por Ricardo López de Lacalle
La Responsabilidad Social Corporativa de la empresa turística y la producción justa de servicios turísticos. El objetivo de este análisis sería poder aportar orientaciones,
acciones y contenidos concretos que deberían incluir los programas de
RSC en la empresa turística para promover el turismo justo.
Según la Comisión Europea la mayoría de las definiciones de la responsabilidad social de las empresas entienden este concepto como la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en las relaciones con sus interlocutores - La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es un compromiso integral de la empresa, asumido en toda su red de relaciones (incluyendo consumidores, accionistas, empleados, gobierno, medioambiente y comunidad), de contribuir con el desarrollo, el bienestar y el mejoramiento de la calidad de vida de los empleados,, sus familias y la comunidad en general, ligado a valores éticos y apegado a la legalidad y el respeto por la dignidad humana, su comunidad y el medioambiente
La actividad turística es especialmente sensible a la dinámica social debido fundamentalmente al hecho de que en la producción turística es la demanda la que se desplaza y no la oferta. De este modo, la actividad turística guarda relaciones directas más estrechas con el entorno (medioambiental, cultural,...) que otros sectores productivos, al formar parte estos elementos del producto mismo que se comercializa. Este hecho hace que la empresa turística intuya cada vez de una manera más precisa que su contribución en la mejora de ese entorno supone indirectamente un mayor potencial de rentabilización.
La Responsabilidad Social Corporativa se refiere a la integración voluntaria, por parte de las empresas, de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y en las relaciones con sus interlocutores. La actividad turística es especialmente sensible a la dinámica social ya que ésta forma parte del producto mismo que se comercializa.
A finales de los años 80 y comienzos de los 90 la empresa turística española obligada en parte por la crisis del sector- dirigió sus objetivos de gestión a la mejora de la calidad de la producción turística y la búsqueda de la excelencia a través de Normas, Certificaciones y Programas de Mejora Continua.
A mediados de los 90 se comenzó a reconocer la sostenibilidad medioambiental como otro elemento fundamental de la calidad, medida no sólo en relación a aspectos productivos internos, sino también a aspectos productivos externos. La motivación fundamental que ha originado todo este proceso ha sido el interés por la creación y explotación de nuevas ventajas competitivas en un mercado cada vez más amplio y con mayores competidores externos.
Al respecto el presidente de Exceltur indicó que los turistas nos están progresivamente demandando una mayor concienciación y corresponsabilidad del sector privado en la mejora del entorno y un mayor apoyo a los sectores públicos para resolver los problemas sociales que afectan a los destino que visitan.
En los próximos años puede que la empresa turística comience a percibir una nueva variable clave dentro de la producción que realizan: la responsabilidad social. Si la actividad turística es una de las más sensibles al entorno social por el desplazamiento de la demanda, también cabe pensar que uno de los elementos que más puede afectar a la competitividad de una empresa y un destino turístico es la calidad social, más aún cuando en los últimos años la demanda turística internacional está siendo cada vez más sensible a la situación sociopolítica de los destinos.
Recientemente se ha venido experimentando la certificación de empresas turísticas en las normas ISO 9000 sobre gestión de la calidad e ISO 14000 sobre gestión
Medio ambiental, pero es más que previsible que en los próximos años ciertas empresas turísticas estarán interesadas en certificarse en la norma SA 8000 de Responsabilidad Social.
El último informe de Exceltur sobre la Acción Social en la Empresa Turística puso de manifiesto de que la percepción que existe en España por parte de la mayoría de los profesionales del sector sobre la acción social de la empresa se encuentra en fases muy poco avanzadas, habiéndose conseguido en el mejor de los casos el vincular dicha acción a la imagen corporativa y de relaciones públicas, pero sin haberlo percibido como un factor real de competitividad interna y externa.
En el caso de las empresas turísticas la responsabilidad social se une al fenómeno de la internacionalización y al hecho de que en la búsqueda de generación de excedentes muchas de las inversiones se dirigen a países en vías de desarrollo.
En este contexto tiene mucho más sentido la asunción de nuevos modelos de relación y comportamiento social de las empresas que bien dirigidos pueden beneficiar a las empresas que los practiquen y a las poblaciones autóctonas de los destinos implicados, incentivando la adopción de programas para la puesta en marcha de sistemas más justos de producción de servicios turísticos. De hecho la RSC es uno de los instrumentos más eficaces para vincular el comercio justo y la producción de servicios turísticos.
