El escenario ,un árbitro que no tiene enemigos
Por Martín Rodríguez Yebra
Enviado especial
No una sino cuatro veces se había negado Néstor Kirchner a que alguien de afuera ayudara a desenredar el lío con Uruguay por las papeleras. En menos de un año les había dicho no a Brasil, al Mercosur, a la OEA y al propio José Luis Rodríguez Zapatero.
El miércoles pasado, en vísperas de otra protesta en las rutas fronterizas, el Presidente empezó a gestar un giro drástico desde que estalló el conflicto diplomático más grave de su gestión. El canciller español, Miguel Angel Moratinos, fue el primero que escuchó en Buenos Aires la idea de proponerle al rey Juan Carlos que asumiera el papel de conciliador.
En el máximo secreto, Moratinos habló con su colega, Jorge Taiana, y con Kirchner. Zapatero aterrizó aquí anteayer con la intención de aceitar el acuerdo durante la Cumbre Iberoamericana: si Tabaré Vázquez consentía la idea, se sacaría a escena la figura del rey.
Zapatero habló con Vázquez. "Si se anuncia como un pedido de la Argentina y el rey lo pide, Uruguay enviará una delegación a donde nos digan", respondió el anfitrión.
Cuando Zapatero abogó por el diálogo en su primer contacto con la prensa en Montevideo, ya tenía medio sí de las autoridades uruguayas. Y el plan se ató ayer, después de unos últimos chisporroteos porque Kirchner dudaba de que se anunciara taxativamente que había sido él quien había tomado la iniciativa.
¿Por qué cambió Kirchner? En el Gobierno explicaban anoche que el conflicto transita por una vía muerta desde hace meses y que la Argentina sufrirá los mayores costos si no se encuentra algún paliativo.
Los bloqueos en la frontera -con imágenes irritativas como el muro en la ruta de Gualeguaychú- amenazan con minar la imagen del país en la región, que ya expresó quejas por la falta de acción del Gobierno para garantizar la libre circulación. Otro verano con los puentes cerrados podría agravar la crisis diplomática hasta un punto de difícil retorno.
Hay cuatro convicciones que repiten con crudeza funcionarios de las dos orillas: las papeleras se van a construir, los asambleístas de Gualeguaychú seguirán protestando en la ruta, el gobierno argentino no aplicará la fuerza para sacarlos y los dos presidentes, así, no pueden sentarse a hablar por el simple hecho de que no tienen qué ofrecerse.
A Kirchner el caso de las papeleras y las manifestaciones de Gualeguaychú lo tuvieron corriendo de atrás desde el principio. Primero ignoró el tema, después pareció consentir la protesta, más tarde intentó frenarla con la demanda contra Uruguay en el tribunal de La Haya, y terminó por condenar los cortes con medida estridencia.
Ahora tiró otro volantazo. Pasó un año aferrado al argumento de que el diferendo era bilateral y nadie más debía meterse. Frenó todos los pedidos de Uruguay de encontrar mediadores, pero al final buscó él una ayuda.
No hay obligaciones. Es otro partido, entonces, pero con un árbitro experimentado al que no se le conocen muchos enemigos.
Su papel será de "facilitador", uno de esos eufemismos diplomáticos que buscan evitar compromisos mayores. Ninguno de los tres países quiso hablar de "mediación", para no darle a la jugada una carga jurídica. Aquí no habrá propuestas escritas ni del rey ni de las partes. "Es una gestión de buenos oficios, informal, con ánimo de escuchar y ayudar", dijo un vocero oficial español.
El rey de España terciará en la crisis por las papeleras
El continuo deterioro de la relación entre los gobiernos de la Argentina y Uruguay, evidenciado aquí en las últimas horas, llevó al presidente Néstor Kirchner a solicitarle al rey Juan Carlos I, de España, como último recurso, que sea el facilitador de un acuerdo entre ambos países, enfrentados por la instalación de las papeleras en la vecina orilla; el rey se comprometió a buscar una solución.
