del que se ha dicho que es capaz de transmitir emociones con una intensidad y poder sin igual.
El barítono uruguayo Erwin Schrott respondió a las preguntas de los lectores de BBC Mundo cuando hizo un paréntesis en los ensayos que realizaba en la última temporada de opera en Londres, Reino Unido.
Schrott se presentó en el Royal Opera House de Londres como Don Giovanni, la obra de Mozart basada en la leyenda de Don Juan, que el filósofo danés Soren Kierkegaard describiera como "la mejor obra de arte jamás realizada".
Schrott asegura ser "un hombre muy feliz" y la sonrisa permanente es una de sus marcas. "Amo mi trabajo en el escenario, amo viajar. Cuando uno tiene la oportunidad de trabajar en algo que ama, se es muy afortunado".
Más allá de la voz
El barítono, quien ha hecho de Mozart una de sus "especialidades", es tanto cantante como actor, parte de una nueva generación de artistas de ópera que busca formas de expresión que van mucho más allá de la voz.
La prensa especializada también ha destacado el atractivo físico del artista, al que un crítico describió de la siguiente manera: "alto, buen mozo, de complexión robusta, con un apretón de manos poderoso y el tipo de personalidad que se transmite tan sólo con una mirada".
"La primera vez que canté en un teatro de opera tenía 8 años, entonces siempre sentí que más que yo hubiese elegido este trabajo, fue el teatro el que me eligió a mí. Fue repentino, fue desde el inicio, desde que tengo memoria".
Nacido en Uruguay en 1972, Schrott comenzó a aprender piano con su madre cuando tenía seis años. Debutó profesionalmente en Montevideo a los 22 y saltó a la fama en 1998, cuando ganó Operalia, el concurso internacional de ópera fundado por el tenor Plácido Domingo.
"El atractivo físico para mi no es algo fundamental. Si se dice "a, b, o c" del cuerpo a mi no me importa para nada. El físico trabajando vienen en base a que necesito tener una salud interna y es por eso que hago mucho deporte".