San Pedro. Por eso, el primer día conviene tomárselo con calma. Para quienes visitan este lugar por primera vez, existe un itinerario clásico, comenzando por el Valle de la Luna, llamado así por sus notables paisajes lunares, y sitio más popular para ver la puesta de sol. Después está el circuito arqueológico, que comprende lugares como el Pukará de Quitor, la aldea de Tulor (de más 3.000 años de antigüedad) y el Museo de Gustavo Le Paige. Luego, la visita a Miscanti y Meñique, dos lagunas altiplánicas a 4.000 metros de altura, o la ascensión al volcán Lascar, con uno de los cráteres más activos de la región; y, por supuesto, el viaje hacia los Geysers del Tatio, que obliga a levantarse a las cuatro de la mañana, pero que ofrece el notable espectáculo de sus fumarolas de vapor y la recompensa de un baño termal en Puritama, ocho pozones naturales con agua a treinta grados de temperatura.
De todos modos, San Pedro ofrece muchísimas actividades alternativas, como los tours astronómicos con charlas y observación de estrellas, y recorridos a sitios más desconocidos, pero igual de espectaculares, como la Cordillera de la Sal, una formación de cerros pequeños que se originó a partir del Salar de Atacama; o los Monjes de la Pacana, unas torres de rocas de hasta 25 metros esculpidas por el viento en medio de una gran meseta de piedras volcánicas.
La reina del esquí sobre la nieve
LA NACIÓN
Desde la belleza casi desolada de la Antártida hasta la vigorosa e impenetrable selva misionera, pasando por esa maravilla natural que son los glaciares, la agreste geografía de la región cuyana y la infinita llanura pampeana, la Argentina cautiva a propios y extraños.
Profundos bosques, lagos azul oscuro como el océano y laderas blancas y empinadas se funden en las montañas patagónicas para conformar el paraíso de los amantes de los deportes invernales. La Argentina posee, de Norte a Sur, casi una decena de centros de esquí. En la tierra del sol y de los excelentes vinos, Mendoza, Penitentes y Las Leñas tienen alternativas diferentes. El primero, muy cerca de la frontera con Chile, posee más de 300 hectáreas de superficie esquiable y abundante cantidad de nieve en polvo distribuida en sus 28 pistas para todos los niveles y complejidades. Además, tiene el atractivo de estar a la vista del mayor pico de América, el Aconcagua.
Al Sur, se encuentra el renombrado Las Leñas, uno de los más importantes centros del país tanto por la oferta de pistas y variantes para la práctica del esquí extremo como por su activa vida social. Con 130 hectáreas tiene 27 pistas.
Ya en la provincia de Neuquén, se ubican Parque Caviahue y Batea Mahuida. Esos dos pequeños y familiares centros son visitados especialmente por locales, ya que el resto del turismo que llega a la provincia opta por Cerro Bayo, en Villa La Angostura, o Chapelco, en San Martín de los Andes. El primero es ideal para quienes se inician en el deporte, con abundantes pistas fáciles. Se suma un paisaje encantador y la proximidad de Villa La Angostura, ciudad de belleza singular.
A 100 kilómetros, se encuentra San Martín de los Andes. Ciudad con espíritu de aldea de montaña, tiene como centro al cerro Chapelco que combina una buena oferta de pistas y vistas inigualables.
El más antiguo, el de mayor tamaño y renombre, el Cerro Catedral, en Bariloche, Río Negro, es el hermano mayor de los centros. Con 600 hectáreas distribuidas en 53 pistas de las más variadas exigencias, es el centro elegido por los jóvenes, ya que combina deporte y abundante diversión nocturna.
En Chubut, muy cerca de la ciudad de Esquel, está La Hoya. Enmarcado por bosques, lagos y cascadas tiene variedad de pistas para todos los niveles. Ya en el fin del mundo, en Ushuaia, Cerro Castor es el más nuevo. Inaugurado hace poco más de un lustro, posee 20 kilómetros de pistas de todos los niveles. Ofrece el atractivo de tener una vista inigualable del Canal de Beagle.
¿Cómo llegar a esos rincones?
Para llegar al Parque Nacional Torres de Paine de Chile, desde Santiago, se debe volar a Punta Arenas. El pasaje cuesta desde U$S 140. Desde allí hay 226 kms. hasta Puerto Natales, que pueden recorrerse en ómnibus desde U$S 7. Preferentemente ir entre octubre y febrero.
Desde Santiago de Chile, mediante avión y U$S 140, se llega a Calama, y luego de allí hay transfers de U$S 13 hacia San Pedro de Atacama, ubicado a 100 kilómetros. Se puede ir todo el año, aunque en verano la temperatura llega a 30 grados en el día y 16 en la noche, con lluvias y tormentas eléctricas debido al invierno boliviano.
En el extremo noroeste argentino, se encuentra la Quebrada de Humahuaca, entrada a la América Andina. En 150 kms., los pueblos de calles estrechas y casas de adobe se mezclan con deslumbrantes cerros y vergeles. Se atraviesan varios poblados históricos, donde el tiempo parece haberse detenido, para llegar a Humahuaca. Hace siglos sirvió de parador en la ruta de los Incas.
Hoy es un punto arqueológico único, además de sitio donde cada año miles de turistas se mezclan con pobladores para participar del famoso Carnaval, fiesta que rememora las costumbres más ancestrales de los habitantes de la región.