por Luis Alejandro Rizzi
desde Buenos Aires
El titulo es la segunda acepción de la palabra
envidia, según la Real
Academia. La otra acepción, la primera, es
Tristeza o pesar del bien
ajeno.
Pues bien no solo yo, sino la mayoría de los argentinos sentimos
envidia por algo que nos falta, una buena dirigencia, y su
consecuencia el pesar por el bien ajeno que tiene mejores elites.
Envidio y envidiamos a Brasil por tener a LULA, a la red O GLOBO y a PETROBRAS, envidio y envidiamos a CHILE por haber tenido a ALWYIN, LAGOS y BACHELET y al mismo PIÑERA, envidio y envidiamos a URUGUAY por tener a SANGUINETTI, a TABARE y al PEPE, envidio y envidiamos a PERU por haber encontrado una dirigencia que lo puso en camino del crecimiento, envidio y envidiamos a URIBE por su valentía y audacia y por su decisión de luchar contra las FARC a las que en algún momento obligará a la rendición.
Todos esos países tiene algo que nos falta a los Argentinos: RUMBO.
Desde ya nuestra envidia no convierte a los envidiados en seres y países perfectos, lejos de ello, todos tienen sus cosas, nosotros solo tenemos carencias, incapacidad para dialogar, incapacidad para mantener el orden público, incapacidad para usar el puente San Martin, incapacidad para generar seguridad jurídica, incapacidad de nuestras dirigencias para la nobleza, nuestro pueblo por el contrario añora esa virtud, incapacidad para asumir las consecuencias de las malas decisiones, incapacidad para la capacidad.
Leía en LA Nación del domingo 13 pasado, un extenso reportaje al PEPE, que no es otro que José Mujica.
Destaco algunas frases:
La soledad del poder. Eso es una plaga. Y un peligro. Pero lo peor es quedar rodeado de alcahuetes. De los que le dicen que todo está fenómeno.
Yo soy más libertario que estatista. Me inclino por otro lado. Y no soy muy amigo de la burocracia ni nada por el estilo. Mis ideas socialistas están muy impregnadas por los fenómenos de autogestión, pero no confundo el poder del Estado.
A los empresarios los precisamos para que sean empresarios, para que trabajen, para que multipliquen los bienes. Después, que voten a Magoya. Es lo de menos.
Por ejemplo: ¿no vamos a integrar la inteligencia, la cultura? Fíjese en los programas universitarios. De acá se va un ingeniero a España y trabaja. Pero un profesor argentino no puede venir a dar clases al Uruguay. Estamos locos. Hay una cantidad de cosas para arreglar. Pero si no integramos la inteligencia y la cultura, lo demás tiene patas cortas.
Yo tengo que ser especialista en relaciones con América latina. Y Astori tiene que ser especialista en donde hablen en inglés.
Sí. En China puedo tener mejor relación porque estuve allá en la época de Mao y la conozco. Pero Estados Unidos es muy importante como para darse el lujo de ignorarlo en una pequeña república. Y menos, tener prejuicios. ¿Para qué sirven los prejuicios si no dan resultados prácticos?.
Creo que basta. La verdad envidio y creo que muchos argentinos también, a un país que tiene una persona candidata a Presidente que dice estas cosas tan simples y que suenan tan sinceras.
Hace dos o tres días se montó un operativo fiscal contra el diario CLARIN que fue vergonzoso por la alevosía.
Un operativo de esa magnitud solo se puede hacer con el respaldo del poder, formal o sustancial, ¿me entienden?, pues bien nadie fue.
Otra vez el PEPE nos dio una respuesta.
Porque no deben de tener ningún proyecto de futuro. Viven demasiado en el presente. Tienen una crisis de utopía. Nosotros corremos riesgos y vamos a terminar arrollados por [Marcelo] Tinelli. Por eso yo estoy planteando acá la propuesta de hacer un país más inteligente
.
Nos falta proyecto, nos falta realidad y nos falta inteligencia.
¿Entienden estimados lectores porqué tengo envidia?