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La intoxicación de Estados Unidos con su crisis financiera impactará al mundo y a América Latina. Sus efectos someterán a prueba las reservas y reformas realizadas en la región.
Desde su oficina en un moderno edificio en San Isidro, el encopetado
barrio financiero de Lima, Guillermo Arbe tiene una hermosa panorámica
del crecimiento de la economía peruana. Grúas y edificios corporativos
en construcción son posiblemente la cara más visible de una expansión
peruana que avanza al 9% gracias al crecimiento de sus exportaciones y
a un boom de inversiones. De hecho un enorme edificio de unos 30 pisos
se levanta justo al lado de su ventana bloqueando gran parte de la
vista que tenía de la capital peruana.
Pero por estos días, Arbe,
economista jefe de Scotiabank en Perú, antes que mirar por su ventana,
prefiere el monitor de su PC. Y es que hay un indicador que le ha
quitado el sueño las últimas semanas el de la deuda del gobierno de
Estados Unidos, por lo que frecuentemente visita el sitio web Debt to
the penny, creado por el Tesoro de Estados Unidos para registrar la
evolución diaria de la deuda pública. Hoy hubo un hito, dice el
tercer día de octubre. La deuda pública de EE.UU. superó los US$ 10
billones... Y hablo de esos billones con doce ceros, dice. En las
últimas dos semanas el incremento ha sido de US$ 500.000 millones
Eso
es lo que normalmente la deuda aumenta ¡en un año!.
La explicación de esto es simple: mientras el Congreso discutía si
aprobaba o no un plan de rescate, la Reserva Federal, o la Fed como es
mejor conocido el banco central de Estados Unidos, ha estado inyectando
liquidez al mercado en las últimas semanas a una velocidad sin
precedentes.
Arbe muestra un gráfico con el endeudamiento promedio diario de la
economía de Estados Unidos en las últimas décadas. Es una curva plana
con algunos montes, como el del 11 de septiembre de 2001 o el
correspondiente al de algunas acciones militares. No obstante, al
incluir las últimas dos semanas de septiembre en el gráfico, todos los
montes desaparecen: la escala de las emisiones de deuda de las últimas
semanas minimizan cualquier otro compromiso de recursos públicos
realizado en el pasado por EE.UU. Y eso que aún no se contabilizan los
US$ 700.000 millones aprobados ese mismo día como plan de rescate del
gobierno de Bush para el sistema financiero.
Como muchos en América Latina, Arbe está preocupado de cómo afectará
eso a la economía de su país. Inversiones como la del edificio del
frente dependen del costo de capital y de la confianza, dice Arbe.
Nuestros tests de resistencia confirman que un alza en el costo de
capital podrían frenar la inversión y el crecimiento en 2009 y
especialmente a partir de 2010.
El costo de capital y la restricción en los flujos de inversiones
globales va a ser uno de los canales de contagio más directos de esta
crisis financiera. Pero no será el único. Aunque la causa inmediata de
todo esto fue la explosión derivada de la burbuja de los créditos
hipotecarios en Estados Unidos y que se contagió al resto del mundo a
través de sofisticados instrumentos financieros en torno a ellos, el
problema y su solución son muchos más complejos y profundos que muchas
estimaciones. Una situación que pondrá a prueba las reformas realizadas
y las reservas acumuladas por las economías de la región en los últimos
años.
De hecho, comparar esta crisis con la de los años 30 podría ser sólo un
mal cliché. En los 30, Estados Unidos sólo representaba el 15% del PIB
global. Hoy representa el 25%. Entonces, a principio del siglo XX, los
canales de contagio eran principalmente los comerciales. Hoy son muchos
más.
En Colombia, por ejemplo, ya se están empezando a sentir. Un banquero
de inversiones que opera en el mismo edificio de Citibank en Bogotá,
reconoce su ingenuidad al pensar que lo peor había sido cuando la
crisis golpeó directamente al Citi a fines del año pasado. Pero ha
sido en las últimas semanas lo más complicado: el fondeo de todos los
proyectos de financiamiento corporativo que estábamos llevando a cabo
se han encarecido entre 1,5 a 3 puntos en las últimas semanas, dice
pidiendo no revelar su nombre para no perjudicar clientes. Y hay
varios proyectos en que extranjeros estaban interesados en comprar
empresas locales que se han suspendido.
