PSA Peugeot Citröen y Renault recibirán 3.000 millones de euros cada una, a tasas de interés muy por debajo de los del mercado.
A cambio de este préstamo, las dos compañías se comprometen a no cerrar ninguna de sus plantas en Francia ni en el extranjero durante los cinco años que dura el período del préstamo.
Aunque el crédito del gobierno no viene acompañado de una nacionalización parcial de Peugeot, ni de un aumento de la actual participación estatal de 15% en la compañía, la Administración supervisará todas las decisiones industriales tomadas por ambas empresas.
Además, las firmas deberán moderar los pagos de dividendos y de primas a los directivos, y tendrán que adoptar el compromiso de comprar a proveedores franceses.
El presidente de PSA Peugeot Citröen, Christian Streiff, se negó a cumplir con la demanda del presidente francés, Nicolas Sarkozy, de no externalizar la producción a países en los que la mano de obra es más barata, ya que son promesas que considera imposibles de cumplir.
Hasta ahora Streiff había rechazado toda intervención estatal en la compañía; sin embargo, la misma obtuvo pérdidas en la segunda mitad de 2008 cifradas en 2.600 millones de euros.
Según las estimaciones de Credit Suisse, la situación de Renault es aún más crítica; durante 2009 su deuda podría llegar a los 5.400 millones de euros, desde los 3.400 millones que arrastra del segundo semestre de 2008.
Redacción Portal del Uruguay
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