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Lunes, 26 Julio 2010 04:16

Sin cruceros a Chile, seríamos afectados

por Emilio Cazalá
Si los cruceros dejan de visitar puertos chilenos, según se dice por costos marítimos muy elevados, es posible que se desinteresen de los puertos atlánticos y comiencen a mermar sus escalas en el Río de la Plata, asunto que se estudia seriamente en Valparaíso.


Desde el año pasado venimos leyendo en la prensa chilena, la denuncia de operadores de cruceros de turismo marcando que están perdiendo en cada temporada numerosas escalas debido a los altísimos costos operativos de sus puertos y que los han comparado dos veces más elevados que en Argentina y cuatro veces con los del Uruguay.

Sin embargo, la Asociación de Consultoras de Ingeniería de Chile elaboraron un informe "Oportunidades y amenazas de la industria de cruceros en Chile" donde se pregunta: ¿Es efectivo que Chile sea 3 veces más caro que Argentina y 9 veces más caro que Uruguay?" Este es apenas uno de los cientos de críticas que se hacen dentro y fuera de Chile a las autoridades, por los enormes costos que aplican a los cruceros a tal punto que los ahuyentan.

Ellos dicen que los costos portuarios son muy competitivos, la mitad de lo que cobran en Argentina, pero los que inciden en la cuenta son los costos marítimos: faros, balizas, prácticos, remolcadores y otros. En la temporada 2008-2009 llegaron a los 104 mil turistas arribados a Valparaíso. Al año siguiente la cifra bajó a 68 mil viajeros, o sea un 35% menos, pero en algunos puertos la reducción ha llegado al 40% y la predicción es que seguirá bajando. Sin duda las pérdidas de ingresos han sido cuantiosas si calculamos que "cada excursionista gasta 120 dólares diarios en agencia turística, taxis y buses", dicen ellos. Pero nosotros agregamos que en Uruguay tenemos otros ingresos adicionales en esta industria del ocio porque vendemos otros servicios a los barcos. Cifras de la Corporación de Puertos del Conosur (de Chile) advierten sobre los enormes costos que pagan estas naves en puertos chilenos.

El periódico El Mercurio en su edición del julio 11 que llegó a nuestras manos, informa a página entera con amplios detalles sobre el tema. Por ejemplo, los costos extraportuarios y portuarios para un crucero tipo Insignia -181 metros, 685 pasajeros- llegan a US$ 42.254 en Valparaíso, en Puerto Montt trepan a los 38.980 dólares, mientras que en Ushuaia (Argentina) insumen US$ 13 mil. Parece que hay costos estatales que por ley fueron fijados en 1979 y actúan y se mueven junto con el IPC de los Estados Unidos.

Ellos reconocen que las tarifas de Prácticos son muy elevadas, pero también es cierto que la conformación geográfica tan irregular y peligrosa de la costa chilena con sus miles de fiordos exige un intenso y costoso pilotaje, no de horas, sino de días y la inversión de esfuerzos, materiales y el costo de boyas es enorme. Y otro grave daño económico que sufren los cruceros es que durante los 14 días que un crucero permanece en aguas de Chile, no pueden hacer funcionar los casinos, lo cual genera pérdidas millonarias.

Tema ajeno

Bien, como eso ocurre en Chile, en el Pacífico, no nos deberíamos preocupar demasiado del escenario atlántico, al menos así lo parece. Pero haciendo jugar un poco la imaginación, el asunto no es tan lejano de nuestros intereses sino que deberíamos preocuparnos cuando los cruceros no van a los puertos chilenos o que lo hagan con menor número de escalas.

Es realmente preocupante y así lo vemos. Más aún: creemos que este asunto va a traer cola y en definitiva nos afectará. Hagamos un somero análisis del tema y veamos un poco cómo es el movimiento de los cruceros turísticos en cada temporada. En primer lugar tenemos los infaltables cruceros de Mediterranean Shipping Co., los de Costa Cruceros y más recientemente de ÍberoCruceros, que en una temporada nos traen en conjunto más de 100 escalas.

Estos vienen al Brasil, hacen Montevideo y/o Punta del Este y Buenos Aires. Son cruceros de 6/7 días. Luego están las otras líneas que, escapando del invierno norteño hacen Brasil, Río de la Plata, puertos del sur de Argentina, algunos las Malvinas y Antártida, Ushuaia, Puerto Montt, Punta Arenas y llegan hasta Valparaíso, donde termina el periplo; son cruceros de 14/16 días. En Valparaíso se produce el recambio de viajeros, todos desembarcan y por vía aérea retornan a sus respectivos países. Ese mismo día abordan los que llegaron por vía aérea desde Europa, Estados Unidos y Asia y, por supuesto, viajeros chilenos y de otros países de Sudamérica para hacer el periplo inverso de 14 días que terminará en Rio de Janeiro. Y así desde diciembre hasta marzo.

Pendular

Las nubes que nosotros vemos es que si los cruceros dejan de visitar puertos chilenos por razones de costos o el número de escalas cae a cifras menores, al debilitarse la pierna del Pacífico, pone a las empresas turísticas internacionales que manejan estos enormes cruceros ante un escenario económico diferente y hostil. Sólo la pierna Atlántico-Brasil-Río de la Plata-Antártida y aun Ushuaia y las Malvinas haría inviable la rentabilidad de cualquier crucero.

Por otra parte, qué atracción tendría hacer un viaje desde Rio de Janeiro hasta la Antártida 8 o 10 días y luego volver a visitar los mismos puertos de retorno, u otros 10 días de navegación sin escalas y obviamente costos de pasaje duplicados. Eso no tiene sentido y mucho menos es atractivo. Es evidente que en la Antártida no puede haber recambio de viajeros porque no hay líneas aéreas regulares, tampoco se podría por leyes internacionales proteccionistas del continente gélido. Así que el periplo debe terminar en Valparaíso y de aquí nuevamente al Atlántico con una nueva tanda de viajeros y a disfrutar de los fiordos chilenos, Puerto Montt, Punta Arenas, Antártida, Ushuaia, Malvinas, Río de la Plata y Brasil. Ese sería el mecanismo o itineario normal, racional y absolutamente conveniente.

Frente a la próxima temporada, a la que nos vamos acercando más rápido de lo que desearíamos, deberíamos mantener una actitud de observación muy rigurosa sobre este asunto. Los propios operadores chilenos están analizando este tema y los involucrados están llevando sus inquietudes a los centros de decisión.

Según Teodoro Wigodsky, presidente de Corporación de Puertos del Cono Sur, "esperamos poder persuadir a la autoridad, el ministro de Hacienda, que regule esta materia que afecta a la industria turística nacional". Aunque nada podemos hacer desde Montevideo, el primer paso sería tomar contacto con las autoridades chilenas sobre el tema, hacerles saber nuestra preocupación y ver cómo podemos andar juntos en estos temas que al parecer y gracias a la globalización del mundo, están resultando inseparables. La idea es buscar soluciones constructivas.

Ni los chilenos ni nosotros deseamos perder los cruceros que son fuente de ingresos importantes y la pierna atlántica es igualmente importante para el turismo chileno. Por lo pronto recordamos a nuestros lectores que la línea Norwegian Cruises anunció que abandona el escenario del Atlántico y su última visita fue con el "Norwegian Sun".


fuente: Emilio Cazalá-El País Digital