Las tasas han subido y las líneas de crédito han disminuido. Las
líneas de crédito para algunos bancos latinoamericanos se han estado
secando y algunos grandes, principalmente en Brasil, han comenzado a
tener problemas en conseguir la renovación de éstas, especialmente en
el área del financiamiento de las exportaciones, dice Frederick
Jaspersen, director del departamento para América Latina del Instituto
Internacional de Finanzas. Esto está llegando a los consumidores: las
tasas de interés hipotecarias y de consumo han registrado fuertes alzas.
En otras partes por ahora sólo ha habido susto. Gonzalo Ferrer,
director de estructuración financiera del banco de inversiones chileno
Celfin Capital, no recuerda si la noticia la vio en CNN o en BBC pero
sí recuerda la enorme sorpresa que le produjo saber de la quiebra de
Lehman Brothers. Pensé que correría la misma suerte que Bear Stearns;
que terminaría siendo comprada por otra institución con ayuda del
gobierno, dice. Desde esa fecha, Ferrer, quien lidera el equipo a
cargo de estructurar operaciones de emisiones de deuda y derivados, ha
estado bastante más atareado que lo normal, contestando las inquietudes
de sus clientes. Afortunadamente, ninguno de ellos ha solicitado o
insinuado la necesidad de diferir alguna operación, dice. Estamos
trabajando en tres emisiones de bonos y no hemos tenido que posponer
nada. En México dicen que la historia es parecida. Lo que hemos visto
en la banca en general en México, es que están encontrando dificultades
para fondearse aquellos que lo hacían con instituciones financieras del
exterior, dice Saúl Villa, socio del banco de inversión Pablo Rión y
Asociados, en Ciudad de México y quien se entero de la quiebra de
Lehman Brothers mientras estaba dando el grito de la independencia
mexicana en un día festivo en Oaxaca. Pero creemos que el movimiento
de actividades financieras por parte de capitales mexicano seguirá muy
activo.
La buena noticia es que mientras Estados Unidos se endeudaba, algunos
en América Latina gobiernos, bancos centrales e instituciones
financieras se sobrecapitalizaron siguiendo un comportamiento
contracíclico que les permitirá enfrentar con relativa tranquilidad la
crisis. El Banco Central de Chile ha salido al paso diciendo que
asegurará la oferta de dólares para financiar las líneas de comercio.
Por su parte, el ministro de hacienda de Brasil, Guido Mantega, ha
dicho que el gobierno también proveerá crédito si las líneas
internacionales desaparecen.
Los altibajos de las bolsas de las últimas semanas han tenido mucho que
ver con la enorme volatilidad emocional de los inversionistas de todo
el planeta frente a la crisis. Un golpe que llegó de frente a Brasil y
al Bovespa. En mis años como operador de instrumentos de mercados
emergentes Brasil siempre se ha llevado la peor parte cuando viene un
problema, dice Michael Power, de Investec Asset Management, en
Sudáfrica. Si había un problema en Turquía la orden que nos llegaba
era ¡vender Brasil!, si había efervescencia en Tailandia, ¡vender
Brasil!. Más allá de la volatilidad, analistas en Brasil, Perú y
México coinciden que la tendencia de mediano y largo plazo en las
bolsas latinoamericanas estará lejos de ser positiva en los meses que
vienen debido a la sequía de flujos internacionales. El valor de los
fondos de pensiones y de los ahorros en instrumentos de renta variable
dejarán para la historia la curva positiva de los rendimientos
conseguidos en los últimos años.
Será el momento para buscar oportunidades, dice Henry White, un ex
banquero de inversión de Los Ángeles y que se estableció en Rio de
Janeiro, desde donde gestiona fondos para clientes en Estados Unidos.