Así lo informó aquí a la prensa Trinidad Jiménez, secretaria de Estado para Iberoamérica, en el contexto de la XVI Cumbre Iberoamericana.
La primera reacción de los voceros de la Casa Rosada, en rigor, fue aclarar, de forma extraoficial, que la oferta había surgido del rey, que la Argentina sólo la aceptaba y que no hubo pedido de Kirchner.
Pero al caer la tarde, el canciller Jorge Taiana despejó la confusión y admitió: La iniciativa fue del Presidente. Según confiaron a LA NACION fuentes oficiales, Kirchner buscó, en primera instancia, evitar lo que temía que sería un costo político o un debilitamiento en la negociación con Uruguay por pedir un acuerdo. Especialmente a los ojos de los asambleístas de Gualeguaychú, que exigen que la planta de celulosa Botnia, de Finlandia, potencialmente contaminante, no se radique en Fray Bentos, Uruguay.
Durante las exiguas 18 horas que Kirchner estuvo aquí evitó cruzarse con Tabaré Vázquez, pese a las versiones de que se encontrarían. Sin embargo, conocido el pedido de Kirchner al rey, los dos gobiernos confirmaron a la prensa que enviarán delegaciones a España cuando la corona lo disponga, para buscar un nuevo diálogo.
Con envidiable predisposición, Trinidad Jiménez y Fernando Moralega, secretario de Comunicación y vocero del gobierno español, informaron del pedido de Kirchner al rey.
"Ha sido una propuesta de Kirchner dirigida directamente al rey de España. Se le ha pedido que actúe como facilitador para que haya un entendimiento entre la Argentina y Uruguay", indicó Jiménez, sin vueltas. Y aclaró que el rey no será mediador, sino "facilitador".
"Mediador significa -indicó Jiménez- que tomamos parte en el conflicto y elevamos propuestas. No haremos eso, sino facilitar el entendimiento, el diálogo y encuentros."
Lo mismo dijo Taiana horas después: "No es una mediación, que tiene otras connotaciones jurídicas. El presidente Kirchner le sugirió al rey si podía actuar como facilitador y el rey expresó su disposición".
"Fue una iniciativa del presidente Kirchner -aclaró Taiana-. Surgió como una idea para buscar caminos que solucionen el conflicto, ahora hay que estar a disposición del rey; lo importante es que el monarca mostró una muy buena voluntad."
Frialdad
Como señales elocuentes del distanciamiento que hay con Uruguay, Kirchner no posó en la foto de todos los presidentes -se fue antes- y exhibió buena sintonía con España, pero frialdad con Tabaré Vázquez.
El clima en Uruguay hacia Kirchner no es el mejor. El diario El País tituló ayer en la tapa: "Kirchner llega tarde y España intenta mediar".
Al compartir las deliberaciones, Vázquez hizo un gesto de amabilidad. "Le doy la más cordial bienvenida a aquellos que en las últimas horas han llegado", dijo el anfitrión, en referencia a Kirchner, que fue el último en llegar a Montevideo. E indicó que se refería "al presidente de la república hermana de la Argentina".
Obligado a responder, Kirchner saludó "al querido amigo Tabaré Vázquez" y dijo que estaba "agradecido por la atención recibida en Uruguay".
Quizá fue la primera señal de recomposición de amistad, luego de la interrupción del diálogo. Vázquez había dicho el jueves que no habría diálogo si seguían los cortes. El canciller Taiana había enviado una protesta a Gargano por la empresa finlandesa Botnia.
El rey podría obligarlos a incumplir todas las amenazas de beligerancia.
Por Mariano Obarrio
Enviado especial
Kirchner le tuvo temor al "contacto popular", se mostró parco y se movilizó en auto
Ni pisó la vereda. Algo malhumorado por el tedio del protocolo y preocupado por sufrir reproches de algún uruguayo crispado por el conflicto de las papeleras, el presidente Néstor Kirchner llegó último, fue el primero en irse y se movió en coche, con fuerte custodia, incluso para trasladarse de un lado a otro de la plaza Independencia.
