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Lunes, 28 Enero 2008 19:44

El diablo que atrajo a 26 inversores

 desde Rocha por Déborah Friedmann

28 ENE 08 PDU
Estadounidenses y europeos invirtieron U$S 580.000 en Punta del Diablo. Construyeron
hostel y un restopub. Tienen problemas de instalación de UTE, retiro de basura y
acceso a la calle.


En Punta del Diablo un grupo de chicas caminan descalzas entre los autos, como si
los vehículos no existieran. Los conductores, lejos de tocar bocina o impacientarse,
esperan a que se muevan para seguir su rumbo.

Esa forma de vida, un paisaje y playas privilegiadas y una incipiente pero firme
corriente de turismo internacional con perspectivas de crecimiento llevaron a 26
estadounidenses y británicos a decidirse a formalizar una inversión de U$S 580.000
en Punta del Diablo.

Brian Meissner es estadounidense y tiene 25 años. Es él quien está al frente de dos
nuevos emprendimientos: un hostal y un restaurante llamados "El diablo tranquilo".
Ambos sitios están entre las novedades que encontraron los turistas habituales del
balneario en esta temporada.

Como tantos otros jóvenes, Brian recorrió parte de América Latina, ya con la idea de
instalar en algún punto un hostel y un bar. Cuando llegó a Punta del Diablo sintió
que ese era el lugar. "Aquí hay varias ventajas. Tiene temporada alta, media y baja.
Cada día es diferente. Además, hay turistas tradicionales como los argentinos y los
brasileños, pero también llegan visitantes estadounidenses y europeos, que están
conociendo Uruguay. A ese es básicamente el público al que yo apunto", cuenta a El
País.

Después de visitar América Latina, Brian volvió a Estados Unidos a finalizar sus
estudios en Economía y en Relaciones Internacionales. A su vez, comenzó a analizar
en profundidad las condiciones para realizara su emprendimiento. Además de Punta del
Diablo, consideraba otros sitios en Argentina, Paraguay y Colombia.

"No es ir a un banco, con 23 años, y decir: «Me gusta aquí o me gusta allá»", cuenta
Brian. Mientras estudiaba el mercado, el hecho de que artículos sobre Uruguay se
publicaran en las prestigiosas revistas Forbes e International Living lo ayudaron a
convencer a los inversores de que Punta del Diablo era el lugar ideal para llevar
adelante el emprendimiento.

En estos tiempos, los mochileros ya no buscan únicamente una cama donde pasar la
noche. Ahora piden sitios prolijos, con agua caliente y otras comodidades. A ese
público es que apunta "El diablo tranquilo". "El 86% de la gente que viaja a
Sudamérica viene a Argentina y 83% llega a Rio de Janeiro. Y a esos turistas es a
los que queremos llegar", explica Brian.

El hostal ofrece lugar para 53 turistas y tiene, además de las típicas habitaciones
compartidas de los albergues, tres cuartos privados y dos suites.

En su hall de entrada el inglés y el español se mezclan con el portugués. Varios
chicos revisan el correo electrónico en sus notebooks en unos cómodos sillones,
mientras otros esperan para hacer el check-in. Alojarse una noche allí cuesta entre
U$S 20 y U$S 100 en temporada alta y entre U$S 8 y U$S 40 en baja.

A dos cuadras, el restopub tiene un salón interior, pero su mayor atractivo es un
deck donde las mesas tienen vista a la playa y una barra, unos 100 metros más
adelante, sobre la arena. En invierno concentrarán allí parte de las actividades que
ofrecerán a los visitantes, como mesas de pool y cine, ya que apuestan a un turismo
de todo el año. De todos modos, a un mes de inaugurados, no todo son buenas
noticias. En el hostal tienen una habilitación provisoria de la UTE, la Intendencia
no les permite terminar de abrir una calle que permitiría a los proveedores
ahorrarse más de 100 metros de caminata sobre una escalera de madera para bajar los
insumos y también tienen problemas con el retiro de basura, afirma Brian. Además, se
muestra inquieto por cierta informalidad de algunas empresas. "Dicen un día, y
vienen dos semanas más tarde", señala.

QUINCENA "FLOJA". Por estas horas hay en Punta del Diablo una interesante afluencia
de público, aunque inmobiliarios y dueños de restaurantes afirman que hay muchos
menos visitantes en esta segunda quincena de enero que en la primera.

"Al principio de enero había mucho más público. Lo que hay ahora sobre todo son
pocos argentinos", dice el empleado de un restobar.

Lo mismo opina una mujer que atiende uno de los puestos de comida sobre la Playa de
los Pescadores. "La primera quincena fue muy buena, mejor para nosotros que el año
pasado pero ahora bajó mucho. Veremos qué pasa en Carnaval", afirma. Ese paseo es
una opción económica a la hora de comer. Se puede comprar una empanada a $ 25,
buñuelos de algas a $ 30 y refrescos a $ 30.

Cueva Luna es uno de los boliches nuevos de esta temporada. Hasta el 15 tuvieron
mucho público, sobre todo europeos y uruguayos. "Ahora no estamos trabajando bien",
dicen. Allí se puede comer un baurú por $ 45, una milanesa de pescado por $ 35,
miniaturas de pescado por $ 60 y buñuelos de algas por $ 40.

En otro de los restaurantes céntricos, Alpairo, las rabas cuestan $ 200, las
miniaturas de pescado $ 150, las empanadas $ 40 y un salmón a la pimienta y
alcaparras $ 280.

Este año los visitantes asiduos se encontraron con que el restaurante El Tiburón no
abrió sus puertas. Según indican carteles en las ventanas su cierre se debe a que
les querían cobrar U$S 20.000 de alquiler y que además la Intendencia no los
habilitó.

En el supermercado La Barca, también indican que la segunda quincena está "floja.
Gente hay, lo que pasa es que gastan poco", señalan.

A nivel inmobiliario, muchos alquileres en Punta del Diablo se concretan por
particulares que arriendan los complejos. Uno de ellos afirma que tiene casi todo
alquilado.

En la inmobiliaria JR, en tanto, señalan que trabajaron "bien" hasta el 15 de enero
y ahora el nivel de alquileres es "un poco más bajo".

"Hubo mucho público europeo y ahora hay muchos argentinos", dicen.

fuente: elpais.com.uy