la naturaleza. Esto es para los arquitectos, más allá de las modas pasajeras y estilos del momento, un objetivo nostálgico".
Así describía el catedrático de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, Jorge Nudelman, a la Solana del Mar en un comunicado a medios y colegas hace tres años. En ese entonces los actuales e históricos dueños estaban en tratativas para vender el hotel y parador construido por el prestigioso arquitecto catalán, Antonio Bonet. El comprador quería convertirlo en su residencia de veraneo y hasta se corrió el rumor de que quería demolerlo.
En 2008, dos años después de que la Intendencia de Maldonado asegurara su conservación, un nuevo hecho desató otra polémica internacional: el hotel cerró por reformas.
"En determinado momento, dadas las condiciones del edificio, tuvimos que tomar una decisión: dejarla autodestruirse o preservarla. Y nos metimos en esta aventura, donde evidentemente el aspecto afectivo juega mucho, porque uno tiene un lazo muy especial porque se crió y la familia se desarrolló en torno a ella", explicó Rodolfo Merzario entre ruidos de las obras. El dueño de esta emblemática construcción modernista estimó que entre febrero y marzo reabrirá el hotel. El parador nunca dejó de funcionar.
"Más habitable, disfrutable y si es posible, rentable", fue la explicación de Merzario sobre las obras en la Solana. Las principales modificaciones -y por ende, las más controversiales- fueron el cambio de frente de las cinco habitaciones y la ampliación de la antigua área de servicios de la azotea.
Las protestas no tardaron en llegar. "La Solana del Mar está, y ahora no son amenazas, seriamente dañada. Se destruyó su materialidad y su espacio interior, y con ellos sus valores estéticos, artísticos, y por tanto, financieros", decía una nueva carta pública firmada esta vez no sólo por Nudelman sino por arquitectos y académicos de distintas partes del mundo. Entre los uruguayos figuraban el ex ministro Mariano Arana y el entonces presidente de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, William Rey.
De hecho, para el acto oficial de lanzamiento del Día del Patrimonio pasado, la Facultad de Arquitectura y Docomomo Uruguay, una organización internacional dedicada a la conservación del patrimonio arquitectónico, convocaron a una "Jornada en defensa de la Solana del Mar". Ese día decenas de estudiantes, docentes y profesionales entregaron folletos y explicaron su denuncia.
LOS CAMBIOS. Construida en 1947 como parte de un proyecto de urbanización para Punta Ballena, Bonet planificó las habitaciones de la Solana con vista al bosque y las áreas comunes como el parador, comedor y galería con amplios ventanales que van desde el suelo hasta el techo hacia el océano.
Casi 62 años después, la disposición era anacrónica, dijo Merzario, ya que los árboles fueron sustituidos por casas y calles, una imagen poco atractiva para el turista. Los vidrios espejados todavía sin estrenar de las habitaciones permiten amanecer y anochecer con vista a la playa desde la cama.
De ser un lavadero, depósito y dormitorio del personal, la azotea se convirtió en un gimnasio y en una nueva habitación. A diferencia de las otras, que conservan el piso de madera y las paredes de piedra originales, ésta sólo recuerda a Bonet en detalles del mobiliario. El arquitecto catalán había elegido o inventado cada una de las piezas de decoración desde las lámparas hasta las sillas del jardín, pasando por las alfombras, donde los materiales que predominaban eran la madera, piedra, cuero y vidrio. El equipamiento, del que se conservó sólo una parte, era también una continuación de la naturaleza.
Según Merzario, las obras en el techo comenzaron por filtraciones de agua. Para Nudelman, quien empezó a estudiar la Solana en los años 90, "en estos últimos 10 años estuvo mal manejada. Se conservó bien con el primer administrador, pero con los restantes fueron desapareciendo muebles, equipamiento y empezó a decaer. Capaz que no se la pudo mantener por temas financieros. Cuesta más preservar un edificio de calidad alta que baja", dijo a El País.
Pero las quejas no se sintieron por los arreglos en la azotea sino por ampliar la precaria construcción ondulada sobre ella. "Dentro de la misma área construida yo no me pude ampliar en metros cuadrados, porque es una zona non edificandi. -dijo Merzario-. Lo que había antes era un poco más bajo. Es una discusión muy sofisticada, para entendidos. Es fácil opinar, pero acá en ningún momento hubo aportes o colaboraciones de nadie, no las solicitamos ni las ofrecieron".
Rey, quien renunció a Patrimonio en diciembre, explicó: "El área de servicios que se unía a la chimenea generaba un cuerpo bien proporcionado respecto a una horizontal muy grande que abarcaba toda la Solana. Piezas como estas son de tan alta calidad que no admiten intervenciones, hay que asumirlas como son. Y si no andan, se tendrá que pensar una política empresarial específica".
