La cantidad acumulada de horas de vuelo y la diversidad de aeropuertos que deben transitar muchas personas a lo largo de una jornada las hacen más fuertes al momento de tener que afrontar algunas adversidades propias del transporte aéreo (lo contrario sucede con aquel tipo de persona que realiza algún viaje de manera circunstancial). Debido a experiencias negativas con sus equipajes despachados, la mayoría de los pasajeros que viajan con mucha frecuencia hacen todo lo posible por llevar todo su equipaje en los maletines de cabina. Claro que durante los viajes largos que implican varios días fuera de casa, se hace obligatorio viajar con valijas grandes. Esto hace que al momento de despachar el equipaje el mismo sea recomendado por parte del pasajero como si se tratara de algún familiar que, por alguna circunstancia, ha adoptado la forma de valija.
Durante un viaje de avión pueden suceder varias cosas desagradables; una de ellas tiene lugar en el momento de recoger el equipaje facturado hace 20 horas en el primero de los cuatro aeropuertos que debimos transitar. Nos aproximamos a la cinta transportadora en la cual está indicado nuestro vuelo, nuestros compañeros de vuelo recogen sus equipajes y el nuestro seguramente, una vez más, será el último en bajar. Mantenemos la calma y de repente nos damos cuenta que los mismos equipajes pasan una y otra vez frente a nosotros, hasta que de a poco, la cinta distribuidora comienza a quedar vacía. La esperanza perdida en algún aeropuerto lejano hace muchos años y vuelta a recuperar nos obliga a mantener la confianza. Sin embargo, luego de algunos minutos trascurridos, la realidad comienza a decirnos que la esperanza es lo último que se pierde. Finalmente, hablamos con el personal de la aerolínea y sacamos la conclusión que además de la esperanza lo último que se pierde es el equipaje. Un par de días con la misma camisa y las mismas medias no nos deben desanimar.
Más de un amigo nos ha contado que este año el asunto de los equipajes en los aeropuertos españoles ha debido soportar momentos terribles. Cientos y cientos de personas reclamando sus equipajes. Cientos y cientos de equipajes reclamando por alguien que los recogiera. El comienzo del verano español no ofreció la mejor carta de presentación a cientos y cientos de personas que llegadas desde los más diversos lugares, debían comenzar sus vacaciones o sus zafras laborales solamente con lo puesto. Y lo más difícil de esta situación para los pasajeros es que en algunas ocasiones las aerolíneas ofrecen a las personas perjudicadas algún tipo de compensación que para poco o nada ayuda (en algunos casos ni siquiera existe esta posibilidad). Se trata de uno de los males más difíciles de erradicar del transporte aéreo civil; es un problema que está por encima de la buena voluntad de las aerolíneas. Si bien en algunos casos la explicación se la puede encontrar por la incompatibilidad entre las decisiones comerciales y las soluciones operativas de las aerolíneas, el punto más fuerte tiene que ver con el incremento del transporte aéreo. El aumento de pasajeros y de vuelos debe ser acompañado con mejores posibilidades de infraestructura en las terminales aéreas que permitan la coherencia de las ideas comerciales junto a las condiciones operativas.