Las transferencias de dinero de los emigrantes uruguayos hacia el país
cayeron 10,7% en 2009 respecto a 2008, menos de lo que bajó en toda la
región de América Latina y el Caribe, según un estudio del Fondo
Multilateral de Inversiones.
De acuerdo al reporte, las remesas hacia Uruguay alcanzaron en 2009 a US$ 116 millones, prácticamente el nivel de 2006 (US$ 115 millones). En 2008 habían llegado a US$ 130 millones y en US$ 2007 a US$ 125 millones. De esa manera, se interrumpió un crecimiento que llevaba cinco años.
Pese a ello, la caída en la región fue mayor (-15%), y las remesas totalizaron US$ 58.800 millones el año pasado.
Ese valor es inferior al de 2006, apuntó el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Uruguay es uno de los cuatro países de la región (los otros son Argentina, Brasil y Venezuela), donde las remesas tienen menos peso en relación al Producto Interno Bruto (PIB), sin llegar al 1%.
Sin embargo, las remesas enviadas en 2009 representan más del 10% del PIB para varios países de la región (Guatemala, Jamaica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Haití y Guayana), dice el reporte.
"El año pasado marcó la primera vez en que las remesas se redujeron en relación al año previo desde que el Fomin comenzó a analizar estos flujos en 2000", se indicó.
Uruguay es de los países que menores transferencias de dinero de sus emigrantes recibió el año pasado. La contracara son México, Brasil y varios países del Caribe (ver gráfico).
Según el Fomin, "las transferencias de dinero de emigrados latinoamericanos y caribeños a sus países de origen tenderán a estabilizarse en 2010".
Sin embargo, "en el corto plazo, es improbable que se produzca una recuperación considerable en el volumen de remesas, en gran medida por las perspectivas inciertas de crecimiento económico en los tradicionales países fuente de remesas", señala el informe.
La mayor caída de las remesas se registró en Brasil, donde bajaron 34%, "prolongando una tendencia que comenzó mucho antes de la crisis global", indicó el Fomin.
"Durante el 2009, los flujos de remesas que recibieron los países de América Latina y el Caribe experimentaron una contracción como consecuencia de los efectos de la crisis financiera global en los países en los que radican y trabajan la gran mayoría de los emisores de estos envíos", se explicó.
"La recesión económica en los países tradicionales de acogida de los migrantes de la región, principalmente Estados Unidos, España y Japón, tuvo un fuerte impacto en las tasas de empleo e ingresos de los emisores de remesas", señaló el informe.
Las cifras
42 millones de dólares totalizaron las remesas a Uruguay en 2003, el primer año en el que el Fomin tiene datos para el país,
21.132 millones de dólares transfirie-ron los emigrantes de México a su país (el que recibe más remesas de la región) en 2009.
Remesas a América Latina se estabilizan tras caer 15% en 2009
Recuperación en volúmenes de dinero enviado por emigrados es improbable a corto plazo debido a debilidad de actividad en EEUU, España y Japón
Las transferencias de dinero de emigrados latinoamericanos y caribeños a sus países de origen tenderán a estabilizarse en 2010 luego de caer 15 por ciento en 2009, según un nuevo informe del Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo. Las remesas a esta región bajaron a unos US$58.800 millones el año pasado, menos que el volumen alcanzado en 2006.
El año pasado marcó la primera vez en que las remesas se redujeron en relación al año previo desde que el FOMIN comenzó a analizar estos flujos en 2000. Hasta 2009 el crecimiento promedio anual fue de 17 por ciento, aunque comenzó a frenarse en 2006 y se redujo considerablemente a partir de 2008, cuando la crisis económica global afectó los niveles de empleo e ingresos de emigrados en países como Estados Unidos, España y Japón.
No obstante la reducción registrada en 2009, las remesas seguirán siendo una fuente de recursos indispensable para millones de familias en América Latina y el Caribe, ayudándoles a cubrir gastos de primera necesidad como casa, comida, ropa y salud. En países como Haití, Guatemala, Honduras, Nicaragua y El Salvador estos flujos aún representan más de 10 por ciento del producto interno bruto.
El informe del FOMIN enfatizó que los flujos de remesas a América Latina y el Caribe, tomados en su totalidad, comenzaron a estabilizarse en el último trimestre de 2009. Otros datos sobre empleo en países fuente de remesas sugieren que la tendencia declinante se está agotando.
En el corto plazo, es improbable que se produzca una recuperación considerable en el volumen de remesas, en gran medida por las perspectivas inciertas de crecimiento económico en los tradicionales países fuente de remesas, señala el informe.
Pero los signos de estabilidad de los últimos meses podrían dar pie a una estimación de niveles estabilizados de remesas, o incluso del principio de un nuevo período de crecimiento de un dígito en un futuro cercano, agregó.
México, el mayor receptor de remesas en esta región, tuvo una fuerte caída de 16 por ciento en las remesas el año pasado, totalizando US$ 21.100 millones. A diferencia de algunos países sudamericanos y caribeños que reciben envíos de dinero de sus emigrados en distintas regiones del mundo, casi todas las remesas a México provienen de Estados Unidos, el primer país golpeado por la crisis global.
Aunque también tiene millones de emigrados en Estados Unidos, América Central tuvo una reducción de alrededor de 9 por ciento en las remesas, en parte porque existen considerables flujos entre los países del istmo, por ejemplo de nicaragüenses enviando dinero desde Costa Rica.
La mayor caída se registró en Brasil, donde bajaron 34 por ciento, prolongando una tendencia que comenzó mucho antes de la crisis global. Los emigrados brasileños han tendido a regresar a su país, motivados por sus buenas perspectivas económicas y las menguantes oportunidades en países anfitriones como Japón.
Los flujos de remesas también se ven afectados por otros factores, algunos de los cuales son estacionales y se repiten año a año. Por ejemplo, muchos emigrados latinoamericanos envían mayores sumas para Navidad y para el Día de la Madre. En 2009 giraron menos dinero que en 2008 para esas festividades. México también notó una reducción en el número de viajes de fin de año de emigrados en Estados Unidos, que suelen portar dinero para sus familiares.
Otros factores que afectan a las remesas son irregulares, como las tasas cambiarias, que este año tuvieron particular incidencia. En países como Perú y Ecuador, que tienen grandes comunidades de expatriados en Europa, los ingresos por remesas medidos en dólares se vieron aumentados por las fluctuaciones entre el euro y el dólar, que compensaron en parte la reducción en el volumen de envíos.
Los emigrados también parecen tomar en cuenta el valor del dólar con respecto a las monedas de sus propios países al momento de hacer giros. Por ejemplo, aunque las remesas a México cayeron en dólares, cuando se las expresa en pesos y se las ajusta por inflación, su valor aumenta y se mantiene positivo desde el último trimestre de 2008 hasta fines de 2009.
Cualquier pronóstico futuro para las remesas a América Latina y el Caribe deberá tomar en cuenta tales factores, así como el hecho de que el año pasado muchos emigrados adoptaron tácticas como usar ahorros o reducir gastos para seguir enviando dinero a sus familiares. Incluso si sus niveles de empleo e ingresos mejoran en los próximos meses, es probable que los emigrados tengan que atender sus propias necesidades antes de que puedan aumentar sus transferencias habituales.
El FOMIN, un fondo autónomo administrado por el BID, promueve el desarrollo del sector privado en América Latina y el Caribe, con énfasis en la micro y pequeña empresa. En 2000 comenzó a analizar las remesas para medir su impacto económico en la región.
fuente: iadb.org