hacer viajes, asistir a reuniones o simplemente realizar alguna tarea fuera de la jornada estándar y por supuesto, en perjuicio del tiempo dedicado a nuestra familia y nosotros mismos.
Se trata ni más ni menos que, al viajar o concurrir a una reunión, hacerlo en compañía de nuestro cónyuge u
La cuestión es reconocerlo como parte del turismo, tratarlo como tal y fomentarlo. No creo que la cifra que mueve sea pequeña. Lo primero que se precisa es conocer más su frecuencia, limitaciones y preferencias. También hay que conocer los eventos organizados o en organización en los diferentes puntos del país.
A partir de esos datos, se puede comenzar a ofrecer paquetes que, directa o indirectamente van a beneficiar a todos: usuarios y prestadores de servicios. Y estos paquetes posiblemente no sólo lo disfruten este público objetivo primario (viajantes, transportistas, periodistas, etc.), sino que se irá extendiendo al público en general.
Posiblemente los más beneficiados sean aquellos que poco o nada pueden hacer para difundir su actividad. Especialmente en el interior. Pero a veces suele suceder también en Montevideo.
Como ejemplo pongo una experiencia personal y reciente. El fin de semana anterior, una novel diseñadora Carolina R. Papadopulos, presentaba su colección en el evento De Fiesta, en el LATU.
A pesar de ser sábado a la tardecita, y lo inhóspito del día, debía ir y por supuesto fui. Y disfruté del evento y de la presentación de, entre otras, la colección Natojaris, que en griego significa que lo disfrutes.
Al decir de la presentadora: que disfrutes la elección por el buen vestir.
Al retirarme, pasé por el Portones Shopping.
Había muchas personas, pero creo firmemente que la mayoría no sabían del evento que se estaba realizando a pocos metros.
Estoy seguro que si lo hubiesen sabido, muchos hubiesen concurrido y disfrutado de un sábado distinto.