mientras comenzaron las investigaciones para determinar las causas del mismo.

La Secretaría de Seguridad del Estado de Sao Paulo informó que hasta la tarde de ayer habían sido rescatados 174 cuerpos de la zona adyacente al aeropuerto paulista de Congonhas.

Un equipo de más de 30 forenses trabaja en la compleja labor de identificación de las víctimas; la temperatura cercana a los mil grados centígrados que, según los bomberos alcanzó el lugar de la explosión, redujo cuerpos a cenizas y derritió inclusive metales como el oro y el platino.

Entre las 186 personas que estaban a bordo del avión había un argentino y un peruano, mientras que el Gobierno de Francia informó que dos personas de esa nacionalidad abordaron en Porto Alegre el fatídico vuelo que tenía como destino San Pablo y que otro francés que estaba en la zona del desastre está desaparecido. En el accidente murió también el diputado Julio Redecker, miembro del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Investigaciones preliminares apuntan a que una posible causa fue el agua acumulada en la pista donde aterrizó la aeronave en medio de la lluvia. La vía principal de la terminal aérea había sido reformada recientemente y se puso en servicio, pese a que las obras de drenaje no estaban terminadas.

Infraero, la empresa estatal que administra los aeropuertos del país, negó esta hipótesis y garantizó que Congonhas, la terminal aérea más concurrida de Brasil, es segura. Pero la Aeronáutica prohibió provisionalmente el uso en días lluviosos de esa pista como medida preventiva hasta que los técnicos del Centro de Investigaciones y Prevenciones de Accidentes Aéreos determinen que tiene condiciones de seguridad para aterrizajes y despegues.

Este accidente es el segundo en menos de un año en Brasil, y ocurre en medio de una prolongada crisis en el sector de la aviación. La noche del 29 de septiembre de 2006, un Boeing 737 de la aerolínea Gol chocó en vuelo con un jet ejecutivo, y se desplomó en plena selva amazónica provocando la muerte de las 154 personas. Desde ese entonces, los problemas de la aviación brasileña han permanecido en portada de la prensa, con paralizaciones y caos en los aeropuertos, por donde pasan 118 millones de pasajeros al año, investigaciones en el Congreso y la realidad de un mercado que creció de manera exorbitante.

El Ministro de Defensa, Waldir Pires, aseguró que este es un momento de cautela y, mientras los resultados de las investigaciones no sean concluidos, lo mejor es mantener la sobriedad y evitar juicios precipitados y alusiones que perjudiquen los trabajos y puedan aumentar la angustia de las personas ya afectadas por la tragedia.

Comité Editorial AeroLatinNews