afueras de Montreal, en la tarde del miércoles 12 de marzo.
A las 9 de la mañana del jueves 13, con una temperatura exterior de 18 grados bajo cero, el flamante jet regional, decolaba pilotado por el Comandante Oscar Fernández cumpliendo la primera etapa del vuelo a Montevideo, para pernoctar en Manaos, Brasil, previa escala técnica en la caribeña isla de Turks & Caicos.
La delegación que viajó especialmente para la histórica ocasión, había festejado la noche anterior, durante la cena en una churrasquería de Manaos, el cumpleaños del otro comandante de PLUNA en servicio: Eduardo Iglesias.
Obtenida la autorización correspondiente, el jet decoló y tal su característica, comenzó a trepar vertiginosamente a un promedio de casi cinco mil pies por minuto.
En la cabina, los comentarios se referían a que en pocas horas,el avión nuevo y sus ocupantes, estarían arribando a la capital uruguaya, ante la expectativa de una numeroso núcleo de funcionarios de la empresa, según se había informado.
De pronto, se interrumpe ostensiblemente el ascenso y varía totalmente la posición del avión.
Alejandro Spera, auxiliar de cabina, sentado en el sector de cola, observaba al resto del grupo desde una posición elevada, poco entendible.
El CRJ900 se movía de una manera preocupante y el desconcierto invadió al pasaje.
Matías Campiani sentado en la primera fila miraba hacia atrás con una sonrisa preocupada buscando una explicación.
En pocos segundos, la máquina retoma la posición de ascenso y todo vuelve a la normalidad.
¿Qué pasó Toti? preguntó alguien al Comandante Iglesias que viajaba en la tercera fila mientras pilotaba Fernández y a su lado, en cabina, los dos instructores de Bombardier.
"No sé, hasta que no salgan los muchachos y nos digan, no puedo decir que pasó pero, es probable que hayan pedido de la torre que mantenga el nivel por algún tráfico", arriesgó el piloto recién ingresado a las cuatro décadas.
Y así lo confirmaba más tarde "Lalo" Fernández: "Venía subiendo normal -este avión es un cohete- y de pronto aparece el aviso ¡traffic!! y me piden que mantenga el nivel a dos mil pies y fue lo que hice. El otro avión pasó por arriba, tuvimos margen suficiente para maniobrar, estábamos a 50 segundos de distancia...".
El 29 de setiembre de 2006, un Boeing 737-800 SP de GOL, cumpliendo el vuelo 1907 había despegado también de Manaos hacia Rio de Janeiro cuando cerca de Brasilia colisionó con un Legacy 600 y ambos aviones cayeron al Mato Grosso, registrándose así, hasta ese momento, el mayor accidente aéreo en la historia de la aviación brasileña.