El pingüino Rony emprendió su primer viaje migratorio del invierno
austral. Que aventura tan grande!!! Cruzar desde la Patagonia hasta el
Sur de Brasil por el Atlántico. ¡Brasil! ¡Un país lleno de color y
alegría! Todos
marcharían juntitos y eso lo tranquilizaba. Era un viaje largo y lleno de
peligros, pero la unión hace la fuerza y ningún enemigo podría ser tan
fuerte para enfrentar a miles de pingüinos. Rony estaba feliz y tranquilo.
Los más jóvenes, como él, nadarían cerca de la costa, pues allí estarían
más seguros, mientras que los pingüinos más adultos lo harían mar adentro.
La primera mitad del viaje fue fantástica, tal cual la habían imaginado.
Pura diversión, aunque poco a poco comenzaba a sentir el cansancio de un
viaje tan largo. Pero nada que no se pudiera solucionar con una buena pesca
de calamares y pejerrey.
De pronto Rony sintió las aletas más pesadas, sintió que su nado se
enlentecía. No entendía que pasaba. ¿Sería el cansancio? Miró a sus amigos
y todos parecían encontrarse igual de lentos que él. Cada vez podía nadar
menos, pero además comenzó a sentir un frío insoportable. Agitó su colita
para producir el aceite que impermeabiliza sus plumas del frío. Pero cuando
quiso tomarla con su pico para luego untarse con ella, se dio cuenta de que
estaba cubierto por una sustancia negra y pegajosa, con un olor
desagradable. Pronto no pudo nadar más, sus alitas estaban casi inmóviles
y la marea lo estaba arrastrando a la orilla poco a poco. Su respiración
era cada vez más lenta, pues sus narinas estaban tapadas por este líquido
negro.
Al llegar a la orilla, miró su alrededor asustado y confundido. Su corazón
casi se paró al ver la orilla bañada de negro y tapizada por decenas de
pingüinos igual que él. Eran sus amigos, sus compañeros de viaje, aquellos
quienes junto a él habían partido a la aventura de su vida y que ahora se
encontraban casi inmóviles. Pero también habían otras especies marinas:
tortugas, lobos marinos y macáes. El mundo se veía en blanco y negro. Hizo
un esfuerzo por acercarse a otro pingüino para preguntarle qué pasaba.
¿Quién era este enemigo tan potente que estaba destruyendo a una generación
entera de pingüinos y les estaba inflingiendo tal agonía? Pero ya no podía
moverse.
Llamó a sus padres, pensando que tal vez también se encontraran en la
orilla. Pero ellos no habían sido atacados por la mancha. Se habían salvado
por ir mar adentro. Ya no podían oírlo. En su desesperación Rony comenzó a
picotear a su enemigo, intentó arrancarlo de su cuerpito, trató de
liberarse con todas sus fuerzas a través de su pico y sin darse cuenta
comenzó a tragar el líquido negro. Poco a poco sus fuerzas se fueron
desvaneciendo, así como su primer viaje, que lejos de los colores de Brasil
tuvo como destino un mar negro.
Pero, a pesar de todo Rony tuvo suerte. Es uno de los cientos de pingüinos
rescatados por S.O.S Rescate de Fauna Marina. Otros cientos han muerto y
todos los que tengan ojos para ver, serán testigos de esta cruel realidad
en las playas de Canelones y Maldonado.
Actualmente en su sede en Punta Colorada, se encuentran alrededor de 120
pingüinos siendo rehabilitados por Richard Tesore, director de la ONG y un
grupo de voluntarios. Pero como en toda situación de emergencia, las
necesidades para poder llevar a cabo esta importante tarea son muchas. Los
pingüinos comen alrededor de 1 kg de pesado diario, multiplicado por 120,
son 120 kilos de pescado diarios, que equivalen a unos 4.800 $ por día. A
esto se le suma, el suero y las sondas necesarias para estabilizarlos
cuando llegan, el jabón para quitarles el combustible - ardua tarea ésta-,
guantes, baldes. Además la rehabilitación para su posterior liberación se
estima en un período de entre 45 y 60 días, lo cual maximiza la necesidad
de colaboración de todo tipo.
Asimismo, es menester tomar consciencia de que la temática de la
contaminación en el mar es un gravísimo problema que nos atañe a todos.
Este tipo de contaminación no desaparece. Parte del petróleo se disuelve en
el agua envenenándola. Y el resto que queda forma el "mousse": emulsión
gelatinosa de agua y aceite que se convierte en bolas de alquitrán densas,
semisólidas, con aspecto asfáltico. Cuando no lo vemos se va al fondo. Esto
contamina moluscos bivalvos, peces, desequilibrando ecosistemas y sin lugar
a dudas, afectando también nuestra pesca, que no escapa a esta
contaminación, y por consiguiente a las fuentes de trabajo y al turismo.
S.O.S Rescate de Fauna Marina agradece a toda la prensa la difusión de esta
información para generar consciencia sobre el tema y además para lograr
rescatar entre todos a tantos animales marinos como sea posible. Es posible
colaborar con esta ONG a través de donaciones que pueden ser depositadas en
Abitab y Western Union -desde el exterior- a nombre de Richard Tesore, CI
1.747.219-3. Para aquellos que dispongan de su tiempo para tan noble labor
por favor comunicarse al 094.330.795.
Además se reciben las siguientes donaciones:
a.. Alimentos: pescado
b.. Materiales:
Sueros, multivitamínicos, aceite mineral, jeringas, agujas descartables,
sondas, algodón, gasas, carbón activado, guantes descartables.
c.. Materiales de construcción, maderas, cerámicas, etc.
d.. Limpieza: detergente, hipoclorito, guantes, baldes, equipos para
lluvia, botas de goma, etc.
e.. Otros: toallas, cartón, maderas u otros para mejorar los encierros y
aislarlos del frío.
Desde ya muchas gracias por su apoyo, los mantendremos informados.
Equipo de S.O.S Rescate de Fauna Marina
Teléfono 043- 20011
Móvil: 094 330795
e-mail: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
Punta Colorada, Piriápolis