Los propios profesionales del sector comienzan a percibir esta relación como algo necesario. Así pues Xavier Irala, presidente de honor y fundador de Exceltur, señaló que nuestra responsabilidad social corporativa debe centrarse en ayudar a mejorar la calidad de vida y lograr una sociedad más justa en los lugares en los que estamos implantados.
Estado de la cuestión y aplicación
En el sector turístico se han dado diversas iniciativas relacionadas con la responsabilidad social, que se han concretado fundamentalmente en la realización y asunción por parte de operadores del sector de diversos códigos éticos o de conducta, la realización por parte de organismos internacionales de diversas declaraciones institucionales o el impulso de ciertos asociaciones o acuerdos entre operadores públicos y privados.
El Centro de Ecología & Desarrollo KATE con sede en Stuttgart realizó un resumen de aquellos conceptos sobre RSE que son aplicados o bien podrían ser aplicados en el sector turístico:
EMAS (Eco Management and Audit Scheme - Gestion Ambiental)
Gestión Ambiental ISO 14001
Auditoría Social SA 8000
Líneas Directrices OCDE para las Empresas Multinacionales
Normas de las Naciones Unidas sobre la Responsabilidad de las Empresas
Transnacionales en la esfera de los Derechos Humanos
Pacto Mundial de las Naciones Unidas Global Compact
Código Ético Mundial para el Turismo
Código de conducta para la protección de la infancia frente a la explotación sexual
Código de conducta para la protección de la infancia frente a la explotación sexual en el turismo y la industria de viajes.
Sustainability Reporting Guidelines (GRI-TOI)
Más allá de una descripción de los distintos códigos, normas e iniciativas que han sido de aplicación a la industria turística, nos interesa situar y conocer cuál han sido las acciones concretas desarrolladas por las empresas turísticas en el ámbito de aplicación de los programas de Responsabilidad Social Corporativa.
En la industria turística se han desarrollado programas de RSC vinculados con conceptos de aplicación genérica a la actividad empresarial, y otros específicos para el sector como el Códigos Éticos y de protección de la infancia o los Sustainability Reporting Guidelines (GRI-TOI)
Al respecto, EXCELTUR realizó un magnífico informe sobre el estado de la cuestión:
Las conclusiones de este estudio se podían dividir en distintas tipos de programas, sin embargo se comprueban una serie de cuestiones comunes:
1. Se descentraliza bastante las actuaciones sociales en base a donaciones a ONG´s u otras instituciones de manera difusa. No se integran las acciones en programas estructurados y más sistemáticos.
2. Algunas cuestiones importantes para la realización de turismo justo están muy poco avanzadas, como es la existencia de programas de Compra preferente a pequeños proveedores locales y otros como Formar parte de índices bursátiles socialmente responsables y Participar activamente en foros de debate y grupos de trabajo.
3. No existen apenas ejemplos de programas de colaboración conjunta entre varias empresas.
4. En España no ha venido siendo habitual acudir a la articulación de la acción social a través de Fundaciones propias.
Son los hoteles los que más han implantado acciones sociales en el ámbito de la empresa, pero en su mayoría con carácter descentralizado. En cualquier caso, las características básicas de estos programas han sido:
Desarrollo de microcréditos y convenios con administraciones públicas para inserción laboral.
Contratación de productos o servicios a centros especiales de empleo y empresas de inserción
Colaboración con programas municipales de apoyo a barrios, conjuntamente con administración local.
En algunos casos financia directamente proyectos de desarrollo en destinos
PVD.
Algunas cadenas extranjeras recoge explícitamente en la misión de sus programas de RSC al turismo equitativo y responsable, incorporando Programas de Estrategia de Empleo Indígena, según el cual se comprometen a la capacitación y promoción profesional de trabajadores procedentes de poblaciones indígenas y sin experiencia en el sector.
Incluso existe alguna cadena con Programa de Negocio Responsable donde se contempla actuaciones sociales y medioambientales en las que integran un
Coordinador de Negocio Responsable bajo la supervisión de un Director de asuntos Sociales y Medioambientales. Este programa incluye cursos de formación responsable para todos los empleados, involucrarse con las comunidades locales especialmente la infantil, cubrir programa de salud y seguridad para clientes y empleados y aplicar mediadas medioambientales.
Los Intermediarios turísticos y los Transportadores básicamente han ejercido su acción social a través de billetes gratuitos o precios especiales, así como mediante compromisos específicos de apoyo a la logística de distribución de ayuda humanitaria.
