en principio, no reunirían las condiciones necesarias para entrar a ese país. Hace unos cuantos meses que no se escuchaba acerca de las autoridades migratorias españolas, pues, las exigencias planteadas el año anterior habían comenzado a flexibilizarse. Tal vez, por este motivo es que se habría producido un pequeño aumento en la llegada de uruguayos al país ibérico, lo que provocó la reacción del organismo competente en materia de aceptación de ciudadanos llegados de "tierras lejanas". Pero cabe destacar que esto no sucede solamente con personas uruguayas sino que, lo mismo ha ocurrido con ciudadanos de otros países latinoamericanos. El endurecimiento de las medidas de aceptación de ciudadanos no pertenecientes a la Unión Europea ya había sido denunciado por el gobierno uruguayo en año pasado y, nuevamente fue realizado en esta oportunidad.
El gobierno uruguayo argumenta, como en ocasiones anteriores, que aunque el Tratado que regula estos asuntos entre Uruguay y España tenga unos cuantos años de haberse firmado es el que está vigente y, por lo tanto, es el que rige dichas relaciones actualmente entre ambos países. El mundo ha cambiado mucho desde entonces y España, de manera unilateral, ha decidido interpretar las normas vigentes como mejor le ha parecido. España le ha dado a este tratado una interpretación moderna que sólo favorece a sus intereses. Pero se ha olvidado que todo acuerdo necesita de la aceptación de las condiciones de dos partes (por lo menos); por el momento, ha acordado consigo misma. Todo esto sucede, a pesar, de la solicitud del gobierno uruguayo al Rey Juan Carlos durante la celebración de la última Cumbre Iberoamericana desarrollada en Montevideo, y al propio jefe del gobierno español, Rodríguez Zapatero, de que el gobierno peninsular volviera a considerar sus actuaciones en materia migratoria.
Lo más destacado en esta oportunidad, además del propio hecho ya descrito, es todo lo que rodea este asunto en cada uno de los casos particulares; nos referimos a la forma en la que han sido tratados los ciudadanos uruguayos a partir del momento en que les fue negado el permiso de entrada a España. Las denuncias realizadas por estas personas no admitidas en aquél país, una vez que regresaron a su país, comprenden el destrato personal que recibieron ("no somos delincuentes", tuvo que decir alguien, que prefirió el anonimato, para frenar el atropello del que eran objeto). Denuncian que los tuvieron horas y hasta días sin comer ni tomar agua y les prohibían hacer llamadas telefónicas que ayudaran a aclarar la situación. Lo más llamativo es que la mayoría de ellos reunían todos los requisitos necesarios para ingresar a España sin ningún tipo de inconvenientes. Tenían la carta de invitación (o el hotel pagado), la documentación en orden, el dinero requerido, etc., sin embargo, muchos de ellos ya eran apartados de la fila, junto a una mayoría de personas de rasgos andinos, y no lograban siquiera llegar a la ventanilla para realizar el trámite correspondiente. Esto también ha sido denunciado por el gobierno uruguayo a su correspondiente español.
En definitiva se trata de una perla más a una historia que parece no tener fin. Hay que comprender la situación de España, un país que recibe cada día cientos y miles de personas que en su calidad de turistas, luego, terminan asentándose en esas tierras. No debemos pasar por alto, concretamente, la migración africana, cada día más real y más cuantiosa. Los países europeos recibieron a gente de todo el mundo cuando precisaron de ella para reconstruir sus infraestructuras y sus sociedades luego de las guerras, pero ese tiempo ya pasó, ya no necesitan más que unos pocos que hagan las tareas que los propios comunitarios (lo mismo para los que no integran la Unión Europea) no están dispuestos a realizar. Y hasta podríamos decir que aparte de poco simpática esta medida que ha vuelto a adoptar España, también es racista, pues, personas con rasgos "europeos" (rubios) pero tan uruguayos como los que les fue negada la entrada y en las mismas condiciones que estos, no tuvieron el mínimo inconveniente al momento de presentarse ante las autoridades. La situación de España, como la de otros países en el mundo entero que reciben grandes cantidades de ciudadanos que dejan sus países en busca de mejores oportunidades, no es nada cómoda en un mundo que no ha sabido cómo contener a estos contingentes. De todas maneras, aun comprendiendo esta situación, nada justifica el trato que están recibiendo en España las personas a quienes se les niega la entrada a ese país. Y de última que no se olviden que fue ¡la madre que nos parió!
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.