por El Negro
25 ENE 08 PDU
Un lejano marzo de hace unos cuantos años, como tantos otros, me vi
caminando sin entender el porqué, por el Downtown de Miami. Me costaba
mucho llegar hasta allí desde Old Cutler Ridge donde había ido a parar,
sin decidirlo.
Un día, una entrevista de trabajo en Hialeah me había hecho viajar en bus, desde las 8 AM hasta el mediodía. Perder una combinación era fatal. Hasta hacía muy poco tiempo solía protestar en Álamo o en Avis porque no me habian dado el modelo reservado...
Mientras caminaba la Flagler, quizás creyendo que era como antes, desaparecía la angustia pero, cuando caía en la cuenta que no regresaba a Montevideo ni ese día, ni al otro, ni al subsiguiente y tampoco al otro mes, atropellaban las lágrimas y las mitigaba con una cerveza en el Bay Side.
Entonces me acordé de Luis, un amigo que se había ido a la Florida mucho antes que yo, pero, ¿cómo lo ubicaba?.
La constante humillación de llamar por cobrar al 598 2 y el encargo: el teléfono de Luis.
Nos encontramos al día siguiente en la estación de Kendall.
"Por un mes, más o menos, mientras no llega la vieja, te podés quedar aquí, lo que hay, lo compartimos" me dijo.
Y vaya si compartimos. El pack de cerveza fría que traíamos del super, cada noche, por ejemplo.
En ese camino, que incluía atravesar el puente sobre el lago del condominio, habían otras colillas de cigarrillos, no eran las mismas que él antes y yo mismo en cualquier momento, pudimos haber recogido.
Hacía unos cuantos años que Luis ya era "capo" en la web, me quería enseñar y yo no entendía nada.
El se conectaba y tecleaba y yo tirado en un sofá cerca, escuchaba Cadena Caracol.
Una noche como si fuera Moria, puso un cassette de Falta y Resto y me dijo. "si querés llorar llorá".
Pasó el mes y alguno más y mi brújula puso rumbo Sur.
A los tres años y algo, reconstruídos los afectos y desde mi lugar en el mundo, volví, pero no solo, fuimos todos.
Y celebramos primero con un asado en su nuevo hogar, ya casado con Sandra, cerca del Miami International Airport y otra noche, inolvidable noche, nos fuimos en patota al Zuperpollo en Coral Gables a escuchar tango en la voz del gordo Sánchez y del petiso Roberto Stella y a comer vacío, mollejas, chorizos , morcillas y postre Chajá y Agua Salus...
Y escuchamos y bailamos y reímos y lloramos.
Ahora nos "vemos" de vez en cuando en el MSN.
A principios de enero me escribió: el 8 me operan nuevamente; si salgo bien, el 17, festejo los diez años de casado. Ese día es muy especial; me casé con Sandra pero también, es la fecha en que se nos fue Don Alfredo.
Y pasaban los días y no lo "veía" en el messenger.
Hasta que ayer lo "ví"; al lado de su nombre Luis, había escrito: "respirando de nuevo, volviendo a la vida"...
Y volvimos a chatear, él desde el hospital aún, yo, en una pausa del trabajo.
A los dos días de la intervención, como el mismo dice "se me apagó la luz" y estuvo una semana, conectado a un respirador en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Y ya está pronto para pelearla de nuevo, como tantas veces, como siempre.
Ese es mi amigo Luis Arocena; como sabía que en el sector habría muchos que se alegrarían de saberlo, se los conté.
La foto me la envió por correo porque lo engañé, le dije que era para mostrársela a mi suegro que no lo
recordaba.
Luis en el hospital, ayer