El edificio está situado en las afueras de la somnolienta población de Scottsboro, en el estado de Alabama. No parece la clase de lugar que pudiera atraer un millón de visitantes al año, pero los cazadores de ofertas de todo el mundo convergen en este sitio todos los días, hambrientos de ver qué tesoros ha descubierto el Centro de Equipaje sin Reclamar.
Se trata de una compañía que compra todo el equipaje perdido y nunca reclamado de las aerolíneas en Estados Unidos. Luego lo vende todo -desde ropa cara hasta joyas finas- a precio de descuento. "Cuando vienen por aquí siempre le decimos a la gente que se tomen unas horas y hagan su cacería de tesoros", dice Brenda Cantrell, jefe de ventas del centro. "Busquen bien, diviértanse; nunca sabe lo que se puede encontrar", agrega.
Compra a ciegas
Las maletas extraviadas son vendidas al Centro de Equipaje sin Reclamar después de 90 días, siempre y cuando los dueños no hayan sido encontrados. Ellos lo reciben sin haberlo visto, lo desempacan, lo seleccionan y lo exhiben en el depósito que tiene el tamaño de un bloque de apartamentos.
La mayor parte es ropa. Filas y filas de ropa. Pero también se encuentran objetos inusuales e invaluables, algunas veces cosidos en los forros, o escondidos en cajas. El año pasado se perdieron 30 millones de piezas de equipaje en el mundo.
"Teníamos un traje de armadura del siglo XIX, una cámara acuática de la NASA, objetos egipcios y accesorios de cinematografía", dice Brenda quien orgullosamente se coloca junto a un estuche en exhibición que contiene una marioneta de "Laberinto", la película de Jim Henson.
El muñeco fue descubierto en una caja, por allá en 1980. Al abrirla, se quedó mirando fijamente a los empleados. Su nombre es Hoggle, y ahora vive en el museo del centro junto con un grupo de gaitas y mapas antiguos de Afganistán. "Hoggle" no está a la venta.
A lo largo de los años los clientes han hecho sus propios descubrimientos.
Sorpresas
Una mujer encontró US$1.000 escondidos en el forro de un estuche que compró por unas pocas monedas, mientras que otra se dio cuenta de que el jarrón de cristal que había comprado valía una pequeña fortuna.
"Yo estuve aquí el viernes, el sábado, ayer y posiblemente regrese mañana", dice Abby Gentry-Benson, engalanada con joyas de oro, plata y diamantes, todas adquiridas en el mismo lugar. Abby, quien se describe a sí misma como una chica "Chanel Número 5", ha venido al depósito por más de 30 años y ha comprado toda su joyería a mitad de precio. Toda su colección cuesta mucho dinero y no siente culpa de que muchas de sus joyas fueron posiblemente reliquias o recuerdos. "La mayor parte de los objetos que la gente ha perdido estaban asegurados; seguramente recibieron dinero y compraron otros", dice Abby. "Para alguien como yo que los adora y los acaricia todos los días, es algo excelente", agrega.
Descubridores y guardianes
En la sección de artículos deportivos y electrónicos, hay montañas de teléfonos móviles, los siempre populares Ipods, palos de golf, un ukelele (con una cuerda), incluso una escopeta que se extravió por culpa de un dueño descuidado. La posibilidad de lograr una ganga atrae a miles de personas.
Steve Mare y su suegra viajaron todo el día desde Texas sólo para visitar el centro. "Los dos habíamos oído durante años acerca del centro. Queríamos venir y ver qué gangas podíamos encontrar", indicó Steve, quien, por cierto, busca una maleta nueva.
El Centro de Equipaje sin Reclamar comenzó como un pequeño puesto en la misma calle. Su fundador comenzó el negocio comprando equipaje perdido en la compañía de autobuses de largo recorrido Greyhound. En aquellos días, literalmente tiraba todo sobre una mesa y la gente se lanzaba en busca de alguna oferta. Pero el centro es ahora uno de los más importantes destinos turísticos de Alabama y una de las grandes atracciones para los que buscan un vestido nuevo, o una armadura.
Y también es prueba fidedigna del proverbio popular: "El que lo descubre se lo queda y el otro llorando se queda".
fuente: bbcmundo.com