Estuvo 18 horas en Montevideo, faltó al acto inaugural, a la cena de honor, a la foto oficial y a las dos últimas sesiones de debate de la Cumbre Iberoamericana.
Con Montevideo sitiada había pocas posibilidades de que Kirchner se cruzara con los vecinos de la ciudad. En teoría, ninguna persona sin una acreditación especial podía acercarse a menos de 200 metros del hotel.
Pero, pese a eso, fuentes de la delegación argentina reconocieron que existía el temor de que el Presidente pasara un momento incómodo en la calle, debido a la crispación social contra el gobierno argentino por la crisis de las papeleras.
¿Ironías?
Ayer, Kirchner se levantó temprano. Estuvo con Kofi Annan, el saliente secretario general de la ONU, y luego se metió en la primera tanda de deliberaciones.
Lo primero que escuchó cuando se abrieron los micrófonos fue al uruguayo Tabaré Vázquez, que le agradecía su presencia en Montevideo. Diplomático -o tal vez irónico-, arrancó así su discurso: "Quiero darle la más cordial bienvenida a aquellos que llegaron en las últimas horas, como el presidente de la hermana República Argentina".
Después, Kirchner retribuyó "el gran recibimiento del amigo presidente y del pueblo uruguayo".
La Ciudad Vieja seguía casi desierta cuando, a las 14, el Presidente salió a paso ligero del hotel, se metió en el coche y empezaron las sirenas.
Derecho al aeropuerto. Lo que había venido a buscar en la cumbre, sus gestiones con España, estaban cumplidas. No tenía ningún interés en las siguientes 24 horas de protocolo con sus colegas.
La OEA, no
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, negó que esa entidad vaya a tener injerencia en la solución del conflicto entre la Argentina y Uruguay por las plantas papeleras. "Si el tema de las plantas de celulosa fuera sometido por ambos países a una resolución de la OEA, naturalmente lo trataremos. Pero eso no ha ocurrido hasta ahora", dijo ayer el ex canciller de Chile durante una conferencia de prensa.
Tabaré Vázquez dijo que apoyará la propuesta que dé el rey Juan Carlos
El presidente uruguayo reiteró que las papeleras no contaminarán; Rodríguez Zapatero destacó el papel que desempeñará el monarca español
El presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, señaló este mediodía que su país apoyará "sin dudar" la propuesta para que el rey Juan Carlos I de España actúe como "facilitador en búsqueda de un camino de entendimiento" con la Argentina, respecto del tema de la instalación de pasteras.
Al cerrar la XVI Cumbre Iberoamericana en Montevideo, Vázquez también señaló que buscará una solución en el diferendo con la Argentina en base al "respeto de los derechos por los que Uruguay está siendo reconocido por la comunidad internacional".
Vázquez reiteró que el funcionamiento de las plantas de celulosa "no va a producir daños ni efectos medioambientales" y volvió a marcar el ofrecimiento a la Argentina de "un monitoreo conjunto".
"Hemos propuesto a la Argentina instalar en la zona un laboratorio con los últimos avances tecnológicos para medir el impacto ambiental y realizar los controles que sean necesarios", sostuvo.
Rodríguez Zapatero dijo que se ha dado un paso positivo en el conflicto por las papeleras.
"Sería sumamente positivo que pudiéramos encontrar en un tiempo razonable, un acuerdo. España ha estado siempre interesada que el conflicto se encauzara y en esta cumbre hemos dado un paso positivo, muy bien acogido por Argentina y Uruguay", sostuvo.
Frutos. Al ser consultado hoy sobre la gestión "facilitadora" del rey Juan Carlos de Borbón, Rodríguez Zapatero estimó que va a esperar a ver si esta tarea da buenos frutos.
Recordó que el rey de España "tiene una especialísima vinculación con la comunidad iberoamericana" y en ese sentido surgió esta posibilidad.
Tras reconocer que es "un conflicto difícil", pidió "dejar echar a andar las reuniones".
Rodríguez Zapatero explicó que el papel del rey es el de "un impulsor querido por ambas partes, respetado por ambas partes, lo cual es un buen principio para poder llegar a un acuerdo".