He perdido mucho dinero en las últimas semanas, pero con o sin plan de
rescate, con o sin crisis la lógica siempre es la misma: compra barato,
vende caro
Y creo que es un buen momento para comprar barato.
Economistas también coinciden que la situación tendrá efectos sobre las
economías reales de América Latina. Varios bancos de inversión están
revisando a la baja sus estimaciones de crecimiento para la región el
próximo año. JP Morgan recientemente corrigió a la baja su estimación
de crecimiento a 4% en 2008 y a 3,1% en 2009. También redujo a México,
el país de América Latina que más dependencia económica tiene de
Estados Unidos, a 1,8% este año y a 2,2% el próximo. Es obvio: con
Estados Unidos y gran parte del mundo desarrollado al borde de la
recesión, si no ya derechamente en ella, América Latina verá una menor
demanda por sus preciados commodities, con efectos en el ingreso de sus
empresas y en la capacidad de creación de empleo.
Inflación versus China
La situación de crisis a la que llegó el sistema financiero de EE.UU. y
su contagio global estuvo impulsado por los déficit gemelos el déficit
fiscal y el déficit en cuenta corriente con los que operó EE.UU.
durante los últimos años. Como el resto del mundo quería evitar un
debilitamiento de la moneda norteamericana, los principales banco
centrales del planeta compraron dólares para ganar reservas. Al mismo
tiempo generaron un aumento en la masa monetaria de EE.UU. que no pudo
ser internalizada por la economía, dice Juan José Marthans, economista
peruano, ex director del Banco Central y ex Superintendente de Bancos e
Instituciones Financieras de su país. El resultado de eso ha sido
inflación. Cuando vamos a la Fed, al Banco Europeo o al Banco Central
chino y le preguntamos por el origen de la inflación global todos dicen
que es importada
Pero es imposible que todos estén importando algo que
nadie está exportando
La inflación global tuvo su origen en esta
dinámica de la economía estadounidense. De hecho, la inflación global
de 2008 se estima que será del orden del 4%, el doble de lo que era en
2003. La inflación de EE.UU., aunque ha mostrado contracción en los
últimos meses tendría que enfrentarse con la política altamente
expansiva a la que están apuntando la Fed y el Tesoro.
Se trata de un factor de riesgo adicional pues aunque la demanda
agregada tenderá a contraerse esto podría darse en un ambiente de
inflación creciente y contagiosa que obligará a tomar políticas
monetarias más restrictivas en el resto de mundo. Algo que podría
afectar especialmente a Asia, la principal esperanza de dinamismo en
los difíciles años que se vienen. China de hecho cerró los primeros
ocho meses del año con una inflación de 7,3% lo que hace presagiar una
inflación de dos dígitos para fin de año. No obstante hay quienes creen
que el país asiático tiene espacio para maniobrar, aun con contracción
global y mayores tasas de interés, alimentando la economía real. Las
empresas de China pronto descubrirán la mayor economía emergente del
mundo: la misma China, dice Power, de Investec. El país tiene la
capacidad de seguir creciendo simplemente motivando que ahorren menos
de sus ingresos y gasten más. El promedio de ahorro en China por
persona es de 45% del ingreso, frente a Estados Unidos, donde el
promedio es del -1%. Por ejemplo, el 85% de los automóviles producidos
en China ahora se destinan al mercado interno, y son comprados por
personas que nunca antes habían tenido un automóvil, y en muchos casos
pagan al contado, no a crédito, comenta.
Power espera que los proyectos de infraestructura sigan fuerte en ese
país, el cual cuenta con cerca de US$ 2 billones (millones de millones)
en reservas. La demanda por commodities podrá caer, pero debiera
repuntar a fines de este año o comienzos del próximo, agrega Power, y
en tal caso los países que puedan venderle hierro, carbón el 70% de la
base energética china usa ese mineral como combustible y cobre se
beneficiarán. En los últimos dos años y éste, China ha aumentado su
capacidad de generación de energía en un monto equivalente a todo el
sistema energético del Reino Unido, y se espera que esta tasa de
crecimiento siga los próximos dos años. ¿Te imaginas la cantidad de
cobre que eso requerirá?.
