por Luis Alejandro Rizzi
desde Buenos Aires
Leía en EL PAIS de España una excelente nota escrita por Javier
Valenzuela desarrollando una tesis según la cual las obras policíacas y
de espionaje narran mejor que el periodismo esa suerte de revés de la
trama
cotidiana por la que circulan perversos personajes como especuladores, sicarios, traficantes de armas y de drogas hasta políticos que pueden exhibirse como gente de bien y respetable.
La nota se puede leer en la edición del pasado 31 de julio pagina 29.
¿Que tal por ejemplo, una novela sobre un político mediterráneo que se dice adalid de los valores familiares católicos al tiempo que monta orgías con jovencitas en su Villa viagra?
Este párrafo es de una inusitada agresividad hacia los valores familiares católicos en una clara referencia a la vida intima de Silvio Berlusconi a quien pareciera que se toma como referente de esos valores.
Desde ya no creo que la intención de Valenzuela haya sido la de ofender o agredir a los católicos, mas bien trasunta una concepción de los no católicos respecto a la conducta ejemplar que deberían observar todos los católicos.
Se parte de un error o bien de un desconocimiento del cristianismo y del catolicismo.
Digamos de paso que se ha hecho uso que todo agravio al catolicismo es fruto de un ejercicio sano de la libertad mientras que un ataque a otra religión se considera injurioso o discriminatorio cuando en verdad los discriminados somos los católicos.
En este momento en Buenos aires se abrió una suerte de debate sobre la mal llamada educación sexual y no se admite la opinión de la Iglesia o los católicos por el contrario se considera expresión de una buena libertad fomentar el aborto o las relaciones sexuales como promiscuidad ejemplar. ¿Habrá padres que eduquen a sus hijas en la promiscuidad, eso si con diu o preservativos?
Parte de responsabilidad tenemos pero no por nuestros pecados sino por nuestras culpas que muchas veces nos negamos a asumir y que a veces con hipocresía negamos, pero esta no es solo una cualidad de los católicos.
Hipocresía hay en todas las personas, no es una cualidad de los católicos, un político que se presta a una candidatura testimonial es un hipócrita sin embargo la sociedad lo vota igual y por el contrario se escandaliza por los abusos de un sacerdote o un católico raso que también es un hombre que puede caer en lo mas bajo aunque haya jurado ante Dios por la práctica de todas las virtudes.
También en la sociedad hay naturalmente una dosis de hipocresía.
A este punto quería llegar.
Todo hombre y toda mujer (para que no me tachen de machista) es imperfecto o imperfecta, capaz de ser virtuoso y miserable a la vez y esta duplicidad es lo que hace de la vida un misterio.
Cristo construyó la iglesia sobre Pedro que lo negó tres veces; ¿admitiríamos nosotros una ofensa igual?
¿No han llegado a matar por mucho menos?
Cristo construyó la Iglesia sobre un hombre común no sobre un superhombre. Ese hombre fue pecador y como cristiano ofendió a Dios, sin embargo, Dios admitió y valoró su arrepentimiento y al construir la iglesia sobre él, la construyó sobre el pecado y la virtud, sobre lo mejor y lo peor de la persona. Ese es el verdadero cristianismo.
Los católicos antes que católicos somos personas y además seres libres.
La libertad no nos fue concedida para ser buenos, nos fue concedida para ser buenos y malos, está en cada uno de nosotros ejercer la opción.
Desde el bien podemos viajar hacia el mal y regresar, es el arrepentimiento que transmite fortaleza y desde el mal podemos ir al bien y regresar que es la expresión de la debilidad humana.
Ser católico no impone un manual de conducta ejemplar, impone un estilo de vida que es algo diferente. Una forma de ser ante la vida.
Una autenticidad que nos permite convivir con el bien y con el mal, con la buena salud y la mala salud o enfermedad, con la verdad y con el error, con la cobardía y la valentía. En síntesis la vida y en especial la vida del católico es una relación temporal, mientras se vive la vida, entre opuestos y entre esos opuestos prima la libertad.
El catolicismo no es un absoluto, no es un fundamentalismo no es una perfección por ello en los evangelios se habla de los sepulcros blanqueados o de las meras buenas intenciones.
Quizás Berlusconi sea una expresión del catolicismo mejor dicho una expresión de una de las caras de la verdadera humanidad. Berlusconi es la expresión de la debilidad y de la infelicidad humana y quizás sea merecedor de nuestra compasión si es que su mundo se limita a una cama o a una chequera.
Berlusconi expresa la debilidad como cualidad religiosa y la infelicidad como drama humano.
Quizás Valenzuela tenga razón y quizás alguien escriba una novela sobre su vida pero lo importante no será describir sus encuentros con prostitutas o con mujeres que sin serlo padecen las mismas carencias, ni sus pecados como hipocresía sino como debilidad, como tragedia o incapacidad para encontrar la felicidad.
De alguna manera Graham Green ya lo hizo En el poder y la gloria.
Hay católicos débiles, más de lo que se cree porque muchos esconden sus miserias, sin embargo llaman la atención los que se muestran como son o los que son descubiertos en sus pecados o faltas como si alguien pudiera arrojar la primera piedra.
Quizás sea mejor católico el pecador arrepentido que lo que llamaría virtuoso virtual por miedo a ser libre.