Esta relación lleva inevitablemente a los temidos números rojos.
"...La producción se encuentra en su nivel de equilibrio cuando la cantidad producida es igual a la demandada. Una situación de equilibrio es aquella que no se ve sometida a fuerzas que puedan alterarla..."
Rudiger DORNSBUCH
Como ocurre con las adicciones, resulta imposible aumentar las tarifas ya que el exceso de oferta lo impide. Esta situación se agota una vez que las maniobras financieras resultan insuficientes para compensar o disimular la pérdida económica. En ese momento se produce la suspensión de pagos y la suerte de la empresa queda librada a las quitas y plazos extraordinarios de pagos que puedan obtener de sus proveedores que son los que en definitiva soportan las consecuencias del exceso de oferta.
Las empresas han buscado disminuir o eliminar la brecha entre costos y precios de sus servicios recurriendo a drásticas reducciones de gastos, a una disminución en sus costos mediante la obtención de rebajas salariales o congelamientos salariales por periodos de dos o tres años o las dos cosas a la vez.
Pero existe un temor absoluto al incremento de las tarifas, habiéndose recurrido al establecimiento de cargos específicos imputados al costo del combustible como si el impacto en el bolsillo del "pax" fuere diferente al producido por un incremento tarifario, pero de ese modo se aumenta el precio sin tocar las tarifas, cuestiones del "marketing" es como ofrecer un mondongo a la española sin mondongo...o más castizamente "callos a la española sin callos".
También se recurrió a los asientos de alta densidad para aumentar la capacidad de las aeronaves a costa no ya de la comodidad sino de la dignidad de los "pax", ya que viajar prácticamente en un ángulo de 90 grados durante ocho, diez o doce horas es atentatorio a la salud, sin embargo ni los estados mas intervencionistas se ocupan de este grave tema.
Como diría Bill Clinton "...la cuestión es la tarifa, estúpido...". La cuestión es cómo se hace para llevar las tarifas a un punto de real equilibrio, lo que implicará fatalmente una reducción de la oferta.
Por lo visto si las empresas hubieran subido las tarifas simultáneamente se hubieran visto obligadas a disminuir la oferta significando en muchas casos el cierre con lo cuál el mercado se habría normalizado generando una demanda menor pero sustentable. Se hubiera llegado al punto ideal que en economía es el "punto de equilibrio".
Sin embargo, parecería que se optó por otro camino, el de las fusiones o absorciones que si bien llevan al mismo resultado hay matices que las diferencian. Mediante este procedimiento se logran bajar los costos ya que generalmente con el mismo nivel de costos fijos se pueden ofrecer más servicios, lo que no implica un incremento de oferta. Por estos medios se llega también a disminuir la competencia con lo cual resulta mas fácil incrementar las tarifas.
Es obvio que estos pensamientos hechos en "voz alta" vienen a raíz de la saga de Iberia que aún tiene final incierto en cuanto a quien será su futuro comprador. En el tráfico Europa-Latinoamérica es evidente que no sólo Iberia, sino el capital español tienen el dominio del mercado, pero Iberia es quien posee la mayor porción.
Es obvio que este mercado, que además tiene un submercado cautivo que es el tráfico étnico, tiene un "plus" que personalmente no veo en otros "mercados" lo que le da además un valor estratégico imponderable.
A ello se suma el crecimiento económico de la región y la integración al mundo especialmente de Chile sobre el Pácífico y Brasil sobre el Atlántico lo que genera un mercado en franca expansión. Perú, Colombia y el propio Uruguay también están intentando consolidar estas políticas de integración. Argentina permanece escondida entre signos de interrogación, pero no deja de ser potencialmente posible que alguna vez alcance el nivel de desarrollo anhelado por varias generaciones.
Como se ve este mercado tiene atractivos, es cierto que también interrogantes, pero que justifican una apuesta fuerte. Latinoamérica tiene más afinidad con España, Italia y Alemania que con Gran Bretaña, más allá de alianzas circunstanciales y oportunistas, pero mientras no se resuelva la cuestión de las Islas Malvinas existe una situación de conflicto que no se da con otros países europeos.
Por eso no dejo de pensar que Lufthansa sería el candidato ideal para pensar más que en una compra en una fusión con Iberia siguiendo el modelo Air France-KLM. Quizás la clave esté en la actitud que tomen finalmente Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz Ferrán, con Spanair. A propósito de todo esto, sigo sin entender que LAN o Marsans no se hayan interesado por PLUNA.
fuente: Aviación Digital Global