-la inmensa mayoría comenzaba sus vacaciones de invierno- en Aerolíneas Argentinas y Austral. Es que durante todo el día casi todos los vuelos aparecieron anunciados con carteles en letras rojas que informaban de demoras de hasta cinco horas y de cancelaciones.
El aeropuerto, al igual que el sábado, fue un caos. Al final de la tarde, por ejemplo, sucedió algo insólito: la cola de check in era tan larga que atravesó las puertas de entrada al Aeroparque y la gente terminó haciendo la fila a la intemperie. La brisa y el frío que llegaban desde la vereda de enfrente, es decir desde la costa del Río de la Plata, eran atroces.
Para tener una real percepción de cómo fue la jornada lo mejor son los ejemplos concretos. De los 61 vuelos programados para ayer, cinco fueron directamente cancelados: los que se dirigían a Montevideo, Bariloche, San Martín de los Andes, Córdoba y Catamarca. Los más de 700 pasajeros que debían viajar en esos vuelos debieron esperar durante horas a que la aerolínea les consiguiera asiento en otro avión.
A las 19, en el sistema online de Aeropuertos Argentina 2000 aparecían 28 vuelos de Aerolíneas Argentinas y Austral que debían despegar del Aeroparque: 18 de esos vuelos estaban "demorados". El panorama era similar con los arribos. El vuelo AR 1723 proveniente de Iguazú, por ejemplo, debía aterrizar a las 16.40. Se estimaba que finalmente llegaría después de las 22.
A la madrugada se habían producido incidentes en el primer piso de la aeroestación. Tras 14 horas de espera, se le informó a los pasajeros que su vuelo con destino a Bariloche y Calafate finalmente se cancelaba. La gente descargó su furia: rompieron algunas computadoras y teléfonos de los mostradores del primer piso (Ver "Furia...").
Jorge Molina, gerente de Asuntos Corporativos de Aerolíneas, confirmó anoche a Clarín el episodio. "Tenga o no razón el pasajero, algo así solo sucede en Argentina. En cualquier otro aeropuerto del mundo alguien que hace algo así va preso". Y agregó: "La Policía de Seguridad Aeroportuaria no intervino, sólo miró".
De acuerdo a Molina, las demoras y cancelaciones obedecieron a problemas meteorológicos y a que el Aeroparque continua operando con control manual. "Los vuelos se espacian cada diez minutos y, así, al final del día los atrasos acumulados terminan haciendo una bola de nieve", dijo.
El radar Baires -es el que controla todas las operaciones aéreas en el área metropolitana y había quedado fuera de servicio el 1º de marzo - entró de vuelta en funciones el pasado 9 de julio. El problema es que únicamente el aeropuerto de Ezeiza ya está operando con ese radar.
"En el Aeroparque aún se está ajustando la repetidora que toma la señal del radar Baires. Por eso, en este aeropuerto los controladores todavía operan de manera manual", explicó César Salas, presidente de la Asociación de Controladores de Tránsito Aéreo.
Más allá del radar, también hubo demoras porque la compañía aérea programó más vuelos que los aviones con que cuenta. Así, por ejemplo, el vuelo 2470 con destino a Tucumán previsto inicialmente para las 19.20 fue reprogramado para las 22.15 porque no había ninguna aeronave disponible para hacer el viaje, según informaron empleados de tierra de Aerolíneas. Algo similar sucedió con el AU 2736: recién pudo despegar después que aterrizara -y se acondicionara y se cambiara la tripulación- el vuelo 2677 que llegó de Bariloche.
Muchos pasajeros, además, denunciaron sobreventa de pasajes. Clarín pudo ver que en el propio sistema de Aerolíneas que el vuelo 2470 tenía 140 asientos, pero en el listado aparecían 156 pasajeros.
Fuente: www.clarin.com