por Pablo Aiscar (textos y fotos)
06 FEB 08 PDU
Pluna trasladó durante dos meses a miles de feligreses musulmanes desde
Nigeria a La Meca, en Arabia Saudita, un miembro de la tripulación
cuenta la experiencia
El Boeing 757-200 de Pluna despegó del aeropuerto Muhammed Murtalah de la ciudad de Lagos, Nigeria, con destino a Jeddah al borde del Mar Rojo, en Arabia Saudita. A simple vista parece sólo un destino exótico de una compañía aérea como tantas, sino fuera porque lleva el sueño de cientos de nigerianos.
Durante dos meses Pluna transportó peregrinos desde Nigeria con destino Arabia Saudita en el marco de la celebración más importante del Islam: El Hajj. Esta fiesta religiosa congregó este año a cerca de cuatro millones de musulmanes de todos los continentes que peregrinaron durante noviembre y diciembre. Nigeria
tiene más de 70 millones de musulmanes entre sus 150 milones de habitantes. Cada año cerca de 90.000 nigerianos tienen la oportunidad de viajar a la Meca tanto para el Ramadán (setiembre y octubre), como para el Hajj.
Esta peregrinación incluye las cinco ciudades sagradas del Islam, La Meca, Medina, Munna, Musdalifah y Arafat, en cuyo monte se congregaron los tres millones de peregrinos al mismo tiempo el 19 de diciembre en el día más trascendente del año para los musulmanes.
Uno de los cinco pilares del Islam es la caridad, y gracias a esto miles de campesinos nigerianos pueden hacer realidad otro de estos pilares: ir aunque sea una vez en su vida a La Meca.
Pluna transportó peregrinos desde tres ciudades, Abuja, capital nigeriana, Kano, ciudad en donde más del 90% son musulmanes, y la ex capital y la segunda ciudad más poblada del África, Lagos. Esta última fue la carta de presentación del continente africano para muchos de los que integramos esta misión y sin dudas, clara muestra de una realidad que no esperábamos tan dura. La pobreza, el caos, la inseguridad y el desorden miran a los ojos de todo aquel que llegue a esa ciudad.
Una realidad que contrasta enormemente con Jeddah, único puerto de entrada de la peregrinación musulmana en Arabia Saudita. Esta ciudad, ubicada a orillas del Mar Rojo, es una de las más lujosas y hermosas del mundo árabe y está a 50 kilómetros de la Meca.
El aeropuerto King Abdul Aziz (en honor al rey), está entre los más grandes del mundo ya que posee cuatro terminales, una internacional, una nacional con monopolio de la aerolínea aérea local Saudi Arabian Airlines, otra de uso exclusivo del rey y la restante que se utiliza únicamente para las peregrinaciones tanto del Ramadán como del Hajj. Esta última es la más grande en dimensiones y capacidad de recepción de pasajeros, muy por encima de las otras tres sumadas. Durante diciembre, esta terminal recibió más de 110 vuelos diarios, uno cada 15 minutos desde todos los rincones del planeta y sólo con pasajeros en el marco de la peregrinación.
Así, dos mundos opuestos conviven a sólo cinco horas de avión. En Nigeria unos se codean con el hambre y la muerte a diario, mientras que en Jeddah, en Arabia Saudita, otros sólo conocen la riqueza y el lujo.
Los une una religión que marca el modelo de vida y que está en cada paso y en cada minuto. En la lujosa Jeddah, cinco veces al día, todo se detiene para cumplir con otro de los cinco pilares del Islam; el rezo a Alá. El comercio cierra sus puertas, ni siquiera con llave ya que robar es uno de los peores pecados en esta religión. Se detienen todas las actividades para cumplir con el mandato de Alá. Altoparlantes ubicados en toda la ciudad anuncian la hora del rezo. En los baños, así como en las fuentes ubicadas en todos los rincones, lavan sus manos, boca, nariz, cara, cabeza, orejas y pies en ese orden. Lo repiten tres veces, para purificar su cuerpo y luego dirigirse a las mezquitas, desde donde rezarán con dirección a la Meca. Son muy
celosos con su religión y nunca se permite participar o conocer más allá de nuestra propia vista. En Jeddah se prohíbe la entrada a las mezquitas a todos aquellos que no sean musulmanes y tampoco permiten tomar fotos durante los rezos.
El extranjero, eso sí, debe respetar la religión y las tradiciones. Estas incluyen que las occidentales deban taparse del cuello a los pies sin excepción. Sus mujeres en cambio, llevan todo tapado desde los pies a la cabeza, donde lo único que se ve son sus penetrantes ojos negros. Existe muy poco contacto entre ambos sexos en las calles, el mínimo indispensable, y la caballerosidad no existe. A pesar de no extender visas para turistas, es común ver extranjeros en las calles, la mayoría proviene de los países árabes más pobres, en busca de trabajo.
Siendo Arabia Saudita uno de los países más ricos en petróleo, también es común encontrarse con occidentales en la zona céntrica, dónde se ubican las empresas más importantes. Para los visitantes las reglas son claras e innegociables. El alcohol no existe, mucho menos las drogas y la pornografía. Fuera de esto el hombre goza de las mismas libertades y costumbres del mundo occidental. A los hombres se los suele ver caminando tomados de la mano si son hermanos, discípulo y maestro, o si existe algún tipo de parentesco, y esto es visto con total normalidad. En ningún momento y en ningún lugar se ve inseguridad , se respira total tranquilidad.
Esta ciudad es la puerta de entrada para aquellos que llegan año tras año a la Meca, y donde muchos nigerianos tuvieron la oportunidad de concretar su anhelo. Es por eso que los orígenes de los más de 3000 pasajeros que Pluna transportó hacia Jeddah, son muy diversos. Muchos llegan desde Europa y América todos los años fieles a sus creencias. Otros, la mayoría, son humildes campesinos provenientes de la selva y los rincones más lejanos y pobres. Traen consigo nada más que sus ropas, sus cacerolas y poco más, ya que acamparán durante días. Pero todos sin excepción traen los ojos llenos de ilusión, rezan y cantan, llevan la sonrisa imborrable en el rostro, la fe inquebrantable de estar frente a uno de los momentos más importantes y felices de sus vidas, van rumbo a la Meca.
A la tierra de Alá
Los vuelos que llevan a miles de peregrinos desde la ciudad de Jeddah en Nigera a La Meca en Arabia Saudita por parte de Pluna comenzaron el año pasado, pero a poco de implementado el programa, los pilotos detuvieron los viajes, que se realizan dos veces al día. El conflicto surgió cuando Esteban de Soto, dirigente del sindicato de pilotos Acipla, se negó a firmar un documento y el gremio propuso renegociar un acuerdo ya pactado. Las exigencias del sindicato, calificadas como "extorsión" por la dirección de la empresa, fueron cumplidas: cien mil dólares en indemnización en caso de que el piloto se enfermara y se le suspendiera la licencia médica para volar. Para entonces (diciembre del 2007), Pluna había llevado a 3.000 peregrinos a La Meca, que esperaban por el vuelo a casa.
fuente: Que Pasa
elpais.com.uy