Leonardo Chialva, socio de la argentina Delphos Investment, dice que la
posición de América Latina depende en gran medida de que no haya una
debacle en China que lleve a un desplome en los precios mundiales de
las materias primas. Pero ésta parece ser una variable controlada. El
país sufrirá una desaceleración frente a los explosivos dos años pre
Juegos Olímpicos. Pero ¿qué tan desacelerado puede estar un país que
crece a 9,5%? Bueno, esa es la proyección que hace Sherman Chan,
analista de Economy.com, desde Sydney. China sufrirá en parte, porque
depende en gran medida de las exportaciones y del crecimiento de las
inversiones, dice. Pero dado que tiene un mercado interno tan
grande, éste le proveerá apoyo para que la desaceleración no sea tan
fuerte y crezca, aunque por debajo de las tasas de dos dígitos de los
últimos años.
Además, el gobierno chino está dando claras señales al mercado de que
pretende actuar para que la desaceleración no sea tan fuerte. Chan
comenta que ha anunciado planes de mejorar la infraestructura en sus
ciudades de tercer nivel, o sea, las que tienen mucha distancia que
acortar con mega ciudades como Beijing o Shangai. Esto apoyará los
precios de los commodities, comenta Chan. Además, el banco central
chino ha comenzado una fase expansiva de política monetaria tras varios
años de política restrictiva para frenar la inflación. Creo que
veremos más medidas expansivas de la economía por parte del gobierno
chino, señala Chan.
La analista agrega que India también será motor de crecimiento. India
tiene programada elecciones antes de mayo del próximo año, aunque el
gobierno no ha anunciado la fecha definitiva, explica. Es posible que
el gobierno lance nuevos proyectos de infraestructura antes de las
elecciones, lo que también debiera apoyar los precios de los
commodities. Power, de Investec, cree que India es a muy largo plazo
una de las mejores apuestas en el mundo, en especial considerando sus
rasgos demográficos. Cerca del 30% de todos los niños del mundo están
allí. Con un perfil demográfico así, su atractivo es inapelable.
Por esto, a largo plazo hay consenso en que la región no tiene tanto
que temer. Internamente, está en mejor pie que en coyunturas
anteriores, gracias al mejor manejo fiscal en algunos de sus países,
menor deuda en moneda extranjera, apertura de nuevos mercados,
principalmente Asia y fuertes reservas que le permitirán tener
políticas fiscales expansivas.
Por ejemplo, Brasil es acreedor neto en dólares y tiene reservas
suficientes para cubrir cuatro veces sus pasivos de corto plazo en
dólares. Uruguay, Colombia y México muestran cifras similares. El que
mejor ha practicado una política anti-cíclica es Chile: su ministro de
finanzas ha sido blanco de fuertes críticas, por incrementar los
ahorros y los fondos de estabilización del gobierno en los últimos años
de vacas gordas. Hoy debiera recibir aplausos.
La variable clave de esta crisis es el tiempo que dure, más que su
profundidad, comenta Alejandro Neut, economista de la oficina para
América Latina y el Caribe de la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico, OCDE, en París. Por muy profunda que sea, si se
recupera rápidamente, creo que América Latina se salvará, porque ha
tomado suficiente oxígeno. Por oxígeno, Neut se refiere a un superávit
comercial que le ha permitido a la región tener una balanza de
capitales a su favor. Aunque sea por un tiempo limitado, existe un
desacoplamiento con el resto del mundo. Pero lo vital aquí es el
tiempo. La región podrá aguantar si la crisis se resuelve pronto. Pero
si no, necesitaremos un deux ex machina que nos salve en el último
minuto.
Con informes de Eduardo Thomson, Antonio Delgado, Marisol Rueda, Dubes Sônego, Carlos Palacios y Felipe Aldunate.