En lo que parece un nuevo acercamiento al país real, la Oficina Nacional de Estadísticas
(ONE) publicó un sondeo realizado en las 14 provincias sobre los productos que más se
comercializan en el mercado informal.
Entre los artículos más vendidos están el arroz, pan, leche, huevos, frijoles, jabones,
azúcar, carne de cerdo aceite, manteca y las pizzas de queso, mientras que uno de los
servicios más requerido es el de manicure.
A partir de este estudio sobre precios al consumidor en el mercado informal se puede
detectar un crecimiento inflacionario de más del 4% entre los años 2007 y 2008, aumento que
se ha hecho sentir en la economía familiar cubana.
El mercado negro
El estudio parece un gesto de realismo de parte del nuevo gobierno ya que gran parte de los
productos que el cubano compra provienen del mercado negro, robado de los almacenes y
tiendas del Estado por sus propios trabajadores.
Gran parte del transporte urbano en las capitales de las provincias recae sobre trabajadores privados que conducen coches con caballos.
Con salarios de entre US$15 y US$20 mensuales, muchos cubanos tratan de robar productos en sus trabajos para venderlos después a otros cubanos y alcanzar así ingresos que les permitan mantener a sus familias.
Esta práctica es tan común y aceptada que socialmente no se le llama "robar" sino
"resolver", así quien trabaja en la fábrica de pintura resuelve tanquetas, el obrero del
matadero resuelve carne y el tabaquero resuelve habanos.
La encuesta realizada por la ONE es un primer acercamiento a un mercado que mueve enormes
cantidades de mercancías y sin el cual no se puede entender a plenitud lo que ocurre en la
economía familiar ni en la macroeconomía.
La comida informal
Pero existe también un vasto e importante mercado informal legal: los agromercados en los
que los campesinos venden alimentos con precios libres y fluctuantes, establecidos por medio
de la oferta y la demanda.
Muchos de los oficios más comunes son realizados por trabajadores privados sin participación
del sector estatal. Los cubanos reciben una canasta básica del Estado mediante una libreta de racionamiento que mantiene precios ínfimos, lo que permite que cualquier cubano, por poco que gane, pueda tener acceso a esos alimentos.
Sin embargo, estos productos no son suficientes para todo el mes, por ello el ciudadano debe
completar su dieta comprando en los agromercados, donde los precios son muy altos respecto a
los salarios medios cubanos.
A pesar de esto, los mercados agropecuarios han significado un respiro para la población
dado que la alternativa son las tiendas en divisas del Estado, donde se le aplica un
impuesto del 240% a todo lo que allí se vende, incluyendo los alimentos.
Los servicios
Con los servicios la situación es radical ya que muchos de ellos están siendo atendidos
exclusivamente por trabajadores privados, de forma legal o ilegal, sin que el Estado tenga
apenas participación en la actividad.
Plomeros, electricistas, carpinteros, mecánicos, chapistas, albañiles, cerrajeros, herreros,
pintores, soldadores y un larguísimo etc., son casi todos trabajadores privados que, con o
sin licencia, laboran en sus oficios.
El gobierno sólo tiene registrados alrededor de 160 mil trabajadores por cuenta propia pero
los que desarrollan esta modalidad sin permiso son muchísimos más, incluso hay quienes lo
combinan trabajando también para el gobierno.
Sin alternativa estatal, nada hace prever que la actividad de los cuentapropistas disminuya,
muy por el contrario muchos esperan que el gobierno flexibilice la economía permitiendo una
mayor actividad privada.
fuente BBC Mundo