En algunos casos, especialmente en el caso de los transportadores aéreos españoles, es bastante común la participación de directivos en la gestión de ONG´s, sin clarificar el impacto real que este hecho pueda implicar. En España el negocio turístico que más ha avanzado en la implantación de programas de RSC han sido los hoteles. Con carácter general se comprueba una descentralización en base a donaciones, inexistencia de ciertos programas de interés para el desarrollo del turismo justo y de ejemplos de programas de colaboración conjunta entre empresas.
Fases de Desarrollo y Ventajas
La acción social de la empresa evoluciona progresivamente desde la fase filantrópica hasta la fase estratégica. La caracterización de cada una de ellas según la Fundación Sociedad y Empresa es la siguiente:
En la actualidad la empresa turística normalmente desarrolla planes de RSC que se encuentra en el mejor de los casos en la fase de comunicación, es decir, entienden estos programas como una fórmula de mejora de la imagen externa de la empresa o como un instrumento de publicidad positiva.
Sin embargo, una nueva forma de entender la responsabilidad social de las empresas turísticas dentro de un contexto de internacionalización sería el establecimiento y respeto de una serie de criterios básicos que permitiese que cualquier tipo de producto turístico, independientemente de la modalidad en que se desarrolle, pudiese realizarse y comercializarse con unas ciertas garantías sociales. Se trataría de impulsar a través de los programas de RSC la generación de sistemas productivos más justos y que contribuyesen a la mejora de la competitividad de la empresa turística a través de una mejora de la posición competitiva de su entorno.
Las ventajas que para la empresa turística tendría la adopción de principios de turismo justo en sus planes de RSC serían las siguientes:
1. Aumentos de la competitividad derivados de la integración de los programas de RSC en la estrategia competitiva de la empresa y su vinculación con otras áreas y funciones.
Si la acción social de la empresa turística se limita a una fase inicial filantrópica, sólo se podrían obtener resultados derivados de planes de comunicación de dichas actividades eficaces, ni siquiera el resultado a este nivel está asegurado, ya que depende de la capacidad de la empresa para comunicarlo positivamente a su entorno.
Sin embargo una fase de madurez de la acción social de la empresa turística se basaría en potenciar a los agentes de cambio, el trabajo en equipo con otras empresas y agentes, la transferencia de conocimiento y la orientación hacia el entorno competitivo, los aspectos estratégicos, la capacitación interna y externa y la vinculación a sistemas más sofisticados de gestión.
2. Mejora de la posición competitiva del destino en el que se sitúa las inversiones y disminución de riesgos.
La mejora de las condiciones sociales del destino supone indirectamente y si se gestiona de manera adecuada - mejora de la competitividad y de la posición de mercado de la empresa turística localizada en el mismo, tanto por una disminución del riesgo vinculado como por una mejora del funcionamiento del destino como cluster productivo.
En este sentido las empresas turísticas deben valorar el riesgo tan importante que para sus inversiones supone declaraciones como las realizadas recientemente en el Foro de los Pueblos celebrado en Cancún de manera paralela a la Quinta Conferencia Ministerial de la OMC, el turismo representa una nueva amenaza para la autonomía de las comunidades indígenas, forestales y campesinas y para la conservación de su patrimonio natural y cultural...Ahora, ante la amenaza del turismo, los pueblos indígenas y campesinos en todo el mundo, están haciendo surgir nuevas estrategias de resistencia.
3. Mejorar su posición negociadora respecto a las autoridades y comunidades locales, permitiéndole optimizar su red local de relaciones externas.
4. Enriquecimiento del producto tradicional de la empresa turística, al incorporar nuevos atractivos procedentes de la valorización de nuevos recursos locales. El apoyo a la puesta en valor de recursos locales endógenos y autóctonos está en la base del turismo justo y adecuadamente gestionado supondría mayor potencial para la generación de valor añadido adicional.
5. Disminución de costes y mejora de la función de abastecimiento de la empresa turística, debido a la extensión de capacidades productivas entre productores locales. Las oportunidades que la empresa turística generase al posibilitar el acceso a los productores locales, así como el posible uso de instrumentos como el sobreprecio, deberían basarse en un sistema de riesgos compartidos en los que los productores locales también se viesen afectados en el caso de incumplimiento. Este hecho debe tratarse cuidadosamente, ya que si se gestiona ineficazmente puede generar importantes efectos negativos a nivel socio productivo, pero si la gestión es eficaz puede incluso derivar en posibles afianzamientos de las relaciones a través de la constitución de empresas mixtas o incluso joint-ventures.
