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Lunes, 12 Octubre 2009 06:18

Anarquía o Estado. A propósito de los piquetes

por Luis Alejandro Rizzi
desde Buenos Aires

No es una cuestión fácil la del fenómeno o metodología de los piqueteros como actores de cortes de calles, avenidas, rutas, vías férreas, pistas de aeropuertos y puentes, como modo de ejercer el derecho de peticionar, de reclamar o de imponer una determinada solución a un problema o cuestión. Invito al lector a pensar conmigo como si estuviéramos escribiendo o dialogando o discutiendo en tiempo real.


Quiero aclarar que mi análisis parte del supuesto que nos dice que la gente en general, no todos, “actúa como se debe” y que uso la expresión piquete como un grupo de personas que impiden la circulación de otros.

Cuando el “piquete” entra en acción para ejercer el derecho de peticionar debemos suponer que agotó las vías institucionales existentes sin lograr que el objeto de su petición haya sido tratado o considerado. El derecho de peticionar obliga a quien recibe la “petición” a dar una respuesta. Es decir el “peticionado” debe escuchar y responder.

Si responde sin escuchar o escucha sin responder está vulnerando el derecho “a peticionar”, mas aun, si ni escucha ni responde. Ese silencio es un acto de violencia silenciosa o sin estrépito.

Para el caso no importa cuan descabellada sea la petición, la respuesta debe ser racional y emitida desde la buena fe.

Cuando la petición no tiene respuesta quien omite responder ejerce un modo de violencia que es más cruel que la violencia de golpear o agredir físicamente.
 
No responder a una petición significa ignorar a una o mas personas, significa desconocer la dignidad.

Hay otra forma también de violencia que es responder con falsedades o mentiras. Es otra forma de vulnerar el derecho de peticionar.

En estos supuestos de falta de respuesta o respuestas grotescas,  solo le deja a la gente o bien admitir la vulneración a su derecho de peticionar o bien exteriorizar el objeto de la petición mediante un acto de desobediencia legítima para obligar al destinatario de la petición a responder racionalmente.

La falta de respuesta al derecho de peticionar significa una agresión a todos los habitantes no solo a los afectados en ese momento.

Esa falta de respuesta es demostrativa de un sistema institucional que funciona mal y por tanto agrede a “todos los institucionalizados”.

Es cierto, en este supuesto “el piquete” impone molestias a la mayoría, a los afectados por el “piquete” pero en verdad la existencia del piquete es como una suerte de fiebre institucional o dolor corporal, nos está diciendo que hay una enfermedad que debe ser sanada y no en sus efectos sino en su causa.  Esa enfermedad institucional nos afecta a todos.

Otra posible causa del “piquete” es la de reclamar. El reclamo agrega un “plus” al derecho de peticionar”, se exige una solución a un problema que no admite dilación.

En este caso el destinatario del “reclamo” debe resolver una situación, no basta con responder.

Por cierto no cualquier reclamo justifica la vía del “piquete”, debe tratarse de una situación de hecho diría “in fraganti”, el caso mas común es de barrios, villas poblados que ven suspendido algún servicio público y no se efectúan las reparaciones para su inmediato restablecimiento o no se advierte diligencia para implementar la solución.

En este caso también los que sufren las molestias deben ponerse en el lugar del “afectado”, ya que el “no afectado” de hoy puede ser el “afectado” de mañana.
 
Siempre tenemos que pensar que algún día “…pueden venir por mi…”

Por último nos quedaría el caso más conflictivo que es el del “piquete” que pretende imponer una solución determinada a un conflicto.

Este tipo de “piquete” se ha dado mas comúnmente en materia de conflictos gremiales, usando la fuerza del “piquete” como expresión de una fuerza extra legal, es decir resolver el conflicto de modo violento derrotando a la otra parte.
 
Por ejemplo bloquear el movimiento de productos perecederos o impedir el abastecimiento de una empresa o impedir la venta de productos de una empresa mediante la fuerza del “piquete”.  Esto es violencia ilegal e ilegítima.

O bien el caso del Puente San Martin caso en  que mediante el “piquete” se pretende condicionar el fallo de un tribunal internacional de justicia.

Este tipo de “piquete” es ilegal e ilegitimo ya que mediante la fuerza se pretende sustituir el funcionamiento institucional de un sistema político.

En este caso siempre el piquete afecta el funcionamiento institucional y ronda la figura penal de la “sedición” según los artículos 229 y 230 del código penal argentino.

En cualquiera de los tres supuestos, sea que el “piquete” pretenda validar el derecho de peticionar, de reclamar o bien de imponer lo que considera “su derecho” nos está mostrando que estamos mas cerca de la anarquía que del estado de derecho o bien de un estado anárquico.

La anarquía es también “desconcierto”, “barullo” “incoherencia” lo que quiere decir que el estado de anarquía no significa que cada uno hace lo que quiere, sino que la mayoría de la gente hace lo que se debe hacer, ya que el estado de anarquía, supone la vida en sociedad en la que debe regir un orden.

El estado demuestra su ventaja sobre lo que llamaría un estado de “anarquía legitimo” para obligar a las minorías “que no hacen lo que deben” para que lo hagan.

Por último puede ¿haber un estado anárquico?

Mi respuesta es afirmativa el estado anárquico existe cuando no se respeta el derecho a peticionar, el derecho a reclamar y cuando se tolera que cada grupo imponga su solución por medio del uso de la fuerza privada.

Creo es fácil advertir que cada uno de los supuestos que exponemos como causa de un “piquete” son muy diferentes tanto desde el punto de vista ético y moral o legal.