por Sergio Antonio
Herrera
Antes que Villa Carlos Paz fuese lo que empezó a ser a finales de los
sesenta y comienzos de los 70, ya recibía numerosos contingentes que
llegaban a ver al vidente Jaime Press; en los ochenta, yo personalmente,
me aburrí de despachar pasajeros que iban a buscar la cura milagrosa a
un pueblito perdido de Santa Catarina, visitando a la Menina Santa.
En la década de los noventa, mucha gente viajaba a México solamente para traer la milagrosa agua de Querétaro.
Ahora, un pulpo, al que le ponen dos posibles objetivos y elige uno y al parecer no se equivoca, ha hecho mundialmente famosa a la ciudad alemana de Oberhausen.
Mientras los consultores se rompen la cabeza, los técnicos se exprimen los sesos intentando elucubrar los mejores mensajes de atracción para sus destinos, fenómenos como los citados, atraen multitudes simplemente porque se convierten en fenómenos de márquetin.
No es la intención desde este espacio, alentar a promover mentiras pero quizás corresponda preguntar muy seriamente si no valdrá la pena pasar revista a algunos hechos reales que merezcan un "casual" descubrimiento.
En todos nuestros países, seguramente seguirán habiendo Jaimes y Meninas, recursos naturales y bichos carismáticos, será cuestión de estar atentos.
Tal vez, la "pegada" coyuntural sería mostrar el frontón donde la leyenda cuenta que Pablo le enseñaba a Diego a pegarle con las dos piernas, lo cual sería la clave para que hoy sea el Balón de Oro. Nos vemos.
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