Otras ventajas derivadas de la aplicación de principios y criterios del turismo justo por parte de las empresas serían que se ajustarían más a las motivaciones expresadas por la demanda turística internacional en los mercados emisores, la utilización de nuevos canales de comercialización, mejorar el valor asociado de la compañía al disminuir el riesgo social inherente a la inversión, etc.
Ideas para la adopción de Programas de RSC vinculados al turismo justo
La causa principal de que no se haya puesto en marcha hasta el momento el concepto de turismo justo es que debido a las características específicas de la producción turística nunca se ha asimilado a la producción industrial. Igualmente, siempre ha existido un tópico desarrollista del turismo, pero nunca se habían hecho tan evidentes la producción de desigualdades que puede generar el mercado turístico en un contexto globalizado.
A medida que se detecta una mayor especialización turística o consolidación de destinos de países en vías de desarrollo y se registra una tendencia a reproducir esquemas y relaciones productivas desigualitarias en el mercado turístico, más propios tradicionalmente de otros sectores, cobra más sentido e importancia el concepto de turismo justo.
Sin embargo es importante significar que otro de los motivos para que no se haya impulsado el concepto y los programas de turismo justo es que siempre se han analizado desde el punto de vista de la demanda, como una tipología turística o un segmento motivacional, pero nunca desde el punto de vista de la oferta como un proceso productivo concreto extensible a distintas modalidades turísticas.
Si se estableciesen con claridad los principios y criterios que deberían servir de regulación del turismo justo, los agentes y operadores turísticos, independientemente de su objeto social, podrían establecer planes de responsabilidad social corporativa internacionalizados que incorporen el cumplimiento de los criterios y principios del turismo justo, así como promover el establecimiento de instituciones de diálogo con comunidades y agentes locales que puedan concluir en partenariados efectivos y en planes de apoyo conjuntos basados en acuerdos y sistemas de riesgos compartidos.
En cualquier caso, parece que las acciones a emprender por los productores de servicios turísticos deberían tratar de incorporar a los agentes locales de destinos en vías de desarrollo y garantizarles un margen de rentabilidad mínimo, debiendo éstos comprometerse a la entrega de esos servicios con unos determinados niveles de calidad y respetando los principios de representación laboral y sindical. Igualmente los actores turísticos tendrían un papel relevante en la difusión de los sellos de garantía, la gestión de márgenes, merchandising y concienciación/difusión de estos productos.
Así pues, a modo de propuesta para impulsar el desarrollo del turismo justo a través de los programas de RSC se podrían destacar las siguientes acciones:
1. Planes de Capacitación y Promoción Profesional para trabajadores de destinos en PVD. Articulación de Visitas de Estudio e Intercambios.
2. Remuneración justa del trabajo en relación con las necesidades locales. Apoyar programas y sistemas de ahorro colectivos que propicie procesos de capitalización financiera local.
3. Cumplimiento explícito de las normas básicas relativas a derechos humanos, aún en el caso de inexistencia de organismos de control.
4. Fomento de la incorporación de minorías y mujeres en pie de igualdad al resto de trabajadores.
5. Sistemas efectivos de recogidas de sugerencias e instrumentos de comunicación entre trabajadores de la misma empresa o de empresas vinculadas a nivel internacional.
6. Concienciación del consumidor y participación en campañas activas de información relativas a los destinos.
7. Hermanamientos inter empresariales.
8. Campañas de buenas prácticas sostenibles ambientalmente.
9. Campaña de buenas prácticas sostenibles culturalmente. Apoyo a la valorización del intangible cultural de los destinos.
10. Apoyo a la articulación local del sector turístico. Fomento de la participación con administración pública.
11. Contratos de suministros con proveedores locales. Apoyo al fortalecimiento del emprendimiento local vinculado a las funciones de aprovisionamiento turístico.
12. Establecimiento puntual de sobreprecios, vinculados a sistemas de riesgos compartidos e incorporando a operadores locales y sistemas de garantías comunales. Constitución mixta de fondos rotatorios y de microcréditos destinados a las microempresas turísticas.
13. Establecimiento de códigos de garantía social a proveedores.
14. Diversificación de las visitas en destino. Compromiso de visitas a recursos no tradicionales.
15. Apoyo a acciones de codesarrollo con población inmigrante de destinos implicados.
Extraído de un análisis de Salvador Palomo (Fuengirola, Málaga, España). Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Málaga, especializado en Economía Regional, Master en Cooperación Internacional y Gestión de Proyectos de Desarrollo.