Según la carta de Nudelman: "En la Solana la clave quizás sea esa línea horizontal de la cornisa de la que penden los espacios: el suelo tan `naturalmente` modificado habla con el movimiento de la duna y el mar, mientras que aquella línea dibuja un horizonte que se mide con el que está del otro lado. Dos horizontes. Tal cual, como si siempre hubiese estado allí".
Un Gran arquitecto catalán y su mayor obra
BIOGRAFÍA Antonio Bonet nació en Barcelona en 1913. A los 19 años comenzó a trabajar con José Luis Sert y José Torres Clavé, figuras claves de la arquitectura moderna en España. En 1936 ingresó en el estudio del reconocido arquitecto Le Corbusier en París. Allí colaboró con las obras del pabellón español de la República, en el que fue exhibido el Guernica de Pablo Picasso. Una vez iniciada la Guerra Civil Española, Bonet emigró a Buenos Aires, donde desarrolló una extensa trayectoria de obras y difusión cultural. Junto a sus socios argentinos diseñaron la famosa silla BKF, también llamada "mariposa" por su forma, de uso frecuente hasta hoy en casas de balnearios.
IMPORTANCIA "Si hay una obra representativa del lenguaje moderno en estas latitudes, si hay un edificio que merece la designación de patrimonio del siglo XX, ése es La Solana del Mar, una construcción que justifica todos los esfuerzos que puedan hacerse en su defensa", escribió el arquitecto Luis Grossman en La Nación.
Francisco Bullrich escribió en Arquitectura Latinoamericana: "Es quizás en el hotel restaurante Solana del Mar donde surge con mayor claridad un vocabulario propio (...). Envuelta por un paisaje maravilloso en el cual la obra se inserta con naturalidad, se destaca como una de las realizaciones más logradas del continente".
INSPIRACIÓN El poeta español Rafael Alberti escribió sobre Bonet y en particular, de Solana del Mar: "Aprovechando los declives de un médano, que Bonet mueve con verdadera gracia para convertirlo en jardines, hace arrancar el arquitecto desde uno de sus montículos una gran plancha de hormigón armado que es a la vez radiante y soporte de un jardín suspendido, en verdad asombroso. Esta audaz azotea puede escalarse por uno de sus extremos subiendo las suaves pendientes de gramilla que hoy florece en la arena. ¿Nos hallamos acaso en la cubierta de un lujoso navío recién anclado dentro de un paisaje, al pie del verde malecón que finge el bosque?".
Gobierno estudia intervenir el edificio
En los próximos días la ministra de Educación y Cultura (MEC), María Simon, y el intendente de Maldonado, Óscar de los Santos se reunirán para definir líneas a futuro sobre Solana del Mar, dijo Julio Riella, director de Planeamiento Urbano y Ordenamiento Territorial de dicha comuna.
"La idea es no dejar de lado ninguna posibilidad y ser creativos en la solución", dijo Riella, quien aclaró que "la posición de la Intendencia es afín a revertir las obras, pero respetando los derechos del administrador".
Entre las opciones, la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación le planteó a la ministra expropiar la Solana para deshacer las reformas y hacer luego un llamado público para la gestión hotelera y gastronómica.
La expropiación la pagaría la Intendencia con terrenos que el MEC vendería para hacerse del dinero.
También se ha manejado la posibilidad de exonerar al hotel y parador de ciertos tributos, o de trabajar en conjunto la Intendencia con los privados.
Mientras tanto, las obras avanzan pero no la habilitación. Por unos cuatro meses se pactó un impasse para generar un espacio de intercambio entre Patrimonio, el Ministerio de Educación y Cultura y la parte propietaria, explicó Riella.
Los técnicos del municipio, a su vez, están estudiando cómo afectaron las modificaciones internas y de la parte superior respecto a la obra de Antonio Bonet.
Para William Rey, ex presidente de Patrimonio, la Solana "es un gran debe para Uruguay, para la Comisión y para mí. Hay que asumirlo para ver los problemas que tiene la ley de patrimonio, la cual no debería obligar al Estado a expropiar los bienes privados declarados monumento histórico si el propietario así lo solicita. Eso inhibe el trabajo de la Comisión". Ese fue el motivo por el cual la construcción de Bonet no obtuvo el título.
Rey dijo que la ley hace que "la Comisión esté declarando sólo los bienes que son del Estado, de la Iglesia, donde difícilmente reclamen expropiación, o bienes privados con los cuales tiene que haber acuerdos previos, o ellos ofrecerlo".
El País Digital