Fabricado en 1887 en Francia, el médico Emilio Penza lo trajo a Uruguay. Al finalizar sus estudios en Italia hizo construir una majestuosa residencia estilo Belle Époque, a fines del siglo XIX. Sólo hay tres inodoros en el mundo como el que está en Durazno, los otros se encuentran en Europa.

La pieza está ubicada desde hace 121 años en el mismo lugar: el baño principal de la residencia que perteneciera al médico, una casa de enormes proporciones y finísimas terminaciones, en pleno centro de la ciudad. Hace unos años esta casa fue adquirida por la Intendencia de Durazno en US$ 80.000; una cifra casi 10 veces menor que el valor del famoso artefacto.

Pintado a mano, muestra en su parte exterior e interior finos diseños de color azul oscuro, coloreados con tinta china de calamar y esmaltado con aceite de ballena.

En un principio, la Intendencia manejó la posibilidad de trasladarlo a otro sitio para ponerlo a la vista pública,  pero las autoridades mantendrán el inodoro en su lugar de origen para que sea visitado por el público una vez que se habilite la restauración de la Casa de Penza.

El alto valor se debe a  su antigüedad y por el impecable estado en el que está,  y en perfectas condiciones de uso, lo que le da un valor muy importante porque estamos hablando de un water de 121 años".

Desde esta semana, la casa de Penza tiene alarma y funcionarios las 24 horas. El inodoro tiene vigilancia especial: un policía en servicio 222 todas los noches.

No sólo el inodoro tiene valor arquitectónico e histórico cultural.

La directora de Cultura de la Intendencia de Durazno, Susana Flores, comentó que la Casa de Penza "es un sitio arraigado profundamente a la sociedad duraznense, que data del siglo XIX, entremezclado con el glamour de la Belle Époque, con muebles finos de altísimo valor, algunos con tintes de oro, esculturas originarias de Alemania, Francia e Italia".

Redacción Portal del Uruguay
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